Clifford Brown: El Gran Trompetista Que Se Fue Demasiado Pronto
“Tuvo lugar la fusión perfecta entre la capacidad creativa innata y la adecuada formación técnica, lo que le permitió crear preciosos momentos de expresión musical y emocional. Este talento le llevó a estar a un nivel muy superior que el de los mejores de sus coetáneos. La auto confianza que se desprende de la forma de tocar de Clifford reflejaba la mente y el alma de un joven artista floreciente quien, con todas las de la ley, hubiera ocupado un lugar junto a Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Miles Davis y otras figuras destacadas del jazz”. Quincy Jones en la revista Down Beat, agosto de 1956. (Según estoy escribiendo este artículo, me entero del fallecimiento de Quincy Jones a los 91 años. Hoy es 3 de noviembre de 2024. Se nos ha ido uno de los grandes, pero no así su música, que permanece muy viva entre nosotros y lo seguirá estando en las siguientes generaciones).
Clifford Brown nació el 30 de octubre de 1930 en la ciudad de Wilmington, Delaware. Su padre, Joe, tocaba el piano, el violín y la trompeta para su propio divertimento. Clifford, con doce años, le preguntó a su progenitor si le dejaba tocar la brillante trompeta que guardaba en el armario ya que ese era el instrumento que le fascinaba. Y ahí comenzó la carrera del trompetista y compositor, Clifford Brown.
Con trece años, Clifford asistía a clase en el colegio de Wilmington y allí conoció al profesor de música, Boyse Lowery, un experimentado trompetista que le enseñó “cómo escuchar”: “Tú debes escuchar las cosas antes de hacerlas. Yo lo llamo «the classes». Les enseñaba a los estudiantes como escuchar los cambios de acordes y entonces improvisar basándote en lo que has escuchado. «The classes» te ofrecían la libertad de improvisar y desarrollar un estilo. Te daban la oportunidad de saber qué es lo que querías hacer. Todo lo que necesitaba Clifford era dar con la persona adecuada y pienso que yo fui una de ellas en aquellos momentos”.
Boyse Lowery, además, formó un grupo de jazz para estimular el interés de los jóvenes músicos. Lo llamó The Little Dukes y fue la primera formación en la que Clifford se integró.
En septiembre de 1949, Brown se matriculó en el Maryland State College, un centro para estudiantes negros, situado en la ciudad de Princess Anne, Maryland. En esta universidad formó una banda de catorce músicos coliderada con el trompetista Sam Turner, con el nombre de Maryland State Band. En ella, Clifford, pudo desarrollar su talento como compositor y arreglista. Para la primavera de 1950, la banda era conocida por todo el estado y la demanda por sus servicios crecía día a día participando en bailes, parties y en todo tipo de actos sociales.
En la tarde del 6 de junio, Clifford y tres de sus compañeros iban en coche, después de haber actuado en una fiesta, cuando un ciervo entró repentinamente en la calzada. El coche giró bruscamente para evitar atropellar al animal, patinó fuera de control, volcó y se estrelló. El conductor y su novia murieron. Clifford y el otro ocupante resultaron gravemente heridos y fueron trasladados urgentemente a un hospital. El trompetista tenía huesos rotos en ambas piernas y dañada la parte derecha de su rostro.
A finales del verano le dieron el alta en el hospital y se fue a vivir a casa de sus padres. Allí comenzó su larga y dolorosa recuperación. Tenía entonces 19 años.
Al llegar las Navidades, Clifford sacó su trompeta y descubrió que podía sostenerla el tiempo suficiente sin desplomarse de dolor. Así que comenzó sus ejercicios con el instrumento. Una de las personas que más le ayudó en aquellos momentos fue su amigo el pianista Deanie Jenkins. Cuando este llegaba, Clifford se colocaba en el sofá de la sala delantera y él iba al piano de la habitación contigua y comenzaban unas sesiones maratonianas.
En la primavera de 1951, prácticamente, un año desde que se produjera el accidente, Clifford se encontró con fuerzas y lo suficientemente preparado como para tocar en los clubs de jazz y se dirigió a Philadelphia. Esta ciudad le tenía reservada una importante sorpresa.
