

















El «Jump Blues» de Louis Jordan: El Antecesor del «Rhythm & Blues»
El primer reconocimiento de Billboard – la revista norteamericana que publica las listas de los discos más vendidos – a la música negra llegó en octubre de 1942, cuando lanzaron un apartado al que llamaron «Harlem Hit Parade». A partir de 1945, a esta sección la denominaron «Race Records» que englobaba así mismo a toda la música afroamericana.
El término «Rhythm & Blues» o simplemente «R&B» apareció por primera vez en un disco comercial en 1948, cuando RCA Victor Records lo comenzó a utilizar como descriptivo de canciones seculares afroamericanas.
En 1949, el entonces reportero de la revista Billboard, Jerry Wexler (quien más tarde se convertiría en un influyente productor musical), copió el término empleado por la discográfica como sustituto de «Race Records». De esta manera «Rhythm & Blues» entró en Billboard para designar la música secular interpretada por artistas afroamericanos.
Una mañana el blues se despertó y decidió saltar. Y así lo hizo. Era un blues genuino sin adulterar, tan tosco y provocativo como los grandes originales de Bessie Smith o de Ma Rainey. Sin embargo, esta vez incluía una invitación al baile. Esa misma mañana, Norteamérica despertó y se percató de que la Época del Swing ya se había extinguido, de que ya no podía bailar siguiendo los sones de las big bands haciendo felices a sus pies sobre las pistas de las grandes o pequeñas salas de baile. Unas mañanas más tarde, los aficionados al jazz despertaron y escucharon perplejos una música rápida, que no se podía bailar, con melodías difíciles de tararear y muchos de ellos le dieron la espalda. Querían seguir divirtiéndose y aceptaron con gusto la invitación del blues. De un blues bailable, con ritmo.
En el desarrollo de esa música que se iba a convertir en el «Rhythm & Blues» tuvo un papel decisivo el cantante, saxofonista y compositor, Louis Jordan.
Louis Jordan nació el 8 de julio de 1908 en la pequeña ciudad de Brinkley, Arkansas. Su padre dirigió a la Brinkley Brass Band y también a la orquesta del importante grupo de vodevil, The Rabbit Foot Minstrels.
Louis a los siete años, y gracias a las lecciones de música de su progenitor, ya había aprendió a tocar el clarinete y el saxo alto. Durante su adolescencia adquirió experiencia formando parte de la troupe de vodevil.
A los 21 años, se desplazó a Nueva York donde fue reclutado por la Jungle Band que era el nombre con el que, por entonces, se conocía a la formación liderada por el baterista, Chick Webb. Jordan pisó por primera vez un estudio junto a esta banda, el 14 de junio de 1929, grabando dos temas. Uno de ellos fue la composición de Webb titulada «Dog Bottom»
Durante los próximos ocho años, Jordan trabajó como músico freelance actuando, sobre todo, con bandas de Nueva York y Filadelfia.
En 1936, cuando la banda de Chick Webb era la residente del Savoy Ballroom, contrató a Jordan y en ella permaneció durante dos años. La orquesta, por entonces, estaba centrada en acompañar a Ella Fitzgerald por lo que interpretaban muy pocos números instrumentales donde Jordan pudiera lucirse. Sin embargo, fue el cantante en dos o tres temas, como el titulado «Rusty Hinge» escrito por Burgess Brown y Emma La Freniere. La grabación fue el 24 de marzo de 1937.
A los tres meses de abandonar la orquesta de Chick Webb, Jordan formó su propia banda a la que siempre llamó «Tympany Five» sin importar cuántos miembros tuviera. En 1939, Louis Jordan & His Tympany Five fueron contratados para actuar sobre los escenarios del Elks Rendezvous Lounge sito en la 464 Lenox Avenue de Harlem.
En ese club, Jordan combinó su talento musical con un don para la comedia y una presencia escénica dinámica y teatral. Su colorida interpretación y sus payasadas en el escenario eran dignas de un espectáculo de vodevil. Su música se ganó el apodo de «Jump blues», ya que el ritmo que envolvía sus canciones lograba literalmente hacer saltar al personal.
A los cuatro meses de estancia en el Elks Rendezvous, la discográfica Decca contrató a Jordan y a su grupo. Aunque sus primeras grabaciones se realizaron en diciembre de 1939, la época dorada de la banda fue entre 1944 y 1949. En ese período de tiempo dejaron terminadas unas 100 canciones. 59 de ellas entraron en las listas de «Race Records». 18 alcanzaron el puesto nº 1 y 7 el nº 2. No está nada mal.
Podemos empezar con la titulada «Caldonia» catalogada entonces como una «Jump blues», aunque es puro R&B, por no decir Rock and Roll. A finales de 1944, Jordan volvía a casa después de realizar una gira mundial. Al mes siguiente, el 19 de enero de 1945, grababa un tema que se iba a convertir en uno de sus mayores éxitos, «Caldonia». En los créditos aparece su mujer, Fleecie Moore como compositora, aunque lo escribiera él. A los tres meses de salir el disco al mercado, lo convirtieron en un “soundie” (un video). Un formato que fue muy utilizado por Louis en varias de sus canciones.
