Pannonica Rothschild: La Baronesa del Jazz (1ª Parte)

Pannonica Rothschild
Tring Park: La mansión de los Rothschild en Londres
Walter Rothschild y su hermana Nathaniel (padre de Pannonica) montado en sobre una tortuga en Tring Park
Art Blakey
Nathan Mayer Freiherr von Rothschild
Lionel Rothschild
Walter Rothschild
Teddy Wilson & Benny Goodman
Pannonica, Miriam y Liberty con su madre Rozsika
Pannonica y su esposo Jules
Pannonica
Bud Powell
Mary Lou Williams
Thelonious Monk, Salle Pleyel. Paris, 1954.
Thelonious Monk & Pannonica
Pannonica Rothschild: La Baronesa del Jazz (1ª Parte)

A raíz del fallecimiento de Charlie Parker en 1955, un periodista le preguntó al baterísta, Art Blakey, qué significaba esa muerte para la comunidad negra. Este último le respondió: “Si me pregunta si Parker fue un símbolo para los negros, le diré que no. La mayoría ni siquiera sabía quién era. No habían oído hablar de él y les tenía sin cuidado. Un símbolo para los músicos sí que lo fue”. 

En esa misma época, una dama de nombre Pannonica Rothschild se definía así misma como: “an avid music lover and jazzophile”. Esa filia por el jazz estaba centrada casi exclusivamente en el bebop, la música que interpretaban Charlie Parker y compañía. Su figura era conocida por el restringido mundo del jazz moderno neoyorquino, o lo que es lo mismo, invisible para la sociedad. 

Un hecho luctuoso iba a ser el responsable de que los nombres de Charlie Parker y de Pannonica coparan las portadas de la prensa neoyorquina. Un tormentoso sábado a la noche, el 12 de marzo de 1955, Parker pasó a mejor vida. La muerte del saxofonista llegó finalmente a los periódicos de Nueva York el martes siguiente por la mañana. Los titulares suscitaron una pregunta que puso el dedo en la llaga: ¿cómo llegó el problemático genio del be bop a encontrar su último destino en la suite de un hotel de la Quinta Avenida con vistas a Central Park que era la residencia de una baronesa inglesa? 
El tabloide Daily Mirror, fue el que brindó la cobertura más “colorista”, comenzando con  un duro encabezado: «El rey del be bop muere en el piso de una heredera», tras la identificación de Parker como un saxofonista de 53 años, (tenía 35), y la referencia racial a su esposa blanca, Chan, como una “hermosa morena de piel clara”, relató de forma sencilla el meollo de los hechos: Parker había llegado enfermo al elegante apartamento de la adinerada baronesa en la Quinta Avenida”, madre de cinco hijos de edades comprendidas entre 5 y 18 años. El doctor Robert Freyman llegó para tratar la enfermedad del saxofonista, pero falleció a los tres días viendo un programa de televisión”. 

El New York Times informó de la localización exacta del apartamento, que era una suite del Hotel Stanhope, 995 Fifth Avenue, y que en ella estaba hospedada la baronesa Kathleen Annie Pannonica Rothschild perteneciente a la rama londinense de la familia, Rothschid, los banqueros internacionales. 
A raíz de este amarillento melodrama, Jules de Koenigswater le pidió el divorcio a su esposa Pannonica. 

Nathan Mayer, Freiherr von Rothschild (1777 – 1836) – considerado en su época como la persona más rica del mundo – fue el primero que abandonó la ancestral casa familiar alemana, Judengasse, sita en Frankfurt, fijando su nueva residencia en Manchester (U.K.). Hacia 1811, se desplazó a Londres y fundó la banca N. M. Rothschild & Sons. Su hijo mayor, Lionel (1808 – 1879), compró la histórica mansión de Hertfordshire, Tring Park (con sus cuatro mil acres destinados a la caza del zorro), por el montante nada desdeñable de un cuarto de millón de libras. Aunque las referencias a la propiedad se remontan a 1086, la gran casa solariega del siglo XVII, diseñada por Sir Christopher Wren, fue un regalo de Carlos II a su amante, Nell Gwynn 
A Lionel le quedaba una frontera por traspasar: lograr el poder y la influencia británica. En 1847, se presentó como candidato para representar a la City, el centro financiero del país, en la Cámara de los Comunes. Aunque ganó las elecciones cómodamente, se le negó su escaño cuando los miembros del Parlamento invocaron una ley que prohibía la entrada a personas de fe judía. Lionel necesitó once años, pero finalmente, en 1858, se convirtió en el primer diputado judío del país – después de un cambio en la normativa parlamentaria – que le permitió jurar su lealtad a la Corona sobre una copia del Antiguo Testamento. Solo le quedaba un peldaño para situarse en lo más alto del escalafón: La Cámara de los Lores. 

