















Gloomy Sunday (Szomorú Vasánap): La Canción Húngara del Suicidio
El hombre circunspecto que aparece en la fotografía nació en la ciudad de Komárom del Imperio AustroHúngaro (hoy en día, Komárno, Slovakia) el 3 de noviembre de 1889. Su nombre: Rezsö Seress.
Rezsö abandonó la escuela secundaria cuando era un adolescente para unirse como acróbata a un circo ambulante. Un buen día, y realizando un entrenamiento, cayó desde una gran altura sobreviviendo milagrosamente. Las secuelas de este grave incidente fueron tales que no le quedó otro remedio que buscarse otra profesión.
Seress trabó amistad con el actor, Tivadar Bilicsi, y decidió seguir su senda. Consiguió actuar en un pequeño teatro de Budadest, pero su cachet era demasiado pequeño y a duras penas llegaba a fin de mes. Para entretenerse entre sesión y sesión comenzó a aprender a tocar el piano de forma autodidacta. Le fue relativamente fácil empezar a componer sus propias canciones y algunas de ellas fueron del agrado del director del teatro que las incluyó en el espectáculo con Seress de pianista. Y de esta forma entró de lleno en otra profesión: la de compositor de temas populares.
Voy a dejar a un lado, por el momento, los aspectos biográficos de Seress como compositor para continuar relatando su vida ajena a esta disciplina.
En el año 1929, dio comienzo la Gran Depresión Norteamericana que afectó sobremanera a países como Hungría. También, en esa época la irrupción del cine sonoro trastocó los roles de muchos músicos que acompañaban hasta entonces a las películas mudas. Este trabajo fue una fuente nada desdeñable que aportaba unos emolumentos significativos a los organistas o pianistas como, Rezsö Seress.
En el trascurso de ese período económicamente funesto, Seress se casó con Helénke Jászonyiné, una mujer recién divorciada de un oficial del ejército húngaro.
La Gran Depresión terminó al final de los años treinta dejando al mundo a las puertas de la II Guerra Mundial.
Seress, a pesar de su ascendencia judía, fue reclutado por el ejército y aunque no entró en combate estuvo destinado durante toda la contienda en la unidad de ingenieros desminando campos y cavando zanjas.
El período de postguerra en la comunista Hungría no le fue nada fácil a Rezsö Seress, sus canciones ya no le reportaban dinero y malvivía como pianista. Lo más curioso y llamativo del caso es que el compositor era consciente de que poseía una pequeña fortuna en royalties en los E.E. U.U., pero no le dio la gana de viajar al país y cobrarlos, quizás porqué sentía una desmedida lealtad hacia su país. Una de sus canciones había triunfado en América (y en otros países), pero él prefirió quedarse como pianista en el restaurante Kispipa de su ciudad natal. El local, que apenas tenía calefacción, era el lugar favorito de prostitutas, músicos, espíritus bohemios y de la clase trabajadora judía.
Y ahora es el momento de realizar un flash back y situarnos en 1925.
La primera canción original de Rezsö Seress que obtuvo un reconocimiento a nivel nacional fue la titulada Még egy éjszaka (Una noche más), justo en el momento en que la venta de discos empezaba a despegar en Hungría. La canción vendió 17.000 copias en 1925.
Le siguió la titulada Ki volt az az asszony, kinek szíve (¿Quién era esa mujer, con ese corazón?), que consiguió superar la popularidad de la primera.
En el año 1932 en medio de la Gran Depresión, Seress decidió musicar un poema del poeta Jávor Lászlo titulado Szomorú vasárnap (Gloomy Sunday – Domingo Sombrío). El tema finalmente se publicó en 1933, en un momento en que, además de la depresión económica, el ascenso del fascismo llenaba de inquietud el aire que se respiraba en toda Europa.
