New York: Un Paraíso para Compositores y Letristas
Los iroqueses fueron los primeros nativos americanos que ocuparon las tierras que hoy se conocen como la isla de Manhattan. El primer hombre blanco que exploró ese territorio fue el navegante toscano Giovanni da Verrazano al servicio de Francisco I de Francia en 1524. Al no encontrar interesantes esos terrenos continuó con su expedición por la costa atlántica. En 1609, el explorador inglés Henry Hudson al servicio de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales recaló en la bahía de Nueva York, remontó unos 240 kilómetros por el río, al que denominó Hudson, llegando hasta donde hoy se encuentra la ciudad de Albany. En ese punto se dio la vuelta y puso rumbó a Inglaterra. En 1614, los holandeses fueron los primeros europeos en asentarse en Manhattan. En 1626, Peter Minuit, gobernador de la recién creada Compañía Holandesa de la Indias Orientales compró a los iroqueses la isla de Manhattan y levantó un asentamiento fortificado al que llamó New Ámsterdam. En el año 1647, llegó un autoritario gobernador holandés con pata de palo llamado Peter Stuyvesant y se encontró con que New Ámsterdam la habitaban 300 personas que estaban acinadas en una miserable barriada abarrotada de casas sucias y malolientes tabernas. Puso manos a la obra y en menos de 18 años convirtió aquella inmunda barriada en una próspera ciudad. En 1674, por el tratado de Westminster, la isla de Manhattan pasó de estar en manos de los holandeses a estarlo en las de los ingleses. El rey Carlos II de Inglaterra se la regaló a su hermano Jaime, duque de York y entonces New Ámsterdam se convirtió en New York. De todas formas, si debemos conceder a un personaje el reconocimiento de ser el fundador de Nueva York ese logro debería de recaer en el holandés Peter Stuyvesant.
En el año 1977, el director de cine Martin Scorsese rodó la película titulada New York, New York. La acción se desarrolla en la citada ciudad en 1945, año en el que terminó la II Guerra Mundial. Esos días también fueron testigos del decaimiento de la Época del Swing y del resurgir del Jazz Moderno capitaneado por el Be Bop. El protagonista del film es un saxofonista (Robert De Niro) que trata de emular a los músicos negros que abrazaron ese nuevo movimiento – con los que toca a diario – pero que es incapaz de lograr colocarse a su altura musical. Ese resentimiento que le carcome se introduce en las relaciones amorosas que mantiene con una cantante (Liza Minnelli) que sueña con convertirse en una gran estrella.
De las doce canciones que se interpretan en la banda sonora ocho son standards de la Época del Swing y las cuatro restantes fueron compuestas por John Kander con letra de Fred Ebb. Ambos llevaban en sus alforjas las partituras de los musicales de Broadway, Cabaret (1966) y Chicago (1975). Ambos se convertirían en películas.
Cuando Kander y Ebb le mostraron a Scorsese y a su equipo creativo la canción destinada al número final – que interpretaría Liza Minnelli – fue De Niro quien puso severos reparos. El director, para calmar la inquietud de su estrella, pidió como un favor personal al compositor y al letrista que trajeran una canción alternativa. Algo enojados, ambos regresaron a la casa de Ebb y en 45 minutos compusieron Theme From New York, New York.
La película New York, New York, aunque recibió muy buenas críticas, no tuvo éxito en taquilla. Hoy día se puede afirmar que lo mejor que nos ha dejado el film es la canción Theme From New York, New York o simplemente New York, New York.
Cuando este tema salió en single cantado por Liza Minnelli no llegó a alcanzar la popularidad que tanto Liza como la discográfica esperaban.
El productor Sonny Burke propuso a Frank Sinatra y a la discográfica Reprise grabar un triple álbum que se titularía: Trilogy: Past Present Future. La música del pasado estaría arreglada por Billy May, la del presente por Don Costa y la del futuro por Gordon Jenkins. La grabación se realizó entre julio y diciembre de 1979. Salió al mercado en marzo de 1980. A pesar de las reticencias de los directivos de Reprise el álbum se vendió muy bien, fue nº1 en ventas y recibió seis nominaciones para los premios Grammy.