Lionel
no lo logró, pero ese ansiado título de Lord le fue concedido a su hijo mayor Nathan (1840 – 1915). En 1885, Queen Victoria le concedió el título de barón, que automáticamente le daba derecho a poseer su silla en la Cámara de los Lores y a convertirse en el 1º barón de Rothschild. 

Su hijo Walter (1886 – 1937) fue banquero, político y un eminente zoólogo que convirtió la casa familiar, Tring Park, en un inmenso zoológico y en el museo privado de historia natural más grande del mundo. Se convirtió en el 2º barón de Rothschild, pero falleció sin descendencia por lo que el título pasó a manos de su sobrino Charles (1877 – 1923). Este miembro de los Rothschild fue una persona de gran energía que, sin dejar de atender sus negocios familiares, se convirtió en un insigne entomólogo. De hecho, conoció a su esposa, Rozsika von Wertheimstein (1870 – 1940), en Hungría mientras estaban recolectando y estudiando las mariposas en los Cárpatos. El matrimonio tuvo tres hijos: Pannonica (1913 – 1990), Victor (1910 – 1990) y Mirian (1908 – 2005). Aparte, Charles se convirtió en el 3º barón de Rothschild.

Esta es a grandes trazos, los rasgos de la familia que le tocó en suerte venir a este mundo a Pannonica: «La Baronesa del Jazz». 

Quizás toda esta historia comenzó cuando Benny Goodman programó una gira por Gran Bretaña, a principio de los años treinta del siglo pasado, junto al pianista, Teddy Wilson y al baterista, Gene Krupa. Cuando el trío llegó a Londres para cumplir sus compromisos, Victor Rothschild – un pianista más que pasable de música clásica – contactó con Wilson para persuadirle de que le diera unas clases de piano, ya que llevaba un tiempo interesándose por el jazz. Wilson aceptó. Durante esas lecciones una joven de diecisiete años estuvo presente y Victor se la presentó al pianista norteamericano como su hermana menor, Pannonica: “Después de las clases, Wilson tocaba para mí. Me compró algunos discos y me indicó en qué tiendas de Londres podría conseguir más”. 
Una década más tarde, cuando Pannonica se libró de algunas de las ataduras producto de un matrimonio problemático, fue Teddy Wilson el encargado de introducirla en la alta sociedad jazzística neoyorquina.

Pannonica con 16 años y Mirian, su hermana mayor de 22, consiguieron que su familia aceptara enviarlas a una exclusiva escuela para señoritas parisina que resultó que estaba regentada por tres hermanas lesbianas. Estas, entre otras cosas, les enseñaron a utilizar adecuadamente el lápiz de labios además de: “darnos un asesoramiento literario y filosófico que servía como acompañamiento a nuestros labios rojos”. 
Cuando terminaron su estancia en el elitista colegio, ambas hermanas visitaron varios países de Europa, parándose brevemente en Munich para recibir clases de arte, pero que fue el suficiente para que las dos se percataran de que, aun teniendo en cuenta su “pedigrí”, el aire que respiraban estaba contaminado de un cierto olor antisemita.  

Pannonica, con dieciocho años, fue formalmente presentada al King George V y a la Queen Mary. Y tuvo su baile de debutantes en palacio. 

El Kit- Cat Club, que estuvo ubicado en Haymarket Street, sigue personificando, hoy en día, los días alegres y despreocupados de los felices años veinte. Se inauguró en el verano de 1925 e inmediatamente se convirtió en uno de los lugares nocturnos más famosos de Londres. Decorado con lo último en cuanto a restaurantes y pistas de baile. Estuvo considerado como el complejo más suntuoso de Europa y era el único local de Londres que había sido construido expresamente con el propósito de convertirse exclusivamente en un club. Entre los más de 6.000 asociados se encontraban personas pertenecientes a la realeza, la aristocracia y la política.  