La letra en sí trata sobre un hombre desesperado que añora a su antigua amante y espera que ella regrese todos los domingos con rosas blancas y oraciones. Aunque no de una forma explícita, las palabras sugieren también que su amante había fallecido:
El sombrío domingo, te esperaba con cien flores blancas y con una oración en la iglesia / Un domingo por la mañana persiguiendo sueños / La carroza de mi existencial volvió sin ti / Desde entonces, cada domingo es triste. Las lágrimas son mi bebida, el dolor mi pan / Domingo sombrío. Ven, mi amor, el último domingo / Habrá un sacerdote, un ataúd, un féretro, un sudario / Aún habrá flores esperando, flores y un ataúd / Mi último camino será bajo árboles floridos / Mis ojos estarán abiertos para verte una vez más / No temas a mis ojos, incluso muerto te bendeciré / El último domingo
La canción en un principio no atrajo la atención de ningún vocalista por lo que la moral de Seress caminaba por los suelos. Sin embargo, al cabo de dos años, Pál Kalmár uno de los ídolos de la canción popular húngara la introdujo en su repertorio y la grabó en disco, obteniendo una más que aceptable respuesta del público. Sin embargo, la popularidad de la canción tomó un camino insospechado y tortuoso, ya que la prensa local empezó a vincularla con ciertos suicidios: el de un ama de llaves, que bebió hidróxido de sodio mientras sostenía la partitura de la canción y otro en el que un consultor del Ministerio de Hacienda se disparó con una pistola en la cabeza mientras iba de pasajero en un taxi. La policía encontró entre sus pertenencias la nota de suicidio en la cual estaba escrita la letra de la canción.
El 30 de marzo de 1936, el prestigioso magazine norteamericano TIME escribió el siguiente artículo:
“Hace tres años, el compositor húngaro Reszö Seress escribió la canción Gloomy Sunday.
Desde entonces había permanecido en una relativa oscuridad hasta el mes pasado, en el que el autor, así como la canción han copado innumerables titulares en la prensa húngara. La policía de Budapest, investigando el suicidio de un zapatero llamado Joseph Keller, descubrió que había dejado una nota en la que citaba la letra de Gloomy Sunday. Una investigación más profunda reveló que la lúgubre balada había estado de alguna manera relacionada con diecisiete suicidios de otros tantos ciudadanos del país.
Dos de ellos se dispararon en la cabeza mientras escuchaban a una banda gitana interpretar la pieza. Otros se suicidaron escuchando versiones grabadas y varios se lanzaron al Danubio teniendo asida a su mano la partitura. La policía de Budapest prohibió que se tocara o se radiara Gloomy Sunday.
Menos alarmante, la policía de la ciudad de Nueva York no tomó ninguna medida cuando salió al mercado, la semana pasada, un single conteniendo la canción, que había sido grabada el 5 de marzo de 1936 por Hal Kemp y su Orquesta junto al vocalista, Bob Allen para el sello Brunswick.
Gloomy Sunday, para rodeadarla de una atmósfera fúnebre, se arregló en una tonalidad menor, con armonías disonantes, se utilizaron los sonidos de los cornos franceses y la coda está inspirada en la Marcha Fúnebre de Chopin. Se notó al vocalista Bob Allen y a otros miembros de la banda de Kemp afectados mientras grababan la canción. Se necesitaron 21 tomas para lograr una lo suficientemente buena como para convertirla en disco. Todos los presentes en la sesión de grabación manifestaron que tanto la melodía como la letra tuvieron un efecto profundamente deprimente”.
La letra que interpretó Bob Allen fue escrita en inglés por, Sam M. Lewis, uno de los grandes letristas del Tin Pan Alley, y nos sumerge en la idea de que la muerte puede ser un alivió al sufrimiento. Sin embargo, hay un giro en la narrativa cuando el protagonista se despierta de un sueño, aliviado de poder encontrar a su ser querido todavía con vida, lo que sugiere que la contemplación del suicidio formaba parte de una pesadilla:
El domingo es sombrío, el tiempo está dormido / Son innumerables las queridas sombras con las que convivo / Las pequeñas flores blancas nunca te despertarán / No sé a dónde te ha llevado el maestro de las tristezas / Los ángeles no han pensado que vuelvas a mí / ¿Estarían enojados si pensaran que quiero unirme a ti? / Domingo sombrío / Lo sombrío se ha convertido en domingo, las sombras lo cubren todo / Mi corazón y yo hemos decidido terminar con todo / Pronto habrá velas y oraciones tristes, lo sé / Que no lloren que estoy contento de marcharme / La muerte no es un sueño porqué en la muerte te estoy acariciando / Con el último aliento te bendeciré en un domingo sombrío / Soñando, solo estaba soñando / Me despierto y te encuentro dormida / Desde la más profundo de mi corazón, querida / Espero que mi sueño nunca te haya perseguido / Mi corazón te dice lo mucho que te quiero / En un domingo sombrío
Sam M. Lewis no fue el único letrista que le puso palabras en inglés a la composición de Rezsö Seress. También lo hizo su compatriota, Desmond Carter, especialmente para que la interpretara el cantante bajo de corte clásico, el afroamericano Paul Robeson, además de un feroz defensor de los derechos civiles de su gente. Gloomy sunday se publicó en mayo de 1936. La letra de Desmond Carter dice así:
Un domingo tristemente esperé y esperé / Con flores en mis brazos como en el sueño que había imaginado / Esperé hasta que los sueños y mi corazón se fueron rompiendo / Todas las flores estaban muertas y las palabras no hablaban / El dolor que padecí fue más allá de todo consuelo / El latido de mi corazón era como una campana que sonaba / En el más triste de los domingos / Luego llegó un domingo y viniste a buscarme / Ellos me llevaron hasta la iglesia y te quedaste detrás de mí / Mis ojos no podían ver nada, solo quería amarte / La tierra y las flores se quedaron por siempre encima mío / La campana sonó por mí y el viento susurró: «¡Nunca!» / Pero a ti siempre te he amado y te he bendecido / Hasta el último de todos los domingos.
