Cab Calloway: El Histriónico «Hi-De-Ho Man»

Cab Calloway
Blanche Calloway
Cab Calloway & The Missourians
Cab Calloway y su Orquesta en el Cotton Club
Cab Calloway y su orquesta con Dizzy Gillespie tocando un «solo».
Milt Hinton & Cab Calloway
Dizzy Gillespie en el Famous Door Club de New York en junio de 1946. Foto: William P. Gottlieb
Cab Calloway en su papel de «Sporting Life» de la ópera «Porgy and Bess».
Cab Calloway
Cab Calloway: El Histriónico «Hi-De-Ho Man»

A Cab Calloway se le conoció en la Época del Swing como el “Hi-De-Ho Man”. Su figura legendaria quedó inmortalizada en series de dibujos animados y en caricaturas. Su histriónica personalidad le convirtió en un energético showman, un exitoso cantante, un talentoso actor y una persona que creó modas o tendencias, probablemente hoy le llamarían un “influencer”. Y dirigió a una de las bandas más importantes de, la antes mencionada, Época del Swing.

Cab Calloway nació en la ciudad de Rochester, N.Y., el día de Navidad de 1907 y en el seno de una familia de clase media. El deseo de sus padres era que se convirtiera en un prestigioso abogado. De hecho, Cab se matriculó en la Facultad de Derecho de Chicago, pero cuando el sol se escondía por el horizonte comenzaba su verdadero aprendizaje realizando todo tipo de “performances” en los clubs de la ciudad.

“Plantation Days” fue una revista musical que se estrenó en Nueva York en 1922 con música de James P. Johnson e intercalando algunas canciones de Noble Sissle y Eubie Blake sin el permiso de los autores, lo que dio lugar a litigios por el impago de los derechos del copyright. La obra se estuvo representando durante los años 1922-23 en las principales ciudades del país.
Sin una razón aparente, la revista tuvo un “revival” en Chicago y una de sus protagonistas fue Blanche Calloway, la hermana mayor de Cab que le llevaba cinco años.

Blanche Calloway entró en el mundo del show business a principios de los veinte inspirándose en su idolatrada Florence Mills. Comenzó su carrera como bailarina acompañando regularmente al famoso bailarín de claqué, Bill Bailey. En 1925, grabó tres canciones teniendo a un joven Louis Armstrong en la banda que le acompañó. Así mismo ese mismo año, como he comentado, participó en la revista “Plantation Days” compartiendo además escenario con su admirada Florence Mills. Blanche consiguió que su hermano Cab entrara a formar parte del casting del musical, algunos estudiosos dicen que como sustituto del baterista y otros con la misma función, pero del tenor del grupo vocal.

En el año 1929, Cab Calloway se movió a Nueva York y allí formó una banda a la que puso el nombre de “The Alabamians” y aunque tuvieron una buena acogida por parte de los danzantes del Savoy Ballroom de Harlem, la orquesta no estaba preparada para alcanzar el nivel de exigencia que demandaba La Gran Manzana. Al cabo de unos pocos meses se disolvió.
Cab no se desanimó por este primer fracaso, ya que a finales de 1929 lideró otra banda llamada “The Missourians” formada con nueve músicos y con ella le sonrió la suerte. Los estudiosos consideran esta formación como una de las más “hot” de los años 1929-30. Dejaron 14 temas grabados entre los que se encuentra “Market Street Stomp”.
Con la llegada de la Depresión el panorama musical sufrió lo mismo que otras áreas y Cab Calloway se dio cuenta de que era necesario darle otra vuelta de tuerca a la banda si querían seguir sobreviviendo. Contrató a tres músicos más y le puso el nombre de “Cab Calloway & The Missourians”. Su primera sesión de grabación se produjo el 24 de julio de 1930. Los músicos fueron: Earl Prince (p), Leroy Maxey (d), Morris White (bj), Reuben Reeves (t), DePriest Wheeler (tb), William Blue (cl, as), Walter Thomas (ts, bs, fl). Cab Calloway, vocalista y director. La versión que realizaron del tema de Handy “St. Louis Blues” llevó a la banda a lo más alto del firmamento musical y en ella Cab Calloway ya mostró al público sus dotes de actor, comediante y cantante. Y este podemos considerar el principio del músico más histriónico de la historia del jazz.