Frank Sinatra interpretó por primera vez New York New York en un concierto en 1978 abriendo con ella su actuación en el Radio City Music Hall y provocó una inusitada respuesta positiva por parte de la audiencia. Visto lo visto, Sinatra empezó a terminar sus actuaciones con New York New York en detrimento de My Way. El 19 de septiembre de 1979 la grabó con unos arreglos excelentes de Don Costa y fue incluida en al álbum Trilogy en el apartado Present. Lo que sucedió con la canción lo expresa muy bien el escritor Will Friedwald en su libro titulado Sinatra! The Song is you: “Cantada por Minnelli no es más que una de tantas. En las manos o más bien en las amígdalas de Sinatra, ejemplifica la ira y el optimismo, la ambición y la agresividad, la hostilidad y la energía, la excitación y la mierda que es Nueva York. Y eso es también Sinatra”.
New York New York la hizo suya Sinatra y también la ciudad de Nueva York.
Vladimir Dukelsky nació en la ciudad de Parafianovo, Bielorrusia, el 10 de octubre de 1903. En 1913, su familia se mudó a Kiev, Ucrania, donde empezó a estudiar en el conservatorio de la mano del compositor Serguéi Prokófiev. Durante la revolución bolchevique, Vladimir se desplazó primeramente a Constantinopla y en 1921 se mudó a Nueva York.
En los EE. UU. continuó escribiendo música clásica, pero empezó a interesarse por la de los compositores del Tin Pan Alley, especialmente por la de George Gershwin. Permaneció con su verdadero nombre para firmar las obras clásicas y para las de corte popular lo cambió por el de Vernon Duke.
Durante el verano de 1934, Duke estaba pasando unas vacaciones en la ciudad de Westport, Connecticut, cuando su mente voló a su querida Nueva York y una melodía empezó a tomar forma. Una vez terminada la tituló Autumn in New York. Con este tema rompió dos pautas que mantenía cuando componía música popular: siempre la escribía por encargo, bien para un musical de Broadway o para una película de Hollywood. Y también era su costumbre presentarle la melodía a un buen letrista para que se ocupara de convertir las notas musicales en acertadas palabras. Autumn in New York, con música y letra de Vernon Duke, se quedó a la espera de encontrar su oportunidad en el show business. Esta le llegó pocos meses después de ser escrita ya que Vernon se enteró de que el productor de Broadway, Eddie Dowling, estaba montando un musical y necesitaba una canción que hablara de Manhattan y le ofreció Autumn in New York: “Sí, los amantes agradecen esa obscuridad que les proporcionan los bancos de Central Park dándole la bienvenida al Otoño en Nueva York”
Dowling aceptó la canción y con ella se terminaba el musical Thums Up! que se estrenó el 27 de diciembre de 1934 en el St. James Theatre. Esta obra no obtuvo el favor del público y permaneció en cártel únicamente 156 días.
Autumn in New York volvió al cajón y en él habitó durante 13 años mientras el polvo se aposentaba sobre la partitura.
Sorpresivamente, Frank Sinatra la grabó el 4 de diciembre de 1947 con un arreglo de Axel Stordahl lleno de violines que entraban y salían dejando a la canción muy edulcorada y el propio fraseo de Frank se contagió de esa delicadeza. Autumn in New York no es un tema que nos remita a Sinatra.
La letra de Autumn in New York nos muestra la dualidad que existe en una ciudad en la que cohabitan la belleza y la melancolía, esa complejidad emocional propia de las grandes urbes:
“El otoño en Nueva York nos emociona la primera noche, nos promete que encontraremos un nuevo amor. El otoño en Nueva York a veces se mezcla con el dolor, con los soñadores que tiene sus manos vacías suspirando por llenarlas con algo que se salga de lo cotidiano”.
En mayo de 1952, Billie Holiday grabó Autumn in New York y le acompañaron los siguientes músicos: Oscar Peterson, piano; Ray Brown, contrabajo; Alvin Stoller, batería; Barney Kessel, guitarra; Charlie Shavers, trompeta; Flip Phillips, saxo tenor.