Desde sus comienzos, la música del Kit – Kat Club estuvo amenizada por grupos u orquestas de jazz. A principio de los años treinta, la banda que ocupaba sus escenarios estaba dirigida por el pianista y cantante, Arthur Rosebery. Uno de sus músicos era el saxofonista, Bob Wise con el que Pannonica trabó amistad. Además, este músico era un amante de la aviación y piloto aficionado. Cuando ella cumplió veintiún años ya pilotaba su propio avión y le agradaba volar sobre el Canal de la Mancha junto a otros miembros del aeroclub. Nica conoció, en uno de esos paseos, al barón Jules de Koenigswarter, un compañero entusiasta y diez años mayor que ella.  
Jules y Nica se casaron tras un breve noviazgo en 1935 y se fueron a vivir a un lujoso castillo, Château d’Abondant, situado en el noroeste de Francia. Y llegó la II Guerra Mundial. 
Durante la contienda, Jules formó parte de las Forces Françaises Libre (FFL) comandando tropas tanto en África (donde Nica se le unió clandestinamente) como en Europa. Por su comportamiento en la contienda recibió las más altas condecoraciones del Gobierno Francés. Desgraciadamente, Jules perdió a parte de su familia (incluida su madre) en el campo de concentración de Auschwitz. 

Nada más terminar la guerra, Jules entró a formar parte del cuerpo diplomático y su primer destino, en 1946, fue el de embajador en Noruega. A Oslo se desplazó toda su familia que por entonces contaba con su esposa Nica y los tres hijos habidos en el matrimonio: Patrick, Janka y Nadine
A los tres años, a Jules le nombraron embajador de México. México capital fue la ciudad donde se instaló junto a su familia que había crecido con dos nuevos vástagos: Katharina y Charlotte 

Cuando Nica llegó a Ciudad de México se introdujo en ambientes jazzeros donde conoció a nuevos compañeros – fanáticos del jazz como ella – que se brindaron a conseguirle los últimos discos del mercado e incluso le ofrecieron su casa para escucharlos y hablar sobre música. Pannonica contaría años después: “¡Yo no podía escucharlos en mi propia casa, con aquel ambiente! Mi marido odiaba el jazz. Cuando llegaba tarde a cenar me rompía discos. Y yo llegaba bastantes veces tarde a cenar”. 

En México escuchó una música que le impactó profundamente en su alma artística: la suite Black, Brown and Beige que Duke Ellington compusiera en 1943 y que fue estrenada en su primer concierto en el Carnegie Hall, el 23 de enero de 1943. En ella, sus notas van desgranando la historia del Pueblo Afroamericano por tierras americanas.  

Nica trató de explicar con palabras lo que significó para ella escuchar la música de Black, Brown and Beige: “Cuando escuché eso fue como si un mensaje escondido dentro de mí saliera a relucir… un mensaje que decía que yo debía pertenecer a ese lugar donde estaba esa música… que había algo que se suponía que debía hacer… se suponía que debía involucrarme en ello de alguna manera y no pasó mucho tiempo para que sucediera. Salí de allí y me involucré y me seguí involucrando por el resto de mi vida”. 

Unos meses después de la llegada de Nica a Ciudad de México, comenzó a realizar viajes periódicos a Nueva York, donde, a través de su conexión con Teddy Wilson, logró integrarse en la comunidad del jazz además de hacerse amiga de músicos de todo el espectro de su historia. En 1951, al final de una de sus escapadas a Nueva York, y camino del aeropuerto, Nica decidió pasarse por el apartamento de Wilson en Harlem. El pianista le comentó si había oído hablar de un colega suyo de nombre, Thelonious Monk. Ella le contestó que no. Y Wilson le dijo: “No puedes irte sin escuchar antes la canción Round Midnight. 
Nica escuchó la grabación en el tocadiscos de Wilson y ese momento resultaría decisivo en su vida: “No podía creer lo que oía. Nunca había escuchado nada remotamente parecido. Le hice ponérmelo veinte veces seguidas. Round Midnigh me afectó mucho más que cualquier música que hubiese escuchado antes. La primera vez que le vi tocar a Thelonious ‘Round Midnight, lloré». De hecho, Nica se quedó tan absorta escuchando el disco que perdió su vuelo y tardó un par de semanas en regresar a casa. No sin antes pedirle a Teddy que le mandase a México todos los discos editados por Thelonious.

En el año 1953, a Jules le nombraron embajador de Francia en los EE. UU. y en Canadá. La familia fijó su residencia en el primer país, pero Nica y Jules vivieron separados. Ella en Nueva Yorkjunto a su hija menor – donde alquiló una suite en el Hotel Stanhope y Jules en Washington, en la sede de la embajada, con el resto de sus cinco hijos 

Pannonica, nada más llegar a Nueva York retomó los contactos que ya tenía con los músicos de jazz visitando los clubs de la Calle 52.  Allí conoció a la pianista, compositora y arreglista Mary Lou Williams que se convertiría en una de sus grandes amigas y confidente, relación que duró hasta el fallecimiento de esta última en 1988. 