La canción Gloomy Sunday se hizo realmente muy popular en lo USA a raíz de la grabación que Billie Holiday realizó el 7 de agosto de 1941. Los músicos que le acompañaron fueron: Teddy Wilson, piano; John Williams, contrabajo; J.C. Heard, batería; Al Casey, guitarra; Emmett Berry, trompeta; Jimmy Hamilton, clarinete; Hymie Schertzer, saxo alto; Babe Russin, saxo tenor. La letra que cantó Billie Holiday fue la que escribió, Sam M. Lewis.
A raíz de esta grabación, el cómico y bailarín, James «Stump» Cross, buen amigo de Lady Day comentó lo siguiente:
“La canción favorita de Lady siempre era la siguiente del repertorio. Le encantaba Gloomy Sunday, pero se cansó de cantarla. La letra le resultaba tan cercana que, cuando la cantaba, aquellas imágenes se le hacían reales y aquello le afectaba. Le encantaba, pero también la odiaba. Lady era mucha Lady y había vivido mucho… No había viajado al Sur más profundo, pero era de Baltimore: hombres, bares ilegales… Su imaginación era tan poderosa que cuando cantaba un tema como aquél, los ojos se le inundaban de lágrimas”.
Y ahora volvamos a los años de postguerra a Budapest donde Renzö Seress, aun sabiendo que poseía una pequeña fortuna en royalties, sobre todo después de la grabación de Billie, los rechazó y prefirió tocar el piano en el club Kispipa rodeado de personajes del mundo underground de la ciudad.
Y en ese punto, hacia la mitad de los años cuarenta, su rastro se pierde y no apareció hasta veinte años después, exactamente en enero de 1968. Seress decidió poner punto final a su vida saltando desde la ventana de su vivienda y aunque no falleció en el acto sí lo hizo nada más ingresar en el hospital. Tenía 69 años.
El obituario del periódico New York Times remarcó todos los litros de tinta que acaparó su canción Szomorú vasárnap – Gloomy Sunday – Domingo Sombrío. Y que a pesar de todos los pesares que volaron alrededor de la canción, jamás consiguió escribir otra melodía de éxito.
A casi un siglo de distancia, sería difícil verificar si algún caso individual de suicidio fue debido directamente a la canción de Seress. El propio compositor cuestionó la validez de algunos de los informes que aparecieron en los medios de comunicación, como por ejemplo el concerniente al ama de llaves, afirmando que solo se imprimieron unas pocas copias de la partitura y que habría sido muy difícil, para una simple trabajadora, que una de ellas cayera en sus manos.
Como señala el artículo publicado en OMEGA – Journal of Death and Dying, hubo un importante aumento de suicidios en la década de 1930 en todo el mundo debido a la Gran Depresión. Lo más probable es que las personas que ya estaban desesperadas y profundamente deprimidas se sintieran atraídas por el mensaje y la melodía solemne de la canción, pero ella en sí no fue la causa primordial que los llevó al suicidio. Además, no existe evidencia alguna que certifique que una obra de arte pueda aumentar las tasas de suicidio.
En cuanto a Renzö Seress, como dice un amigo mío filósofo, hay personas que poseen un alma delicada, un alma de cristal que se puede resquebrajar sutilmente y por allí entrar las depresiones que se apoderan de uno.
Pero si en toda esta historia hay algo de cierto es que la BBC no levantó el veto para que la canción Gloomy Sunday pudiera emitirse en sus diferentes radios hasta el año 2002.