El periodista sobre música, John Morrison escribió tiempo después acerca de la canción:
“Aunque las raíces de «Caldonia» estuvieran en el jazz, la energía que desprende es muy de rock and roll. E incluso se puede vislumbrar lo que en un futuro conoceremos como música rap y hip-hop junto con el “beat” del rock and roll«.
La revista norteamericana Everybody’s Magazine fue, posiblemente, la primera que dio a conocer una historia divertida en 1908 que se hizo popular: Un hombre negro entra en un gallinero de noche para robar una gallina, pero el ruido de las aves hace que el dueño vaya a ver qué pasa, escopeta en mano. El granjero pregunta: «¿Quién anda ahí?», y una voz le responde: «¡Aquí no hay nadie más que nosotras, las gallinas!».
Basándose en esta humorada, el compositor canadiense, Alex Kramer y la cantante y compositora norteamericana, Joan Whitney escribieron la canción «Ain’t nobody here but us chickens» en 1946. La letra dice así:
“Una noche el granjero Brown / estaba dando una vuelta / y fue a cerrar el corral, con gran cuidado / en el gallinero algo raro percibió / y entonces gritó: ¿quién anda ahí? / y esto es lo que escuchó: / aquí no hay nadie más que nosotros, los pollos / no hay nadie en absoluto / así que cálmate y deja de alborotar / no hay nadie aquí excepto nosotros / y estamos tratando de dormir / y tú vienes y dale, dale que dale / con tus monsergas / estás pisoteando y sacudiendo el suelo / levantando un polvo horrible / y nosotros, los pollos, tratando de dormir / y tú entras y dale, dale que dale / eso es pecado / Mañana es un día muy ocupado / tenemos cosas que hacer y huevos que poner / tierra que cavar y gusanos que buscar / se necesita mucho esfuerzo para que los pollitos nazcan / así que cálmate y deja de alborotar / que aquí no hay nadie más que nosotros / por favor apunta esa escopeta en otra dirección / y tú dale, dale que dale / vete a dormir / hey, jefe, ¿qué dices? es pan comido / aquí no hay nadie más que nosotros, los pollos”.
En cuanto Jordan tuvo conocimiento de esta canción no dudó ni un segundo en hacerla suya ya que con ella podía dar rienda suelta a una de sus señas de identidad: el humor. «Ain’t nobody here but us chickens» se grabó el 26 de junio de 1946 y al poco tiempo de salir el 78 rpm se situó en el nº 1 de las listas donde permaneció durante diecisiete semanas.
Los músicos de country, Vaughn Horton y Denver Darling junto a Milt Gabler (vicepresidente de Decca Records) escribieron la canción titulada «Choo Choo Ch’Boogie». Louis Jordan & His Tympany Five fueron los primeros que la grabaron el 23 de enero de 1946. Todos los que intervinieron en esta canción se quedaron algo más que sorprendidos cuando, una vez que salió el disco a la venta, alcanzara la cifra de dos millones de copias. «Choo Choo Ch’Boogie» situó a Louis Jordan y a sus «Jump blues» en el pico más alto de toda su carrera
A Nueva Orleans le llaman The Big Easy, queriendo esto significar que es una ciudad alegre, festiva, divertida, que es difícil que se sienta triste o que tú te sientas triste. Los cajunes se percataron de esa cualidad desde el momento en que se aposentaron en ella. Por este motivo acuñaron una frase en su dialecto del francés que dice: “Laissez les bons temps rouler” (Deja que los buenos momentos fluyan). Esta expresión se volvió recurrente en el Mardi Grass y en general en cualquier momento festivo. Los norteamericanos no tardaron demasiado en traducirla a su idioma de esta manera: “Let the good times roll”. Ambas locuciones llevan el marchamo de Nueva Orleans, aunque son perfectamente conocidas en cualquier parte del país.
El compositor, cantante y actor nacido en Nueva Orleans Sam Theard (1904 – 1982), y Fleecie Moore (esposa de Louis Jordan), compusieron una canción a la que titularon «Let the good times roll» hacia 1942 aprovechando la popularidad que la expresión había adquirido en todo el territorio de Luisiana. La letra del tema, como no podía ser de otra manera, invita al personal a disfrutar de una fiesta: «Hola a todos, vamos a divertirnos un poco, solo se vive una vez y cuando estés muerto toda ha terminado. Así que deja que lo buenos tiempos fluyan. No importa si eres joven o viejo, vamos juntos a pasarlo bien. No te quedes ahí murmurando idioteces. Si quieres pasarlo bien tienes que gastar un poco de dinero, así que deja que los buenos tiempos fluyan.
