Anita O’Day: Con las Big Bands de Gene Krupa, Woody Herman y Stan Kenton

Anita O’Day
Anita O’Day
Anita O’Day
Anita O’Day en el Off-Beat Club
Roy Eldridge
Anita O’Day, Roy Eldridge, Gene Krupa
Anita O’Day & Gene Krupa
Woody Herman
Anita O’Day & Stan Kenton
Norman Granz
Anita O’Day
Anita O’Day: Con las Big Bands de Gene Krupa, Woody Herman y Stan Kenton

Anita O’Day nació como Anita Belle Colton el 18 de octubre de 1919 en Kansas City, Missouri, y creció en Chicago, Illinois en medio de la Gran Depresión. Tanto su padre, James como su madre, Gladys eran descendientes de irlandeses. En «High Times Hard Times» la autobiografía de Anita O’Day escrita junto a George Eells, podemos leer que los momentos más felices que recuerda de su adolescencia están relacionados directamente con un piano que compraron sus padres: “Al principio el piano sirvió de entretenimiento para todos. Mamá se sentaba y tocaba canciones como “Moonlight and Roses”. Poseía una voz de soprano y papá la arropaba con unos bonitos dúos. Yo aguzaba mis oídos para aprenderme la melodía. Supongo que esas sesiones se convierten en los recuerdos más bonitos que yo tengo de nuestra familia. Por supuesto, yo no sabía que la música iba a convertirse en la parte más importante de mi vida”.   

Anita, a los 14 años, se apuntó en los, por entonces, famosos Walk-a-Tons que eran eventos en los que la gente bailaba o caminaba al ritmo de la música durante un período prolongado de tiempo. Comenzaron como concursos de baile en los años 20, para pasar a actos maratonianos de resistencia en la década siguiente. La pareja de Anita era, George Beiber, un chico grande, gordo, de veinticinco años que poseía una coordinación perfecta, un gran sentido del ritmo y una increíble habilidad acrobática. La pareja, también, participaba en concursos de lindy hop y los ganó en más de una ocasión.

Anita, cuando cumplió los 17, decidió abandonar el baile y convertirse en cantante profesional. Ella era consciente de que no poseía una gran tesitura de voz y que carecía completamente de vibrato, pero no sabía el motivo de todo ello. Su amigo, Al Lyons, le comentó: “Tú puedes cantar y bailar y expresarte muy bien rítmicamente. Pero necesitas mejorar la calidad de tu sonido. No es bonito, pero si trabajas podrás convertir esa aspereza en una ventaja”. 
Todas las tardes, Anita iba a casa de Al y estudiaban las grabaciones de Mildred Bailey, Billie Holiday, Ella Fitzgerald: “Tomaba prestado todo lo que me podía servir, pero no alcanzaba mi objetivo. Todo se debía a mi poca voz. Yo no podía figurarme la razón, pero Al sí. Me dijo que yo no tenía úvula (campanilla), y pensé que me estaba hablando de algo sucio. ¿Cómo podía saber que así se llama la campanilla, esa lengua pequeña que cuelga donde el paladar se une con la garganta? La mayoría de la gente canta utilizando sus vibraciones para generar sonido. Finalmente descubrí que no había tenido campanilla desde que a los siete años un médico incompetente me la cortó mientras me extirpaba las amígdalas. Desde entonces no puedo obtener ningún sonido con el aire que sale de atrás porque no hay nada que lo haga vibrar. Esa es la razón por la que comencé a cantar corcheas y semicorcheas en lugar de negras. En lugar de cantar “Laaaaaaaaa”, cantaba “La-la-la-la-la-la-la-la”, etc., La gente me escuchaba y decía «Ahí está otra vez» pero esa carencia explica cómo desarrollé mi propio estilo”. 
 

Anita comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo del jazz como camarera-cantante en clubs de Chicago como el Ball of Fire, The Planet Mars o el Vialago. A finales de 1937, estando trabajando en este último, se interesó por ella, Carl Coons, uno de los editores de la revista DownBeat.  Le preguntó si estaría interesada en trabajar para él en el nuevo club que había abierto en la 222 North State Street con el nombre de Off-Beat. El contrato incluía tres sets al día desde las diez de la noche hasta las cuatro de la madrugada. La paga era de $125.00 a la semana. Lo primero que Anita le preguntó fue si tenía que servir las mesas, el editor le dijo que no. 

La première fue el 18 de enero de 1938 y fue ampliamente divulgada por DownBeat en la primera página de la revista, ilustrada con una foto de Carls Coons y anunciando a los músicos que estarían presentes: Max Miller’s Quartet & Anita O’Day. Y esa noche fue el bautismo de esta última como vocalista profesional. 

Max Miller (1911-1985) fue un pianista y vibrafonista estadounidense con una carrera de cuarenta años sobre sus espaldas. Mantuvo una relación musical constante con Anita hasta los años 50, acompañándola en varias ocasiones en diversos clubs de jazz. La pena es que nunca grabaron juntos. 

