Mahalia Jackson: La Gran Dama de la Música Gospel

Mahalia Jackson
Charity Clark
Roberta Martin Singers
Junius C, Austin
Louie B. Anderson
Wm. L. Dawson
Bess Bergman
Ed Sullivan
Mahalia Jackson en el programa Toast of the Town – 1952
Mahalia Jackson
Mahalia Jackson & Duke Ellington
Mahalia Jackson y Duke Ellington con dos amigos
Mahalia Jackson
Mahalia Jackson y Falls-Jones Ensemble: Ralph Jones; piano; Mildred Falls, órgano. 1954
Mahalia Jackson: La Gran Dama de la Música Gospel

El 15 de enero de 1912, Charity Clark ciudadana de Nueva Orleans en el 7015 de Water Street declaró ante el Registro de Nacimientos, Casamientos y Fallecimientos de Nueva Orleans que el 26 de octubre de 1911 dio a luz en su casa a una niña con el nombre de Mahala y que su padre era John Jackson ciudadano de Nueva Orleans de 33 años y de profesión carpintero. Este documento, al no ser un certificado oficial de nacimiento, cuestiona si realmente 1911 fue la fecha de la venida a este mundo de Mahala. Los estudiosos se decantan entre ese año o 1912. 

Mahala pasó los primeros 16 años de su vida en la católica Nueva Orleans, ya que la mayoría de la población, incluyendo los afroamericanos, profesaba esa religión. La familia de Mahala abrazaba la doctrina baptista y se convirtieron en feligreses de la Mount Moriah Missionary Baptist Church. Asistían a sus servicios religiosos al menos dos días por semana más los domingos. Mahala bebió de la música sacra durante su primera juventud, pero sus gustos musicales iban por otros derroteros. Ella era amante del blues, su diva era Bessie Smith y su canción favorita St. Louis Blues, compuesta por W. C. Handy, y en la versión en la que le acompañaba la corneta de Louis Armstrong. También, su espíritu musical absorbió el singular “beat” que adquirían los espirituales cuando las marching bands los convertían en música ragtime al abandonar el cementerio en sus famosos funerales. Toda esta pátina musical estaba medio escondida en su canto: “Algunas veces es duro para mí pensar que vengo de la parte baja de Nueva Orleans y ahora tengo al público sentado en los pasillos escuchándome cantar canciones gospel”. 

Mahala abandonó Nueva Orleans en 1928, con 16 años, junto a varios familiares. Su punto de destino fue la ciudad de Chicago. Su primer trabajo importante fue el de empleada del servicio de habitaciones en el Edgewater Beach Hotel. 
La cantante no tuvo excesivos problemas para convertirse en una feligresa destacada de la Greater Salem Baptist Church donde cantaba en el coro y en un grupo más pequeño (un cuarteto) llamado The Johnson Singers. Esta formación destacó entre los grupos de gospel y en especial Mahala Jackson. Este fue el momento en que la cantante añadió una “i” a su nombre y nació Mahalia Jackson que empezó a cantar en solitario con opiniones contrapuestas. 
Por un lado, se encontraban los que opinaban que su performance —especialmente en cómo se movía— era contraria al espíritu respetuoso que debía presidir el acto. Incluso llegaron a encuadrarla como una cantante sexy. La mayor objeción que ponían era relativa a sus movimientos: “ella canta con todo su cuerpo”. Por ello, Mahalia no era bien recibida en ciertas iglesias y existieron grupos, como Roberta Martin Singers, que no aceptaban aparecer en ningún programa en el que ella estuviera presente. 
En el otro lado de la moneda se encontraban aquellos predicadores que estaban entusiasmados con su performance y le pedían que se convirtiera en su cantante evangelista. Estos clérigos predicaban la palabra de Dios en las esquinas de las calles y los cantos de Mahalia eran el medio por el cual conseguían atraer al público. Seguidamente divulgaban el mensaje de los evangelios. 
En las biografías de Mahalia aparecen, recurrentemente, los nombres de dos predicadores que utilizaron su voz para lograr sus propósitos: el pastor Junius C. Austin perteneciente a la Pilgrin Baptist Church y que fue famoso en Chicago por su poderosa oratoria. Y el reverendo (más tarde obispo) Alvin Alexander Childs fundador de la Faith Temple Church of God in Christ. 