Louis Jordan & His Tympany Five grabaron «Let the good times roll» el 26 de junio de 1946. Desde entonces y hasta nuestros días este tema no ha perdido ni un ápice de su originalidad convirtiéndose en un standard de la ciudad de Nueva Orleans, del R&B y del Jazz. En la tercera ceremonia de los premios Grammy celebrada en 1961, a Ray Charles le otorgaron el galardón a la mejor interpretación de una canción de Rhythm & Blues a la versión que realizó de «Let the good times roll» y que está recogida en su álbum titulado «The Genius of Ray Charles» de 1959.
Como he comentado anteriormente, en 1949 la revista Billboard cambió el nombre de su apartado «Race Records» (que ya iba siendo hora) por el de «Rhythm & Blues». Las «Jump blues» de Jordan tuvieron un mejor y más lógico acomodo con esa nueva denominación.
También en ese año de 1949, Louis Jordan grabó el que se convertiría en su último gran éxito. Su título «Saturday Night Fish Fry».
En Nueva Orleans existía una tradición entre la comunidad afroamericana de montar unas fiestas los sábados por la noche en casas particulares, de entrada libre, donde se comía pescado frito, entre copa y copa, y se bailaba a los sones de las melodías populares interpretadas, normalmente, por un pianista. Una lámpara roja de queroseno colocada en una ventana indicaba qué casas albergaban los citados festejos.
«Saturday Night Fish Fry» fue escrita por el compositor, baterista y cantante Ellis «Slow» Walsh. Jordan reestructuró la canción al estilo «Jump blues» y esta es la razón de que ambos aparezcan en los créditos. La letra de la misma relata una fritanga que se está celebrando en una casa donde el personal es feliz, comiendo, bebiendo y bailando, pero de repente se apaga la luz, las botellas empiezan a volar por las habitaciones, todo el mundo empieza a gritar y el festejo se desmadra. Llega la policía y se lleva a todos a la cárcel.
Louis Jordan & His Tympany Five grabaron «Saturday Night Fish Fry» el 9 de agosto de 1949. El 8 de octubre alcanzó el nº 1 (y ahora sí podemos decir) en las listas de «R&B» donde permaneció durante 12 semanas.
Al comienzo del año 1950, Jordan y su banda grabaron cerca de una veintena de canciones, pero esta vez, después de varios años de éxito tras éxito, no cuajaron entre el público aficionado. El músico pensó que era necesario dar otro aire a sus performances y decidió montar una big band a imagen y semejanza de las de la Época del Swing. Es decir, retrocediendo quince años en cuanto a la estética musical se refiere.
La Louis Jordan Orchestra, en el año que se mantuvo activa, grabó una veintena de temas para el sello Decca (sin aportar nada reseñable), realizó varias giras por el país y todo ello se convirtió en un auténtico desastre económico y musical. Sirva como ejemplo el standard «All of me» que grabaron el 28 de noviembre de 1951. (La cantante de la orquesta fue Valli Ford, aparte de Louis).
La tensión de dirigir una gran banda tratando de buscar un triunfo que no llegó, dañó la salud de Louis Jordan, que por consejo de su médico se tomó unos meses de descanso.
Jordan, con nuevos bríos, montó nuevamente sus «Tympany Five» a mediados de 1952 y se mantuvieron hasta mediados de 1954. No tuvieron, ni de lejos, la notoriedad adquirida en la mitad de los años cuarenta, pero los aficionados acudían a escucharlos y sistemáticamente les pedían que interpretaran sus viejos grandes éxitos como «Choo Choo Ch’Boggie» o «Ain’t nobody here but us chickens».
Es muy importante tener en cuenta que, en los años 50, los músicos que estaban en el candelero, que copaban las listas de R&B o de Rock & Roll eran: Little Richard, Bill Haley, Chuck Berry, Fats Domino, Jerry Lee Lewis, Buddy Holly… todos ellos deudores de Louis Jordan. Pero, él ahora era considerado alguien del pasado. Había creado las bases no solo del Rhythm & Blues, sino también del Rock & Roll, pero su recompensa fue que una generación más joven de intérpretes lo reemplazase. Louis Jordan había contribuido a redefinir la música popular, pero para 1950 la revolución que él impulsó con sus «Jump blues» empezó, a grandes pasos, a superar su propio éxito.
Carl Hogan, el guitarrista que formó parte de los «Tympany Five» comentó: «Me identifico con Louis Jordan más que con cualquier otro artista. Si tuviera un solo artista para escuchar por toda la eternidad, elegiría a Nat Cole. Y si tuviera que trabajar durante toda la eternidad, elegiría a Louis Jordan«.
Cuando Louis Jordan falleció en febrero de 1975, a los 66 años, el mundo perdió a un grande de la música. Su creatividad derribó barreras musicales y sociales. Su música eminentemente bailable estaba impregnada de blues sureño, al que le incorporó un enérgico y potente “beat”. Su influencia aún se percibe y su prestigio, hoy en día, continúa en ascenso.

