Una Perspectiva Femenina del Jazz (III): La Trombonista Melba Liston

Melba Liston
Melba Liston
Gerald Wilson Orchestra – Melba Liston está en medio de los trombonistas.
Dexter Gordon Y Melba Liston
Dizzy Gillespie
Billie Holiday & John Levy
Gerald Wilson
Melba Liston en la orquesta de Dizzy Gillespie
Dizzy Gillespie
Melba Listo
Melba Liston
Melba Liston
Randy Weston
Una Perspectiva Femenina Del Jazz (III): La Trombonista Melba Liston

“Sobre el escenario Liston posee una empatía con la que atrapa a la audiencia gracias a ese magnetismo, a ese carisma difíciles de definir. Es su propia presencia, ese porte sutil al moverse sobre el escenario. Ella es ágil y alta, vestida de largo, con coloristas atavíos. Es la clásica belleza africana, de cálida piel marrón y ojos achinados. Cuando se vuelve hacia su audiencia presta a tocar su cara se ilumina, una energía parece surgir de lo más profundo y ella se vuelve atemporal. Toma su trombón y lo sujeta, el instrumento con brillo metálico se convierte en una extensión de sí misma, en algo delicado que se ajusta a sus gráciles brazos y mueve sus espatulados dedos. Ella empieza a tocar, su tonalidad es cálida, todavía ligera y delicada, produce una explosión de sonido. Sin pirotecnias, sin alborotos. Con swing”.

 Las frases precedentes las he trascrito del libro titulado “Stormy Weather: The Music and Lives of a Century of Jazzwomen” escrito por Linda Dahl. En ellas la autora se centra en Melba como instrumentista – que colaboró con más de cincuenta músicos de jazz de primera fila – pero ella fue mucho más lejos como arreglista de la sección de trombones de una banda o de su conjunto y esa labor también la realizó para los mejores. Ella desarrolló una variada carrera musical que duró cinco décadas y se convirtió en una artista sin precedentes si pensamos que estamos hablando de una mujer y los estudiosos de entonces (y los de ahora) la desterraron al olvido.  

Melba nació en Kansas City en 1926. Con siete primaveras comenzó sus estudios en la escuela primaria y eligió como instrumento el trombón. Al cabo de un año ya podía tocar pequeños “solos” en la radio local. En 1937, ella y su madre se desplazaron a California donde Melba continuó con sus estudios.  A los 16 años encontró su primer trabajo profesional como miembro de la banda de Los Ángeles Lincoln Theatre dirigida por Bardo Ali, que en aquellos días también ocupaba el puesto de director de la orquesta de Chick Webb. Melba entregó sus primeros arreglos orquestales al citado director comenzando de esta manera con una de las principales facetas de su carrera.

Cuando el Lincoln Theatre cerró sus puestas prácticamente la totalidad de la orquesta se incorporó a la banda del director, arreglista y compositor Gerald Wilson que actuaba principalmente en night clubs. Melba lo recuerda así: “Entonces yo empecé a escribir para Gerald. Él era un fino arreglista y yo aprendí y estudié muchas cosas de él. También me presentó a gente como Dizzy, Basie, Duke o Bird. Fui muy bien recibida por todos ellos y eso fue toda una bendición. También fui muy afortunada de compartir con todos ellos antes de que la Época de Swing se terminara”.
Melba permaneció junto a la banda de Wilson prácticamente la totalidad del año 1946. En ese tiempo compuso y arregló un tema con el título de “Warm mood” y la orquesta lo grabó en el mes de abril.

Durante los años en que Melba estudió en Los Ángeles conoció a un joven llamado Dexter Gordon forjándose una sólida amistad entre ellos. La trombonista se llevó una agradable sorpresa cuando, cinco o seis años más tarde, una de las más firmes promesas del jazz del momento se acordase de ella y le propusiera entrar en su quinteto. El músico era evidentemente Dexter Gordon. Permanecieron juntos cerca de un año y el saxofonista le agradeció su dedicación y su amistad escribiéndole una canción a la que tituló “Mischievous Lady” (Traviesa Lady). La grabaron el 27 de abril de 1947 en Los Ángeles para el sello Dial (con un “solo” de Melba incluido). El resto del quinteto fueron: Dodo Marmarosa, piano; Red Challender, contrabajo; Jackie Mills, batería.