El 13 de agosto, el cuarteto de Charlie Parker tenía un contrato para actuar en el Club Harlem de la citada población. Pocos días antes, el trompetista Benny Harris abandonaba la formación creándole un serio problema al saxofonista. Parece ser que fue el saxofonista Tom Darnall quien le habló a Charlie de Clifford Brown y este sin pensárselo dos veces le contrató. De esos siete días en los que Parker y Brown tocaron juntos no existe ningún documento sonoro. Años después el baterista Roy Haynes, que formaba parte del grupo en aquellos momentos comentó: “Yo recuerdo que Brown tocaba una frase y el público se volvía loco”.
Clifford Brown le explicó al crítico Nat Hentoff en 1954 lo siguiente: “Ben Harris fue la causa de todo. Le dejó a Bird a punto de que comenzara la actuación, por lo que yo tomé su lugar por una semana. Una noche, Charlie me llevó a una esquina y me dijo: «No me lo creo. Escucho lo que tocas, pero no puedo creerlo»”.
Aunque Clifford había recuperado la técnica con su trompeta necesitaba, cada tres o cuatro meses, recuperar fuerzas para lo cual se iba a vivir una temporada con sus padres.
Un día de noviembre de 1951, un grupo llamado Chris Powell and the Five Blue Flames apareció por Wilmington para cumplimentar varios contratos que había firmado con salas de baile. La música que interpretaban consistía en R&B, mambos y calipsos.
Ciertamente que muchos de los grandes músicos de jazz, sobre todo al principio, aceptaron tocar sus instrumentos para músicas alejadas de ese estilo musical, ya sea porque les pagaban bien, el trabajo era más fácil de conseguir o lograr una ocupación estable era una quimera. Brown no fue una excepción en la lucha económica que ha perseguido a casi todos los músicos.
Sin embargo, a pesar de esos parámetros comerciales, los músicos tenían su espacio para improvisar. Siempre es una agradable sorpresa escuchar a un pianista tocar cambios interesantes o a un saxofonista tocar un coro creativo justo en medio de un set de baile cuidadosamente programado. Éste ha sido el caso de la música de baile estadounidense desde el principio.
Una noche Clifford Brown fue a un baile donde tocaba Chris Powell and The Five Blue the Flames. Alguien de la banda le pidió que subiera a tocar, él subió – y según cuentan – resultó algo sorprendente: “El público sabía lo que él podía tocar, pero nosotros no. Y fue así como se unió a nuestra banda”.
Durante el año que pasó Clifford junto a Powell el saldo resultante fue muy positivo para él. Por un lado, fue superando sus problemas físicos al punto de tenerlos casi olvidados, conoció a un buen número de músicos importantes, incluso tocó con ellos en las jam-sessions que se celebraban en los clubs de jazz de las ciudades que visitaban a lo largo y ancho del país y, por último, grabó su primer disco.
El 21 de marzo de 1952, el sello Okeh les preparó una sesión a Chris Powell And The Five Blue Flames. Los músicos fueron: Chris Powell, voz y percusión; Duke Wells, piano; James Johnson, contrabajo; Osie Johnson, batería; Eddie Lambert, guitarra; Clifford Brown, trompeta. El grupo dejó grabadas cuatro canciones. Entre ellas estaba la titulada Ida Red, dedicada a Ida Mae, una especie de chófer que se encargaba de llevarlos en su coche de ciudad en ciudad mientras trascurría la gira.
Una vez que Clifford Brown dejó la banda fijó su residencia en Nueva York. Allí, a principios de 1953, fue contratado por la formación liderada por el pianista, arreglista y compositor Tadd Dameron y también por la dirigida por el trombonista y compositor J. J. Johnson, por nombrar a dos de las más importantes.
Clifford Brown entró por la puerta grande en la historia del jazz cuando, Alfred Lion, el todopoderoso dueño del sello Blue Note le contrató para que debutase como líder de una banda con la grabación de un disco. El trompetista juntó a varios músicos con los que había estado tocando a principios del verano. Encabezó la lista el saxofonista alto Gigi Gryce, al que le siguieron el contrabajista Percy Heath y el pianista John Lewis. El saxo tenor elegido fue Charlie Rouse que había estado entre las filas de orquestas como la de Dizzy Gillespie, Duke Ellington o Billy Ekstine. Para el señor de los tambores y platillos optó por Art Blakey con el que únicamente había tocado en una jam-session en Philadelphia.
La sesión se celebró el 28 de agosto de 1953 y grabaron seis temas. Uno de ellos fue el titulado Easy Living compuesto por Ralph Rainger con letra de Leo Robim para la película del mismo título de 1937. Este tema que sonó instrumental en la banda sonora pasó desapercibido y fue la grabación que Billie Holiday realizó del mismo, en junio de 1937, la que lo popularizó.