El negocio no iba del todo boyante en el elitista Cotton Club de Harlem. Hacía más de un año que había comenzado la Gran Depresión y los alegres y adinerados clientes, que hasta entonces habían llenado el local, ahora ya no se reían tanto, ni daban copiosas propinas. Lo cierto era que su número había descendido en gran medida y los que se acercaban estaban casi todos borrachos.
Ante tal tesitura la dirección del club – en manos de gansters – le pidió al productor y coreógrafo, Clarence Robinson, que cambiara radicalmente la estética de los espectáculos que hasta entonces se estaban representando sobre sus escenarios. El objetivo era lograr que los clientes volvieran a pasárselo bien, a reír, a olvidar sus penas, en el elitista Cotton Club, sin necesidad de que estuvieran tirados por los suelos.
Lo primero que hizo, Clarence, muy a su pesar, fue despedir a la orquesta de Duke Ellington, ya que consideraron que su música era demasiado seria para la depresiva coyuntura actual.
Robinson dirigió su mirada al Alhambra Ballroom donde un personaje, cantante-bufón-volatinero, triunfaba al frente de su banda: Cab Calloway.
A principios de 1931, Cab Calloway y sus chicos ya estaban aposentados en el Cotton Club: Earl Prince (p), Jimmy Smith (b), LeRoy Maxey (d), Charley Stamps (bj), Reuven Reeves (t), C.O. Dickerson (t), Lamar Wright (t), DePriest Wheeler (tb), Harry White (tb), Billy Blue (as), Andy Brown (ts), Walter Thomas (bs).
La primera parada del año, llamada “Rhythmania”, pasó sin pena ni gloria si exceptuamos el tema “Between The Devil & The Deep Blue Sea” de Harold Arlen (M) y Ted Koehler (L). En la segunda, denominada “Brown Sugar”, presentaron una canción titulada “Minnie The Moocher” (Minnie La Gorrona) que iba a trasportar a Cab Calloway al séptimo cielo. El vocalista empezaba: “Ahora, amigos hay una historia que cuenta…”, y automáticamente se posicionaba como guía para el público blanco que llenaba la sala convirtiéndose en una figura con unos conocimientos sobre un mundo que para los espectadores les era totalmente ajeno. Pero a pesar de esa privilegiada posición de “hípster”, les mostraba que era inmensamente feliz de compartir sus historias e invitaba al público a que le siguiera. Ese roll lo mantuvo Calloway durante toda su carrera. Además, fue el autor de un diccionario de palabras en “slang”, que las empleaba en sus canciones logrado, de ese modo, que el público estuviese atento a qué era realmente lo que quería trasmitir.
He aquí unos ejemplos:
A barbecue (una barbacoa) = una novia; cat (gato) = un músico de jazz; canary (canario) = una vocalista; dreamers (soñadores) = sábanas; gimme some skin (dame algo de piel) = apláudeme; hip = sofisticado/a; main on the hitch (el principal obstáculo) = el marido; salty (picante) = enfadado; skins (pieles) = la batería; doghouse (la casa del perro) = el contrabajo; trumpets (trompetistas) = gabrieles.

La letra de “Minnie The Moocher” dice lo siguiente:

Chicos, os voy a contar una historia sobre Minnie The Moocher / Ella era una ardiente y provocativa bailarina (lit. hoochi-coocher) / era una poquita cosa, pero dura, muy dura /  Minnie tenía un corazón tan grande como el de una ballena / Hi-de-hi-de-hi-de… / Ella perdía su tiempo con un tipo llamado Smokey / En el fondo le amaba, aunque él estaba tarumba / La llevó a Chinatown / y le enseñó a fumar opio (lit. cómo darle al gong) / Hi-de-hi-de-hi-de… / Ella soñó con el rey de Suecia / que le regaló cosas que ella necesitaba / y le fabricó una casa con oro y acero / un coche con diamantes y ruedas de platino / Hi-de-hi-de-hi-de… / Él le dio la casa que tenía en la ciudad y sus caballos de carreras / Cada comida tenía una docena de platos / Ella se hizo con un millón de dólares en monedas de cinco y diez centavos / Se sentaba alrededor de ellas y las contó como un millón de veces / Hi-de-hi-de-hi-de… / Pobre Min, pobre Min, pobre Min.

La primera vez que interpretó “Minnie The Moocher” en el Cotton Club le pidieron seis bises. A Cab Calloway empezaron a llamarle “Hi-De-Ho Man” y como las paradas del club se radiaban prácticamente todos los días, con un alcance de costa a costa, todo el país conoció su apodo y con él se quedó, al menos, durante veinte años.
Aquí os dejo un video de Cab Calloway haciendo de “Hi-De-Ho Man” mientras interpreta “Minnie The Moocher”.