Si Melba se asombró con la llamada de Dexter Gordon, la sorpresa fue mayúscula cuando se puso en contacto con ella uno de los músicos punteros del be bop: Dizzy Gillespie. Ella lo relata de esta manera en la autobiografía del trompetista titulada “To Be or not to Bop” de 1979:

 “Yo estudiaba su música, su estilo, pero no recuerdo cuando le conocí personalmente, porque cuando te presentaban por fin a alguien como Diz, tienes la sensación de que ya le conocías. Yo estaba bien metida en su música así que cuando nos vimos fue como si nos conociéramos de antes. Él había oído hablar de mí. La primera vez que estuve cerca de él y que trabajamos juntos fue en 1949, después de que yo hubiera regresado al Este con la banda de Gerald Wilson y de que la banda se hubiese disuelto. El caso es que acabé en Nueva York.
Dizzy tocaba con su big band en lo que creo era el Bop City y se enteró de que yo estaba en la ciudad. Había un trombonista del que quería librarse, así que inmediatamente le despidió. Y yo me pasé a visitarle. Me preguntó: “Dónde está tu maldito instrumento? ¿No ves esa silla vacía? Me parece que esta noche tienes que trabajar”.
No llevaba el instrumento conmigo. Estaba visitando a unos amigos en Nueva York y esa fue la primera vez que trabajé con él. Creo que era invierno. Nunca he llevado un diario ni nada parecido. Era la banda con Trane, Little Bird (Jimmy Heath), John Lewis y toda esa gente. Era una banda tremenda. Pero se separó creo que a los cuatro o cinco meses, quizás menos. Yo llegué al final de esa maravillosa organización”.

 Y llegamos al verano de 1950. Billie Holiday se preparaba para iniciar una gira de cuatro semanas por el sur de los EE.UU. para finalizarla el 23 de julio en Nueva Orleans. Gerald Wilson fue el encargado de montar una banda de 18 músicos entre los que incluyó a Melba Liston. Para esta tournée en cuestión, el grupo se convirtió en “Lady Day’s Orchestra” y pintaron ese nombre en grandes letras en las persianas delanteras del autobús que habían alquilado para ir de un concierto a otro. A los músicos los acompañó el manager y “boy friend” de Billie, John Levy, un turbulento, violento y siniestro personaje. Y también, Dewey Shewey, encargado de promocionar la gira y de conducir el vehículo. (Hay que tener en cuenta que por entonces y si viajabas por el Sur del país todos los conductores que se contrataban eran blancos para que no hubiera problemas en el momento de llenar el depósito de gasolina).
Los días pasaban, los músicos no cobraban, las broncas entre Billie y Lewy iban tomando un cariz de película de gánsteres. Un día la cantante le abrió la cabeza a su “boy friend” con una botella de Coca Cola y este le hizo un corte con un cuchillo. Ambos tuvieron que ir al hospital. Para rematar la faena, la policía detuvo Dewey Shewey y entonces se descubrió que no había organizado nada ni se había ocupado de la publicidad, aunque el dinero para tales menesteres había desaparecido. Contrataron a otro chofer y malamente continuaron con la gira actuando en pequeños locales exclusivamente para negros.
Un día en algún lugar de Carolina el nuevo chofer se hartó, se bajó del autobús y abandonó al pasaje. John Lewy y Billie Holiday les dijeron a los músicos que iban a conseguir dinero, pero también desaparecieron.
Los 17 hombres y una mujer se quedaron tirados, sin conductor, sin dinero y sin otra cama que los asientos del autocar. Cada noche una patrulla de la policía se acercaba al bus y golpeaba la carrocería con las porras al tiempo que amenazaba a los músicos diciendo que si pasaba algo en la ciudad ellos serían los responsables. Al cabo de tres días, Melba y Gerald Wilson consiguieron subir a un tren que los llevó a Kansas City y desde allí a Nueva York. El resto de los músicos se buscó la vida como pudo para regresar a sus casas.
Melba Liston comentaría al cabo del tiempo sobre esta desastrosa aventura: “Ir de gira por el Sur en los años treinta y cuarenta era un infierno. No te daban de comer, no te dejaban dormir… La gente no nos recibía bien. Tocábamos en sitios para negros, pero también para ellos éramos unos extraños, no hablamos el mismo idioma. Toda la gira fue un cúmulo de despropósitos y situaciones extrañas, como si John Levy lo hubiera planeado todo para demostrarle a Billie que estaba acabada y poder así librarse de ella una vez concluidos los conciertos. Y eso fue lo que hizo”.