Cuando el crítico y compositor Leonard Feather le entrevistó a Clifford para su Enciclopedia del Jazz, este le comentó que el “solo” de Easy Living era el mejor que había interpretado en su vida.
Lionel Hampton formó una big band para realizar una larga gira por países europeos. Entre los músicos se encontraba Clifford Brown. El 2 de septiembre de 1953, la orquesta partió en un vuelo con destino Oslo. En Noruega dio varios conciertos que continuaron en Suecia, Dinamarca, Bélgica, Suiza y el día 27 llegaron a París. Hampton había prohibido a sus músicos, sobre todo a sus solistas, grabar discos a su nombre durante la gira. Si no cumplían esa orden y él se enteraba no les pagaría el billete de vuelta a casa. Ese pacto saltó por los aires en la ciudad del Sena. El pianista francés Henry Renaud lo recuerda así: “La banda de Hampton acababa de llegar a París y una noche aparecieron varios de sus músicos por el club Tabou, donde yo estaba tocando con el guitarrista Jimmy Gourney y el baterista Jean-Louis Viale. Art Farmer, Gigi Gryce y otros músicos se pusieron a tocar con nosotros y sonaba estupendo… pero una especie de explosión surgió de la parte oscura del escenario. Era Brown que empezó a tocar. El señor Cabat, dueño del sello Vogue, estaba allí. En un momento se acercó a mí y me dijo «empezamos a grabar mañana. Encárgate tú de la sección rítmica». Yo le pedí al contrabajista Pierre Michelot que se uniera a mi trío y durante las siguientes semanas tuvimos el maravilloso placer y el gran honor de tocar con Clifford Brown en varias sesiones de grabación”.
En total fueron cinco sesiones. Los músicos rebeldes fueron: Clifford Brown (t), Gigi Gryce (as), Jimmy Cleveland (tb), Clifford Salomon (ts), Anthony Ortega (as), William Boucaya (bs), Quincy Jones (t). Estos músicos, en varias formaciones, cuatro de ellas lideradas por Brown – Gryce y una solo por Brown, dejaron grabadas doce canciones. Como ejemplo musical de lo expresado, he elegido el tema compuesto por Jerome Kern, All the Things you are. La grabación fue el 29 de septiembre y los músicos fueron: Clifford Brown, trompeta; Gigi Gryce, saxo alto; Henri Renaud, piano; Jimmy Gourley, guitarra; Pierre Michelot, contrabajo, Jean-Louis Viale, batería.
A Henri Renaud no se le olvidó nunca la experiencia musical y personal que vivió durante aquellas semanas con Clifford Brown en París: Él poseyó las cualidades que cualquiera puede desear: «un mundo de técnica, un sonido de la trompeta, grande y sólido, un maravilloso oído que facilitaba sus improvisaciones». Brown podía tocar la más complicada melodía de Gigi Gryce como si estuviera tocando un blues. Y como ser humano, Clifford fue todo amabilidad, cordialidad y sencillez”.
El 1 de diciembre de 1953, la big band de Lionel Hampton se embarcó en el buque Liberté llegando a Nueva York 10 días después. Nada más llegar, el vibrafonista despidió a los músicos rebeldes incluido Clifford Brown.
Alfred Lion y miembros de su staff de Blue Note llevaban unas semanas dándole vueltas a la idea de grabar un disco en directo. Lo primero que seleccionaron fue el escenario: el club de jazz Birdland situado en la 52nd Street de Manhattan. También eligieron a un quinteto como formación y para ello contactaron con el baterista Art Blakey, que le pareció muy interesante la propuesta. También le dijeron que él fuera quien se ocupara de llamar a los músicos para ver si estos estaban de acuerdo con la idea. Con el primero que habló fue con el saxo alto Lou Donaldson al que le siguió Clifford Brown. Ambos aceptaron la propuesta, como lo hizo el veterano contrabajista Curly Russell y también el joven pianista Horace Silver que había adquirido una buena fama tocando el año anterior con Stan Getz. Este quinteto en principio no tenía un líder.
A principios del año 1954, el grupo comenzó una seria preparación para la grabación prevista para el 21 de febrero.
Por su parte, el sello Blue Note había reclutado como ingeniero de sonido a Rudy Van Gelder.