Los músicos que tocaron en la orquesta de Cab Caloway fueron unos de los mejores pagados de la profesión. Era difícil encontrar un empleo mejor. Recibían pagas extras y disfrutaban de sus correspondientes vacaciones. Se lo pasaban bien en el escenario sin importarles qué es lo que su jefe estuviera haciendo. El líder era la estrella, pero este contrataba a los mejores músicos para cada instrumento y estos estaban orgullosos. En algún momento de su carrera tuvo entre sus filas a: Dizzy Gillespie (t), Ben Webster (ts), Cozy Cole (d), Chu Berry (ts) o Doc Cheatham (t).
Sin embargo, existe una anécdota que tiene como protagonistas a Calloway y Gillespie y que recogen todos los libros que se ocupan de esta parte de la historia del jazz.

El contrabajista Milton Hinton cuenta en el libro titulado “To Be Or Not To Bop” escrito por Dizzy Gillespie y Al Fraser: “Dizzi Gillespie, cuando era un miembro de la banda de Calloway” estaba haciendo siempre jaimitadas… y nueve de cada diez veces Cab acababa descubriendo que había sido él… Nada más terminar una actuación le dijo: “Tío, ¿qué demonios has estado haciendo, tirando esas bolas de papel en medio del escenario cuando los demás tratábamos de entretener al público? ¿Eres idiota o qué?” Y Dizzy le dijo: “Cab, Cab yo no he sido” y este estalló “eres un mentiroso de mierda y claro que has sido tú. El trompetista insistió: “Yo no he sido”, pero Callobay continuó; “Mira, te digo que has sido tú. Ahora puedes irte, o si no te voy a bajar los humos”. Dizzy le contestó; “Tú no vas a hacer nada”. Entonces Cab se volvió y le puso una mano en la cara. Dizzy sacó su navaja. Intenté cogerla para que no le diera en el costado, pero Cab ya la tenía sujeta con la mano sin embargo, no pudo impedir que le hiciera un corte en la pierna. Su precioso traje blanco se había echado a perder. Cuando todo terminó Calloway le dijo a Gillespie: “Coge tus cosas y lárgate de aquí”. Y eso es lo que hizo”.

 Cab Calloway relató al cabo de los años: “Dizzy era un demonio, un demonio juguetón. Pero durante quince años no supe que no había sido él. No lo supe. Pero nunca lo olvidaré. De verdad que nunca lo olvidaré. Me lo llevaré hasta la tumba”.

 Entre sus actuaciones en los night clubs, sus apariciones en los programas de radio, sus discos, sus esporádicas contribuciones en el séptimo arte, Cab estuvo ocupado durante muchos años. En 1945-46 prácticamente terminó la Era del Swing con el advenimiento de BeBop. Calloway con su banda resistió hasta abril de 1948. Durante cuatro años lideró octetos y sextetos y parecía que su carrera había terminado, tenía 44 años, pero como dice la canción “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”.

George Gershwin comentó – una vez que su ópera “Porgy and Bess” se estrenara en el año 1935 – que siempre tuvo en mente a Cab Calloway cada vez que componía la música que debía de interpretar el personaje “Sporting Life” (el traficante de drogas) en su obra.
“Porgy and Bess”se representó en Broadway por quinta vez en el año 1953. Los productores de la obra contrataron a Cab Calloway para el papel de “Sporting Life”. El destino es así.
Se reestrenó el 10 de marzo en el Ziegfeld Theatre y llegó a 305 representaciones. Después de Broadway la compañía salió de gira por el país durante un año.

Algo más que un cuarto de siglo después, medio mundo se enteró de quién había sido Cab Calloway y muchas personas tuvieron la oportunidad de escuchar por primera vez “Minnie The Moocher”. Todo esto sucedió, ya que John Belusi y Dan Aykroyd le dieron la magnífica oportunidad de que compartiera escenario con ellos en la película The Blues Brothers de 1980. Y aquí está el testimonio de lo que aconteció.

Cab Calloway escribió una entretenida autobiografía que se publicó en el año 1976 con el título de “Of Minnie The Moocher and Me”. En 1947, fue uno de los protagonistas – interpretándose a sí mismo – de la película titulada “Hi-De-Ho” que es un cóctel de celos, night clubs, gangsters y música.
Cab Calloway se fue muy lejos a cantar Hi-De-Ho, Hi-De-Ho… el 18 de noviembre de 1994, con 86 años. Quizá no creó nada especial, en cuanto a la música se refiere, durante la mitad de su vida. Se contentó reviviendo pasados éxitos. Calloway no necesitó cambiar. Su música intemporal y su histriónica personalidad siempre le acompañó. Fue Cab Calloway desde el principio hasta el final.

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