El nombre de Mahalia como cantante de gospel empezó a despuntar en Chicago y empezaron a llamarla para cantar en funerales privados que ella cobraba a $2 por servicio.  En uno de ellos, que se celebró en la Ebenezer Baptist Church, le presentaron a J. Mayo “Ink” Williams director ejecutivo de las grabaciones de afroamericanos del sello Decca. Fruto de este encuentro la cantante realizó su primera grabación que consistió en cuatro canciones acompañada al órgano o al piano por Estelle Allen, especialista en música gospel. La sesión se realizó el 21 de mayo de 1937 en Chicago y uno de los temas fue el titulado, Oh My Lord composición de la propia Mahalia. 
Esas cuatro canciones salieron en dos singles que a nivel comercial fueron un auténtico fiasco. Hay que tener en cuenta que en el año 1937 la música gospel estaba todavía en pañales. Para que instrumentos como las guitarras eléctricas, la batería o los grandes coros hicieran acto de presencia en las iglesias quedaban aún unos cuantos años. 
La discográfica Decca visto lo visto obligó a Mahalia a que grabara música secular. Ella se negó y ahí terminó su relación con el sello. 

Volviendo a Chicago y al año 1932, a Mahalia también la llamaron, no solo los pastores, sino también los políticos. Podemos leer en la biografía de Mark Burford titulada Mahalia Jackson and the Black Gospel Field:  

“Política. No tenía aún edad suficiente para votar, pero el afroamericano Louie B. Anderson perteneciente al Partido Demócrata había visto a Mahalia hipnotizar a toda una multitud y la contrató para sus mítines. Mahalia se había dado cuenta de que el Segundo Distrito poseía sus policías negros, bomberos negros y comerciantes de negros. También se percató de que tenía sus propios representantes sociales negros: un concejal que se sentaba al lado del alcalde y que conseguía cosas. Mahalia que nunca hacía nada a medias se convirtió en una voz ferviente para Louie B. Anderson. Él ganó. Aleluya. Fue algo muy grande… 
El concejal Wm. L. Dawson se postulaba con fuerza para el Congreso por el Distrito 1 y 2 ese verano de 1932 y Mahalia  permanecía junto a él. No solo contaba con ella para los grandes mítines, también para todos, por pequeños que fueran, en los que cabía la posibilidad captar a un nuevo votante: “No sé cuántas veces canté en esas reuniones por noche: ¡Y cariño, todos esos políticos se volvían locos!”. 

En Chicago, Mahalia Jackson cultivaba una rica vida social que satisfacía sus aspiraciones profesionales: la comunidad de su iglesia, sus actividades musicales y sus compañeros cantantes de gospel.  Alrededor de 1940, había ahorrado suficiente dinero como para comprar el equipamiento necesario para abrir un establecimiento al que llamó Mahalia’s Beauty Salon convirtiéndose, también, en una mujer de negocios. 

A mediados de los años 40, los cuartetos vocales de hombres dominaban el mercado discográfico de la música gospel. Más de la mitad de los discos que se grababan de ese estilo de música lo acaparaban las citadas formaciones. El sello Decca que había despedido a Mahalia por no querer cantar música secular en 1937, unos pocos años después había creado la sección de los “race records” donde triunfaban grupos como los Mound City Jubilee Quartet o The Norfolk Jubilee Quartet. Ambos compuestos por hombres e interpretando música gospel. 

En Nueva York, Johnny Myers era un influente agente musical especializado en música gospel y que muchas veces servía como nexo entre los músicos y los sellos discográficos. 
A finales de 1946, aconsejó a la discográfica independiente Apollo Records que contratara a Mahalia Jackson. 

Apollo Records estuvo activa de 1946 a 1962. Su sede se encontraba en Nueva York y se especializó en el blues y en el gospel. Hoy en día se le recuerda sobre todo por los discos que sacó de Mahalia Jackson desde octubre de 1946 hasta junio de 1954.  
El 12 de septiembre de 1947, Mahalia Jackson, junto al pianista James Lee y al organista Herbert “Blind” Francis, grabó una canción escrita por el Rev. William Herbert Brewster y titulada Move on up a little higher. Cuando salió el disco al mercado alcanzó el puesto nº 2 en los “race records” vendiendo dos millones de copias: Move on up a little higher me abrió muchas puertas en varios sitios, enseñé a los cantantes de gospel y a la industria de la música que tú puedes tomar canciones religiosas y cantarlas como se hace en la iglesia, grabarlas en un disco y que el público las compré”. 