Hacia primeros de 1938, el baterista Gene Krupa visitó el club Off-Beat donde estaba actuando Anita. La estuvo escuchando durante su actuación y una vez que finalizó, se acercó hasta donde ella se encontraba. Anita lo contó así: 
«Gene se acercó a mí y me habló sobre mi manera de improvisar y mi particular estilo de cantar. No me contó que estaba deseando verme en su banda o que yo era la mejor que había escuchado. Lo que sí dijo, en voz muy baja y sincera, fue: «Anita, nunca despido a nadie, pero si mi cantante alguna vez renuncia, tú tienes el trabajo». Yo sólo tenía diecinueve años y Gene Krupa me decía que le gustaría contratarme. Me ofrecía la posibilidad de cantar en los grandes salones de baile, en los mejores teatros y en la radio. Ahí donde estaba la fama. Y yo tendría la oportunidad de hacer mi contribución. Logré darle las gracias y me alejé. Nunca se me ocurrió pensar que podía pasar una semana, un mes, un año, siete años. O tal vez nunca recibiría su llamada. Estaba demasiado emocionada para concebir semejante decepción”. 
En aquellos días, la vocalista de la banda de Krupa era Irene Daye (1918 – 1971). Llevaba cantando junto a la orquesta desde junio de 1938 y la abandonó para contraer matrimonio con el trompetista Ed “Corky” Cornelius en enero de 1941. 

Anita se enteró de que Irene Daye había dejado la banda de Gene para casarse y solo tenía en mente la llamada del baterista. Pasaban los días y la noticia que esperaba no llegaba hasta que, por fin, tras unas cuatro semanas expectantes, Gene se puso en contacto con ella y le ofertó ser la vocalista de la banda: Alrededor de las 11:30 de la mañana del 13 de febrero de 1941 me subí al autobús especial de la banda que estaba aparcado enfrente de Capital Lounge cerca del Chicago Theater. Me asignaron el asiento uno del bus y ahí comenzó mi gran aventura musical con una de las mejores bandas del país”

Al día siguiente, el 14 de febrero de 1941, Anita dio el primer concierto junto a la banda de Krupa. La ubicación fue el Jay Hop Ball de la Universidad de Michigan en el Edificio Internacional. El público allí congregado estaba compuesto por universitarios de aspecto feliz, de mente abierta y receptivos a los «experimentos», ya que todo el repertorio que tenía la vocalista esa noche era la canción Georgia On My Mind: “Mientras la banda tocaba el primer set de la noche, yo me senté a un lado del escenario, tratando de no arrugar mi falda. Cuando Gene me anunció, fui bailando hacia el micrófono y canté, Georgia. Luego agradecí los aplausos y volví a mi silla hasta el primer descanso. Cuando regresamos para el segundo set, me volví a sentar hasta que Gene me anunció. De nuevo bailé hacia el micrófono e interpreté, Georgia. Canté la misma canción tres veces esa noche, pero todas de forma diferente”. 
 

La primera sesión de grabación de Anita junto a Krupa – y para ella la primera de su vida artística – se realizó en Nueva York, el 12 de marzo de 1941, para el sello Okeh. Dejaron los masters de cinco canciones y entre ellas, como no, estaba Georgia on my Mind el precioso tema compuesto por Hoagy Carmichael al que le escribiera la letra su amigo y compañero de piso, Stuart Gorrell en 1930. 

Un par de meses después de que Krupa contratara a Anita, el baterista realizó otra incorporación a la banda con el excelente trompetista, Roy Eldridge, que permaneció durante un año en la misma. Durante ese período de tiempo Krupa grabó el mayor éxito que obtuvo su banda desde que abandonara a la orquesta de Benny Goodman en 1938 hasta su disolución en 1943, ya que al baterista lo arrestaron por posesión de marihuana y lo encerraron un corto tiempo en la cárcel.  

Érase el 8 de mayo de 1941, y la banda de Krupa con estos músicos entraba en los estudios del sello Okeh en Nueva York: Sam Musiker (cl, ts); Clint Neagley, Mascagni “Musky” Ruffo (as); Walter Bates (ts); Roy Eldridge (tp, v); Torg Halten, Norman Murphy, Graham Young (tp); John Grassi, Jay Kelliher, Babe Wagner (tb); Ray Biondi (g); Bob Kitsis (p);  Biddy Bastien (b); Gene Krupa (d); Anita O’Day (v).   
Entre las cuatro canciones que grabaron se encuentra la titulada Let Me Off Town, escrita en 1941 por el compositor, Redd Evans y el saxofonista alto, Earl Bostic. En ella se produce un diálogo entre Anita y Eldridge, seguidamente la primera la canta y el segundo interpreta su “solo”.