Melba Liston después de esta más que desagradable experiencia dejó de actuar en directo. Consiguió un trabajo en la Comisión de Enseñanza de Los Ángeles donde pasó cuatro años. Y fue de nuevo su amigo Dizzy Gillespie quién la rescató para la música. La convenció para que se trasladara a Nueva York y se uniera a su grupo. Estamos en 1955.

“Creo que los muchachos solo tuvieron algunas dudas la primera vez que me vieron aparecer. Se preguntaban por qué demonios había tenido Dizzy que llamar a una bruja que tocaba el trombón. Pero él era el jefe. Cuando llegaron los primeros ensayos y empezamos a tocar mis arreglos se acabaron sus tonterías y de bruja pasé a ser “mama”. Así que cuando demostré que no iba a ser una carga para ellos todo fue sobre ruedas”.

Melba permaneció en la formación de Dizzy de 1955 a 1957. Aparte de las actuaciones en directo participó en los siguientes discos:
“Dizzy Gillespie – Jazz Recital” (8/11/1955); “Dizzy Gillespie – Birks Works: The Verve Big Band Sessions (18 & 19/5/1956); “Dizzy Gillespie – Big Band Live Hi´Fi from Birdland” (4/11 & 2/12/1956); “Dizzy Gillespie – Big Band Live Hi´Fi from Birdland” (1/12/1956); Dizzy Gillespie Big Band – Birks’ Works” (7/4/1957); Dizzy Gillespie Big Band – Birks’ Works” (8/4/1957); “Dizzy Gillespie Live in Stereo at Chester PA” (14/6/1957); “Dizzy Gillespie at Newport” (6/7/1957).

Del trabajo “Dizzy Gillespie – Birks Works: The Verve Big Band Sessions” rescato la canción titulada “Stella by starlight” que compuso Ned Washington con letra de Victor Young para la banda sonora de la película “The Uninvited” de 1944.
Melba Liston realizó el arreglo orquestal.
Los miembros de la banda fueron los siguientes: Walter Davis Jr., piano; Nelson Boyd, contrabajo; Charlie Persip, batería; Joe Gordon, Quincy Jones, Ermit V. Perry, Carl Warwick, trompetas; Dizzy Gillespie, trompeta, voz; Rod Levitt, Melba Liston, Frank Rehak, trombones; Jimmy Powell, Phil Woods, saxos altos, Billy Mitchell, Ernie Wilkins, saxos tenores; Marty Flax, saxo barítono.

En el año 1958, Melba Liston grabó el único disco a su nombre y lo tituló “Melba Liston and Her Bones”. Lo realizó en dos sesiones y con diferentes formaciones el 22 y el 24 de diciembre. De los ochos temas que dejaron grabados seis son standards de jazz y dos composiciones propias. He elegido la titulada “You don’t say” de la sesión del día 22. En esa fecha la banda estaba formada por: Kenny Burrell, guitarra; George Joyner, contrabajo; Charlie Persip, batería; Melba Liston, Al Grey, Bennie Green, Benny Powell, trombones.