El sello Apollo Records estaba dirigido por una mujer, Bess Berman, y así la recuerda el músico de blues Doc Pomus que grababa en la discográfica: Ella era la clase de mujer dura y difícil y todo el mundo estaba aterrorizado si se encontraba solo con ella en una habitación debido a su aparente agresividad”. 
El cantante de gospel Thermon Ruth Sr., era el líder del grupo vocal que solía aparecer en las caras B de los singles de Mahalia , y también conocía a la dueña de la discográfica: Bess Berman del Apollo. Todo el mundo le tenía miedo porque era una mujer belicosa. A pesar de su reputación, la controvertida e históricamente esquiva Berman apostó, con su sello discográfico, por la música popular en un momento en la que esta estaba en plena transición y también por la carrera de Mahalia Jackson. Aún hoy en día permanece medio escondida esa gran labor que realizó con sus artistas”. 

Mahalia Jackson dejó grabadas cerca de 70 canciones en el sello Apollo. Ninguna tuvo la gran aceptación que consiguió con Move on up a little higher. De hecho, a principio de los años 50 era una artista por descubrir por el gran público norteamericano. Eso iba a cambiar drásticamente por una aparición televisiva. 

El 20 de junio de 1948, no toda la población norteamericana disponía en su casa de una televisión. Los que sí la poseían fueron testigos, en esa fecha, del primer programa de un icónico show de variedades que logró obtener las más altas cuotas de pantalla durante un montón de años. Cada sábado a las ocho de la tarde una persona que no cantaba no bailaba ni era un entertainer conseguía cuotas de audiencias de 50 millones de americanos. Su nombre era Ed Sullivan y llegó a ser tan famoso como las celebridades que presentaba en su show, que se denominaba Toast of the Town. 

El 20 de enero de 1952, Mahalia Jackson fue una invitada de Ed Sullivan para el programa Toast of the Town. Para ella era su primera aparición en la televisión y además en un programa que se emitía a lo largo y ancho del país. 
Para la mayoría de los televidentes fue la primera vez que escucharon a una cantante negra interpretando música sacra en directo. Y este fue el momento en que el gospel empezó a introducirse en el país para convertirse en unos pocos años en una música totalmente norteamericana. 

Ed Sullivan comentó al cabo de unos diez años: 

«Hubo muchos comentarios sobre Mahalia y siempre tratamos de asegurarnos de que tuviéramos representación negra en el programa. En ese momento los negros estaban alborotados. Decían que los blancos monopolizaban la televisión, que los productores de programas parecían tener miedo a presentar a un negro por la reacción del Sur. Bueno, la reacción del Sur fue tan grande como la reacción del Norte hacia Mahalia”. 

El periodista Richard Kleiner escribió un artículo para el New York World Telegram en el que describía que “el efecto Jackson” ya estaba presente en los cantantes blancos a principios de 1954. «Mahalia Jackson, que ha sido una de las favoritas en algunos círculos durante años, ahora lo está ampliando. Su estilo altamente individualizado — usa su voz como un instrumento musical — últimamente ha sido copiada por muchos cantantes pop. Algunos críticos afirman que el fraseo de Johnnie Ray, Frankie Laine, Kay Starr y Sunny Gale es el resultado directo de las invenciones vocales de Mahalia. La similitud es alarmante.» 

Ese mismo año de 1954, Mahalia Jackson engrosó el plantel de artistas de la discográfica Columbia. Ella fue la primera cantante de gospel que fue contratada por un gran sello. 
A ese respecto existe una anécdota que relata Duke Ellington en su libro La Música es mi Amante: 

“.. Estaba (Ellington) participando en una fiesta organizada por los Universal Recording Studios en Chicago cuando en un momento dado se me acercó un representante del sello Columbia con un entusiasmo pintado en el rostro: 
– Oye, tienes que escuchar a esa chica nueva que hemos fichado. 
– ¿Cómo se llama? 
Mahalia Jackson. 
– Ah, sí… Es una cocinera muy buena. 
– No, es cantante.
 