Anita O’Day se encontró un poco perdida a raíz de disolverse la banda de Krupa y apareció como un ángel bajado del cielo, Woody Herman. El director de banda había perdido a su cantante, Carolyn Grey, después de permanecer con él durante varios años. Necesitaba ya una nueva vocalista y le ofreció el puesto a Anita que aceptó. Después de seis semanas yendo y viniendo dentro de un autobús la cantante no pudo más: “Me armé de valor y le dije que, por mucho que lo admirase a él y a su banda y que, por muy bueno que fuera el dinero, no podía continuar con la gira. Woody se enojó mucho. Ambos nos dijimos algunas cosas duras, pero yo me mantuve firme. No me perdonó durante mucho tiempo, pero finalmente lo olvidó. Me alegro de que lo haya hecho porque actuar junto a él y su banda durante esas seis semanas fue tan maravilloso que cualquier cantante de swing habría pagado por encontrarse en mi lugar”. 
 

Anita O’Day ya tenía decidido volar por su cuenta, pero otra big band se iba a entrecruzar en su camino. 
El manager Carlos Gastel – representante de varios artistas del sello Capitol, como Stan Kenton – le convenció a Anita O’Day de que necesitaba adquirir más experiencia con big bands antes de lanzarse a una carrera en solitario.  Stan Kenton necesitaba en esos momentos una vocalista y Gastel le sugirió que contratase a Anita. Sin embargo, el trombonista, Milt Bernhart – que en unos años formaría parte de la banda de Kenton – le sugirió a este último que no empleara a la vocalista: “Todo el mundo sabe que Anita es una persona conflictiva. Si la traes conseguirás a alguien sin pelos en la lengua, pero que se quejará de todo”. Kenton no le hizo caso y Anita se convirtió en su vocalista. Pero Bernhart no andaba nada descaminado ya que en cuanto ella escuchó al baterísta de la banda (Joe Vernon) le dijo a Kenton que era un “golpeador de bañeras”. Anita quería a alguien con swing y se ocupó de llevar a la banda al baterista afroamericano Jesse Prise (con una buena hoja de servicios con Count Basie, Ella Fitzgerald o Louis Armstrong) consiguiendo que el director lo aceptara, aunque por un corto período de tiempo. 
Musicalmente, Anita y Stan eran polos opuestos: ella quería sobre todo hacer swing y Kenton no. La unión no fue nada fácil, aunque Stan probablemente salió mejor parado. Por primera vez la orquesta contó con una voz de jazz, en lugar de una cantante de banda de baile. Kenton la recordaba de esta manera: Anita permaneció con nosotros durante diez meses. Había tenido un par de discos de éxito con Gene Krupa, así que el hecho de que viniera, ya que en aquellos días éramos una banda joven, fue un gran logro para nosotros”.  

Durante esos diez meses, Anita dejó grabadas 19 canciones (más 2 que no se han editado en disco). La primera sesión de grabación se efectuó el 20 de mayo de 1944, y uno de los temas que interpretaron lleva por título And Her Tears Flowed Like Wine. Cuando salió el single en 78rpm al mercado logró vender más de un millón de copias convirtiéndose en uno de los grandes éxitos tanto de Kenton como de Anita O’Day. 
Esta canción fue escrita por el compositor Charles Lawrence y Stan Kenton, y la letra por Joe Green en 1944. 
Los músicos de la banda Kenton fueron: John Carroll, Buddy Childers, Karl George, Dick Morse (tp); Harry Forbes, George Faye, Bill Atkinson (tb); Bart Varsalona (b tb), Eddie Meyers, Chet Ball (as), Dave Matthews, Stan Getz (ts); Maurice Beeson (bs); Bob Ahern (g); Gene Englund (b); Jesse Price (d). 

A partir de 1947 hasta 1963, Anita O’Day grabó exclusivamente discos a su nombre, casi siempre acompañada por una big band. Formó parte de los artistas adscritos al sello Verve de Norman Granz de 1952 a 1963. Esta discográfica editó un grueso libro, con un excelente arte final, en 2013 y al que le puso el título de «Verve: The Sound of America». En él nos describe su historia, además de centrarse en las biografías y en los discos de los músicos más prestigiosos que formaron la familia “Verve” desde 1956 hasta el 2001. Las páginas dedicadas a Anita O’Day terminan de esta manera: 
En 1981, Anita escribió su autobiografía «High Times Hard Times» que debería leerla todo aquel que tenga un interés por el jazz. El libro explica muchos de los problemas que tuvo y no rehúye ningún tema por muy espinoso que este sea. Anita continuó grabando discos, aunque fuera de forma esporádica, hasta el 2005 en el que grabó un álbum titulado «Indestructible» que salió a la venta en 2006, año en el que ella abandonó este mundo.  La canción «Is you is or is you ain’t my baby», que fue uno de los cortes del disco, formó parte de la banda sonora de la película «Shortbus» (2006). 
Anita O’Day fue una de las más grandes vocalistas femeninas del siglo XX y quién sabe, si ella no hubiese padecido sus dificultades relacionadas con las drogas, su carrera habría sido diferente. De todas maneras, debemos honrar su memoria. Murió a los ochenta y siete años debido a un paro cardíaco mientras se recuperaba en el hospital de una neumonía”. 

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