En el C.D. que salió en 2006 (con el mismo título que el L.P.) aparecieron sorpresivamente cuatro temas más que Melba había grabado en una sesión el 22 en junio de 1956.

A finales de 1958 Quincy Jones formó una banda en la que incluyó a Melba Liston como trombonista y arreglista.
El primer trabajo que salió al mercado fue un álbum titulado “The Birth of the Band” grabado en siete sesiones durante la primera mitad de 1959. Fueron diez las canciones que lo conformaron, todas ellas standard de jazz. He elegido la titulada “Gypsy”, del compositor inglés Billy Reid y que llevaron a la fama el grupo vocal “The Ink Spots” en 1946, ya que el arreglo orquestal es de Melba Liston.
Melba Liston y Quincy Jones colaboraron desde 1959 hasta 1965 y fruto de esa cooperación surgieron nueve discos que forman parte del catálogo de la obra de Jones.

En el año 1973, Melba Liston visitó la isla de Jamaica y allí consiguió hacer realidad uno de los sueños que desde siempre había estado presente en su sentir artístico: poder dedicarse a la enseñanza. El gobierno de la isla la nombró directora de Los Estudios de Música Popular. Sus clases de jazz las impartió en El Instituto de Música creado exprofeso dentro de la Universidad de Jamaica. Melba también consiguió que importantes figuras de jazz se personaran en la isla para impartir “clases magistrales”.
Cuando llevaba seis años consagrada a explicar los secretos del jazz se pusieron en contacto con ella las responsables del “Women’s Jazz Festival” de Kansas City que se iba a celebrar ese año de 1979. Melba lo contó de esta manera: “Carol Comer y Dianne Gregg, las encargadas de poner en marcha el festival de jazz de mujeres de Kansas City, se dirigieron a mí para pedirme que actuara en el citado certamen. Yo no quería ir. Ya no cantaba. Llevaba sin tocar años. Ellas me escribían, me llamaban, me enviaban telegramas. Al final dije: “Dios mío”, si tengo que embarcarme en esa aventura debo tener mi propio grupo porque no quiero hacer una especie de jam session rodeada de músicos extraños todo el tiempo. Entonces decidí que si volvía allí, que si iba a tocar el trombón debía escribir varios arreglos y tener mi propio grupo. De esa manera sabría qué iba a tocar y cómo sonaría. Y estas son las verdaderas razones de porqué yo formé el grupo al que llamé “The Company”.

 La banda de Melba que tocó en el festival estuvo formada exclusivamente por mujeres, pero esa música sin retorno que es el jazz estaba fuertemente enraizada en el alma de Melba y continuó con una banda mixta hasta 1985, ofertando como siempre lo mejor de sí misma.

El trombón me ha salvado siempre cuando la tristeza se apoderaba de mí. Ante cualquier decaimiento él me levantaba. Yo no fui tan buena con él como él conmigo. El trombón me preparó para realizar arreglos y cuando los escribía me olvidaba de él. Pero cuando las cosas resultaban aburridas el trombón me salvaba otra vez”. Melba Liston

Me he dejado por el camino colaboraciones de Melba con Art Blakey, Ray Charles, Jimmy Smith, Dinah Wahington… y sobre todo con el pianista y compositor Randy Weston con el que mantuvo una relación como arreglista durante cuarenta años: “Melba es increíble, ella escucha lo que le toco y entonces lo desarrolla. Ella puede crear una melodía que suena como si yo la hubiese compuesto. Ella simplemente es una gran, gran arreglista”.
No sería ninguna mala idea volver sobre Melba Liston en otro momento.

Como apunte personal comentaré que estoy perplejo y sorprendido ya que renombrados y prestigiosos estudioso del jazz como Ted Gioia que ha escrito libros como “Historia del Jazz” (2002) no mencione ni una sola vez a Melba Liston. Y Joachim E. Berendt en su trabajo “El Jazz – De Nueva Orleans a los Años Ochenta” (1962) solo nombre una vez a la trombonista y totalmente de refilón”. C’est la Vie.

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