Llegó el 21 de febrero de 1954 y el maestro de ceremonias, Pee Wee Marquete se dirigió al público que llenaba Birdland con estas palabras: “Señoras y caballeros, como saben, tenemos algo especial preparado esta noche en Birdland; se trata de una grabación para Blue Note Records. Cuando aplaudan ante los distintos pasajes, sus aplausos quedarán registrados, así que cuando pongan el disco en alguna parte del país y lo escuchen, podrán decir que suenan sus aplausos de aquella noche en Birdland”.
El quinteto interpretó doce canciones en Birdland. Nueve de ellas salieron al mercado en dos L.Ps. El primero de ellos en agosto de 1956 y el segundo en diciembre de 1956, con el nombre de Art Blakey Quintet – A Night at Birdland Vol1 y II. Los críticos, en sus diferentes reseñas publicadas en los medios audiovisuales relativos al jazz, les otorgaron a los discos, según fueron saliendo, cuatro o cinco estrellas.
En el año 1984, el sello Toshiba EMI sacó un disco con la sesión completa de Birdland añadiendo las tres canciones que faltaban y tomas alternativas.
Según Nick Catalano, autor del libro, Clifford Brown: The Life and Art of the Legendary Jazz Trumpeter, el pianista Horace Silver le comentó personalmente que la grabación en Birdland no fue el domingo 21 de febrero, sino que se realizó en dos días, el jueves y el viernes o el viernes y el sábado anteriores. Rudy Van Gelder era sin duda un ingeniero de sonido excelente.
Como documento sonoro de lo que ocurrió en Birdland fuese cual fuera el día os dejo el tema titulado Once in a while compuesto por Michael Edwards con letra de Bud Green en 1937.
A las pocas semanas de la grabación para Blue Note en Birdland, Clifford Brown recibió una llamada de teléfono desde Hollywood en la que el baterista Max Roach le invitaba a formar parte de una banda que estaba preparando. El trompetista, sin dudarlo, recorrió los 4.500 kilómetros que les separaba y se presentó en California. Ambos músicos alquilaron un apartamento para conversar acerca de la música que querían crear juntos. Además, el piso les servía como lugar de ensayo.
La formación que ellos eligieron fue la de un quinteto por lo que había que contratar a tres músicos más. Como saxo tenor eligieron a Harold Land, de 25 años y al contrabajista de Pasadena, George Morrow. Ambos solían tocar en las jam-sessions que organizaba Eric Dolphy. Les faltaba el pianista y Max Roach se inclinó por Richie Powell, el hermano menor del gran Bud Powell.
En abril de 1954, el Clifford Brown-Max Roach Quintet realizó su primera aparición en el Pasadena Civic Auditorium siendo presentado por el veterano productor discográfico, Gene Norman.
Desde abril de 1954 a junio de 1956, el quinteto Brown-Roach grabó cerca de setenta canciones repartidas en dieciocho sesiones. Los últimos seis meses el saxo tenor Sonny Rollins sustituyó a Harold Land.
La canción que voy a elegir como muestra de este período de dos años de Clifford Brown es su mejor composición que se titula Joy Spring.
Nada más llegar Clifford Brown a California, Max Roach le presentó a una joven estudiante de música llamada Emma LaRue Anderson que estaba escribiendo una tesis en la cual trataba de demostrar que el jazz no era una música seria. Clifford y LaRue mantuvieron sus conversaciones, pero la percepción que ella tenía del jazz cambió palpablemente. A los cinco meses se casaron, exactamente el 16 de julio de 1954. Clifford la llamaba cariñosamente, Joy Spring.
Clifford Brown-Max Roach Quintet grabaron Joy Spring el 6 de agosto de 1954 en los estudios Capitol de Los Ángeles.
El 25 de junio de 1956, Clifford Brown recogió su trompeta y se despidió de los dueños del club Music City de Philadelphia donde el grupo había estado contratado. Se montó en su coche, un Buick 1955, junto al pianista Richie Powell y su esposa Nancy. Se dirigían a Chicago donde el quinteto tenía previsto una actuación al día siguiente. Poco después de medianoche, salieron de la autopista de peaje de Pensilvania para echar gasolina en la ciudad de Bedford a unas 120 millas al este de Pittsburgh. Nancy se puso al volante. Estaba lloviendo mucho. Al tomar una curva el auto derrapó y se estrelló contra el guardarraíl precipitándose por un terraplén de 25 metros. Los tres ocupantes murieron.
Clifford Brown tenía 25 años. Se fue demasiado pronto.