– Ya lo sé, pero también es muy buena cocinera. 
Mahalia era una cocinera excepcional. Yo había estado muchas veces en su casa antes de que firmara por Columbia y siempre me sirvió unos platos maravillosos. 
Uno de nuestros encuentros más memorables tuvo lugar cuando grabamos Come Sunday con ella en 1958. Billy Strayhorn en ese momento se encontraba en Florida, pero nos envió los arreglos para el tema. Ray Nance nos acompañó con su violín y todo fue sobre ruedas. 

Mahalia Jackson permaneció en el plantel de artistas de la discográfica Columbia desde 1955 hasta el final de sus días acaecido en 1972. En esos 17 años grabó una treintena de álbumes. Tres de ellos fueron nominados a los Grammy al Mejor Álbum Gospel o de otras Religiones, ganando dos: Everytime I Feel the Spirit (1961) y Great Songs of Love and Faith (1962) 
Extraigo del segundo de ellos la canción Crying in the Chapel escrita en 1953 por Artie Glenn. Este se inspiró en las experiencias personales relatadas por su padre como feligrés de la Loving Avenue Baptist Church de la ciudad de Fort Worth, Texas. 

El marketing que el sello Columbia empleó para promocionar a Mahalia fue el mismo que utilizaba para los grandes artistas de la música pop. A finales de 1955 le preparó su primera gira por Europa visitando los países de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Dinamarca. En este último país cantó en un programa de radio Silent Night. La emisora recibió veinte mil peticiones para obtener una copia de la canción. 

El presidente Eisenhower la invitó a cantar en la Casa Blanca y fue una de las artistas que actuó en los actos de la inauguración de la presidencia de John F. Kennedy. Acompañó al Dr. Martin Luther King en varias de sus giras por el Sur del país, además de participar en la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad del 28 de agosto de 1963. 

Mahalia Jackson realizó lo que podríamos llamar una pequeña radiografía de sí misma: Nunca actuaré en Disneyland o en el Apollo Theater o en el Village Vanguard. No me gusta estar asociada a lugares donde se sirve alcohol, o ser un instrumento del Señor tocando el segundo violín a Mickey Mouse. Sí al Carnegie Hall. Sí a grabar música sacra con Duke Ellington. Sí a la televisión y a la radio nacional, que tienen estrictas formas de censura. Sí a Hollywood. No a Broadway”. 
Hoy en día pensaríamos que algunas de esta especie de normas o reglas son, al menos, un tanto contradictorias, pero si así lo veía Mahalia… pues santo y bueno. 

Mahalia Jackson fue sin duda una de las mejores voces norteamericanas del siglo XX. Destacó por la calidad sonora de su voz de contralto, por su gran registro vocal y por la sentida expresividad que estuvo siempre presente en su canto.  
Algunos estudiosos piensan que su elección por la música sacra fue debida a que el gospel era un recién llegado a la búsqueda de “grandes damas” cuando ella empezó a cantar a finales de los treinta. Y por contra el jazz o el blues ya tenían un bonito ramillete de “grandes damas” y por ello penetrar en esos estilos y triunfar era un camino que no estaba tan expedito como el de la música gospel. Si hay un atisbo de verdad en esas consideraciones no hay duda de que Mahalia acertó de pleno. 

En noviembre de 1955, Mahalia Jackson grabó el L.P. titulado Bless This House acompañado por The Falls-Jones Ensemble: Ralph Jones, piano y Mildred Falls, órgano. Dejaron listos para la venta doce temas. Uno de ellos no está dentro de la música sacra, sino que es el compuesto por George Gershwin con letra de DuBose Heyward para la ópera Porgy and Bess y que lleva por título Summertime. Se trata de una canción de cuna – y es la primera que se interpreta en la obra – por lo que su estética musical no está tan alejada de la música religiosa. Mahalia emplea un fraseo al cantarla que bien podría ser el utilizado por una vocalista de jazz. Esto nos acerca a pensar que, de haberse dedicado a cantar los standards de jazz norteamericanos, también se habría convertido en una Gran Dama. 

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