La versión que Billie Holiday grabó es, para mí, una de las mejores que realizó a lo largo de toda su carrera. Ella sí nos hacer sentir toda la belleza, sensualidad, tristeza, pasión, dolor… que habitan en la letra de Vernon Duke. Lady Day fue la mejor en transmitir emociones.
El cantante y compositor Billy Joel llevaba viviendo a principios de los setenta del siglo pasado varios años en la ciudad de Los Ángeles, cuando sintió un deseo irrefrenable de volver a la ciudad que le vio nacer: “Yo soy neoyorquino y está grabado de manera indeleble en mi corazón de dónde vengo y dónde debo estar”.
En aquellos años Nueva York no estaba pasando por sus mejores momentos. El crimen y las drogas estaban totalmente descontroladas. La ciudad tenía mal aspecto, estaba sucia. Y financieramente estaba casi en bancarrota. En ese contexto Billy Joel quiso escribir una canción que fuese como un himno de esperanza dedicado a Nueva York.
El día en que el músico volvió de California tomó un Greyhound (un autobús) para que le llevara a Highland Falls donde tenía su casa. El trayecto duraba 90 minutos y recorría el norte de la ciudad. En un momento dado una melodía le vino a la mente: “Fue el día que llegué a Nueva York desde Los Ángeles. Estaba sentado en el bus… y empecé a garabatear en mi libro de notas. Llegué a casa mi mujer me estaba esperando. Le dije: “Tengo que escribir una canción ahora mismo”. (Howard Stern, productor de radio y televisión).
De esta manera nació la canción titulada New York State of Mind, que Joel la definía como “una celebración de regreso a casa”.
La letra que escribió Billy Joel comienza relatando que se encuentra en un Greyhound de la línea del Río Hudson con su mente centrada en Nueva York. Ha visto a las estrellas de cine con sus coches de lujo y sus limusinas, pero él sabe que lo que quiere es sentir el ritmo y el blues de Nueva York. Leer The New York Times y The Daily News para estar al corriente de lo que ocurre en Chinatown o en Riverside. Sentir “El Estado Mental de Nueva York”.
Un momento inolvidable para Billy Joel y su canción New York State Of Mind fue cuando la interpretó en el Concierto para New York después de los ataques terroristas de 11 de septiembre. Su balada se convirtió en un himno patriótico: “Cuando nosotros tocamos la canción en el concierto inmediatamente después del 11 de septiembre todo el mundo estuvo a punto de llorar. La tocamos como un blues en lugar de hacerlo como un standard, suave y lenta como si se tratara de una elegía. Fue difícil superarlo. Seguí mirando el casco del bombero que estaba en el piano. ‘solo mira el casco, solo mira el casco’. ‘No pienses en lo que sientes ahora mismo. Piensa en el bombero que llevaba el casco y toca la canción’.
Os dejo la versión que realizó la vocalista de jazz Diane Schuur acompañada por los siguientes músicos: Dave Grusin & Don Grusin, teclados; Dan Dean, bajo; Moyes Lucas, drums; Howard Roberts, guitarra; Stan Getz, saxo tenor. New York State of Mine fue uno de los cortes de su álbum titulado Deedles grabado el 1 de enero de 1984.
En el año 1869 se inauguró en Nueva York el primer edificio de apartamentos ideado para que sus ocupantes fueran ciudadanos pertenecientes a la clase alta neoyorquina. Sin embargo, este colectivo formado por ricos y poderosos pensaron que la vida en comunidad podría originar socialismo y promiscuidad sexual. Por lo tanto, la venta de esos apartamentos resultó un fracaso. Debemos esperar 15 años para que el hombre de negocios, Edward Cabot Clark, construyera un super elegante edificio de apartamentos al que llamó Dakota. Estas viviendas, en régimen de alquiler, han estado ocupadas históricamente por artistas, actores y músicos nada más acabar de construirse en 1884. (John Lennon vivió en él y lo asesinaron a sus puertas el 8 de diciembre de 1980). El Dakota es uno de los primeros grandes inmuebles que se irguieron en el Upper West Side y es el edificio de apartamentos de lujo más antiguo que queda en Nueva York. Y la ciudad comenzó a crecer y crecer.