En el año 1951, la policía paró un coche donde viajaban Thelonious Monk y su amigo y protegido, el también pianista, Bud Powell. Efectuado el correspondiente registro los agentes encontraron heroína y Thelonious les dijo que era suya, lo que no era verdad ya que pertenecía a Powell. 
Monk pasó sesenta días languideciendo en una celda de la cárcel de Rikers Island. Pero lo que le hundió fue que le retiraran la licencia para tocar el piano en los clubs que vendían alcohol durante seis años. 
Su esposa Nellie le decía: Thelonious quítate ese problema de encima. Tú no hiciste nada”, pero él se negó a comprometer su integridad delatando a sus amigos. Nellie llamó a ese período de tiempo “los no años” 

Este castigo que recibió Monk fue un incordio para los planes que Nica tenía en su cabeza. Y el principal era ver y escuchar a Thelonious tocando el piano en un club. Y luego, hacerse presentar por su amiga Mary Lou Williams. Eso por el momento era prácticamente imposible. 
Quizás fue esa una de las razones por las que adquirió la costumbre de visitar Londres a menudo para visitar a sus hermanos y a sus viejos amigos. En el año 1953, se encontró con Teddy Wilson que estaba realizando una gira por país y le llevó en su Rolls-Royce a varias ciudades donde tenía contratados conciertos. Los tabloides siempre al acecho publicaron primeras planas con títulos como este: «Blue Man Gets Blue Rolls». 
En la primavera del año siguiente, Nica se enteró de que Thelonious Monk iba a tocar en París, en la magnífica Salle Pleyel dentro de las actuaciones programadas por el Tercer Festival de Jazz de París de 1954. 
Pannonica se puso inmediatamente en contacto con Mary Lou Williams que viajó de Nueva York a Londres y juntas hicieron el vuelo a París. La pianista consiguió que Pannonica permaneciera entre bastidores mientras Monk tocaba las dos canciones, que según parece tenía previstas. El festival parisino programó cinco conciertos dedicados a la Música de Nueva Orleans, bien en sesiones de tarde o noche, con una audiencia encantada. Escuchar, de repente, el inimitable, discordante y disonante estilo de Monk, causó cierto revuelo y es más que probable que el público no entendiera nada. Como tampoco, los críticos franceses e ingleses, que definieron al pianista como: “Una especie de bufón del jazz moderno”. 
Pannonica, evidentemente no lo vio así, ya que en su momento comentó: “Él toco sus dos canciones, sin embargo, la gente no quería que se fuera. De hecho, gritaron: Monk, Monk, aunque no volvió. Gerry Mulligan estaba esperando para tocar y eso es todo”. 
Está debidamente documentado que Thelonious Monk tocó en el festival parisino el 1,3,5,6 y 7 de junio, pero lo que no está aclarado, hoy por hoy, es en qué día Pannonica conoció al pianista.  

A partir de ese momento la vida de Nica cambió. La mecha se encendió cuando escuchó, tres años atrás, el disco ’Round Midnight que se convirtió en un estallido que no finalizó hasta que hubo conocido a su compositor. Su vocación por el jazz se hizo patente con la composición de Duke Ellington Black, Brown and Beige y ahora una melodía de Monk le dejó claro que había encontrado una misión: Durante los siguientes veintiocho años dedicaría su vida a Thelonious, poniendo su tiempo, su afecto y su dinero a los pies del músico. 

Nica admitió al cabo de los años: “Cuando conocí a Monk en París necesité, al principio, un intérprete para entender lo que me decía. No fue fácil. No sabía el inglés de Thelonious. Nos llevamos bien y pasamos juntos el resto del tiempo que estuvo en París.

El poeta, músico y crítico musical, Stanley Lawrence Crouch no tiene duda en afirmar que la atracción entre Nica y Thelonious fue musical: “Hay un cierto tipo de aristocracia en la música de Monk y los Estados Unidos están a 3.000 millas de París, por lo que existe realmente la posibilidad de que una persona, con unos antecedentes tan diferentes a los de Monk, quede fascinada por su música. Verá, siempre hay una especie de magia humana que puede trascender de lo que sabemos sobre la sociedad, las relaciones y todo eso. Tenían eso el uno para el otro”. 

Sea como fuere, cuando terminó el festival de la capital del Sena, Monk voló a Nueva York y Pannonica a Londres. Nada más llegar comenzó con su mecenazgo, como veremos en la 2ª Parte de mi artículo sobre «La Baronesa del Jazz» 

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