Marvin Jenkins (1932-2005) fue un compositor, pianista y cantante no muy conocido de rhythm & blues. En el año 1965, sacó a la venta un álbum con el título de Big City en el que prácticamente todas las canciones hacen referencia a una gran urbe norteamericana, si exceptuamos a Paris. A la ciudad de Nueva York le dedico dos: Autumn in New York y su composición Big City que además da título al álbum. La letra de esta última dice lo siguiente:
No existe ningún sitio sobre la Tierra que me guste
Salvo que tenga luces brillantes. Me gustan las grandes ciudades
No viviría en el campo con todos esos hippies pululando libres por allí
Todo lo que quiero son luces brillantes. Vamos, vamos a la ciudad
Tengo una mujer y ella me espera allí
Me la encontraré en la ciudad. Me gustan las grandes ciudades
La noche es la mejor parte del día. Una ciudad que me impresione es lo que quiero
New York, New York, New York, New York...
Sería a principios de los años 90 cuando escuché por la radio (en el excelente programa Área Reservada de Antonio Fernández de Radio3) una canción que se titulaba Big City, que no conocía, ni tampoco al músico que la interpretaba. Lo único de cierto fue que me encantó.
De esta manera descubrí a un músico que se llama Vince Jones. Nació en 1954 en la ciudad escocesa de Glasgow. Con 11 años se desplazó, junto a su familia a Australia y es en este país donde ha desarrollado toda su carrera hasta el presente como cantante, compositor y trompetista. Ha grabado una docena de álbumes en los que el jazz es el estilo predominante al que le añade pinceladas de soul y de R&B. La música que contiene sus discos son bien composiciones suyas o standards de los estilos que he mencionado.
En febrero de 1989, Vince Jones sacó un trabajo al mercado al que tituló Trustworthy Little Sweethearts. Uno de sus cortes fue Big City y esta es la versión que escuché hace algo más de 30 años, que aquí os la dejo.
Los propietarios del Garrick Theatre de Broadway fueron los productores de un musical al que denominaron Garrick Gaities. Se estrenó el 8 de junio de 1925 y consiguió llegar a las 211 representaciones. El argumento de la obra estaba basado en una sucesión de sketches cuya acción se situaba en algún lugar o zona de Nueva York.
Los responsables del musical contrataron al compositor Richard Rodgers y al letrista Lorenz Hart para que escribieran las canciones, dándose la circunstancia de que esta fue la primera vez que ambos trabajaron juntos. Con el tiempo la pareja llegaría a ser una de las más importantes y solicitadas del show business.
Richard Rodgers y Lorenz Hart escribieron 14 canciones para Garrick Gaities. La que obtuvo el mayor favor de público y crítica fue la titulada Manhattan que hoy en día se sigue interpretando convertida ya en todo un standard.
La letra de la canción es un recorrido por los lugares más famosos de la isla: “Tenemos Manhattan, pero el Bronx y State Island también… la vieja calle Delancey es muy elegante ¿no?… dime qué calle se puede comparar con Mott Street…iremos a Greenwich donde los hombres modernos van para ser libres… y te llevaré al parque Bowling Green… nos bañaremos en Brighton Beach y navegaremos por Jamaica Bay… pasearemos por Central Park donde robaremos nuestro primer beso…
La escritora Margery Darrell comentó: “todo en Garrick Gaieties era joven, esperanzador y espontáneo. Daba la impresión de que unos niños que celebraban una fiesta lo prepararan casualmente en un apartamento de dos habitaciones.
La popularidad que alcanzó Garrick Gaities dio lugar a que los productores estrenaran un nuevo musical con el mismo nombre en 1926 (con música de Rodgers y Hart) y otro en 1930 (con música de varios compositores).
Ella Fitzgerald grabó el álbum Ella Fitzgerald Sings the Rodgers and Hart Song Book del 21 al 31 de agosto de 1956 para la discográfica Verve. Uno de los temas fue Manhattan del musical Garrick Gaities.