Birth of the Cool (Miles Davis)

Charlie Parker & Dizzy Gillespie
Cozy Cole, Jack Teagarden, Louis Armstrong, Arvell Shaw, Barney Bigard, Earl Hines – 1950
Gil Evans en su casa de Nueva York
Lee Konitz
Gerry Mulligan
Miles Davis & J.J. Johnson
Al Haig
Al McKibbon
Pete Rugolo
Miles Davis, Lee Konitz, Gerry Mulligan
Winthrop Sargeant
Gil Evans & Miles Davis – 1957
Birth of the Cool (Miles Davis)

En 1947 aún resonaba algún eco nostálgico de esa música que atrapó a toda Norteamérica durante diez años guiando los pasos de los bailarines en las salas de baile y consiguiendo que sus pies fuesen felices, parafraseando el slogan del “Savoy Ballroom”. Benny Goodman, Chick Webb, Glenn Miller… habían saboreado las mieles del triunfo. Dos años antes había salido a la luz una música que había sido creada en los oscuros escenarios de los clubs de la Calle 52 neoyorquina. Una música que no se podía bailar y de muy difícil memorización. Las consecuencias de este brusco golpe de timón con respecto a la “corriente principal” del jazz se tradujo en que la mayoría de sus aficionados le dieran la espalda. Charlie Parker y Dizzy Gillespie, principalmente, convirtieron al jazz en una música minoritaria. En 1947, el Be Bop estaba en pleno apogeo y era seguido con admiración por todos aquellos que habían abrazado a esa nueva corriente. Sin embargo, la gran mayoría de los seguidores del jazz se encontraban sin referentes claros en lo que a este estilo de música se refiere. Esta pudiera ser una de las razones por las en 1947 resurgió con fuerza un “revival” de la música de Nueva Orleans de los años veinte. Canciones como “When the Saints go marching in” o “Basin Street Blues” empezaron de nuevo a sonar en las radios y en los festivales de jazz. Estos y otros viejos standards atrajeron también a una nueva audiencia que hasta esos momentos no estaba interesada en el jazz gracias a la perdurable popularidad del jazz tradicional. Louis Armstrong que lideraba una big band la disolvió para seguidamente crear un quinteto para que su música sonara como en los viejos tiempos. Esta moda del “dixieland” se propagó también por toda Europa, principalmente por Gran Bretaña.

Esta era la atmósfera que respiraba el jazz en 1947. Ajenos a ella unos cuantos músicos entraban y salían de un pequeño sótano sito en la calle 55 neoyorquina propiedad de Gil Evans donde se contrastaban ideas con el fin de dotarle al jazz de una nueva estética.

Gil Evans nació en Toronto en 1912 y siendo un niño su familia se trasladó a California. Realizó sus estudios en las ciudades de Berkeley y Stockton mostrando una clara disposición hacia la música. En esa época de estudiante formó una orquesta de baile.
En 1937 decidió trasladarse a Hollywood para ofrecer allí sus servicios como arreglista. Durante los dos primeros años de su estancia en la meca del cine malvivió realizando pequeños trabajos en todo aquello que se le ponía por delante. Llegó el año 1939 y la orquesta del pianista Claude Thornhill le contrató como arreglista. En ella permaneció hasta 1947 – con el paréntesis de la II Guerra Mundial – ganándose una excelente reputación como arreglista por sus sofisticados trabajos donde incorporaba elementos del be bop.
Evans abandonó a la orquesta de Thornhill y se instaló en Nueva York donde amuebló un pequeño sótano en la calle 55 y lo que allí pasó va a ser el objeto de este artículo.
A la figura de Gil Evans siempre se la recordará en la historia de jazz asociada a la del trompetista Miles Davis. Las orquestaciones que realizó para sus álbumes “Miles Ahead” (1957), “Porgy and Bess” (1959) y “Sketches of Spain” (1960) lo consagraron como uno de los más importantes innovadores del jazz.
Gracias al prestigio conseguido con estos arreglos, las discográficas le ofrecieron la oportunidad de grabar discos a su nombre dejándonos una treintena de obras para poder saborear sus personales y cambiantes puntos de vista del jazz, según iban pasando los años. Continuó, aunque en menor medida, arreglando música para otros intérpretes. Uno de sus últimos trabajos en esta línea lo realizó para Sting (“Nothng like the sun”- 1987) y (“Last Sessions. Live at Perugia Jazz Festival 11 July 1987”).
En los 70, lideró una big band en el “Swee Basil Jazz Club” sito en el Greenwich Village neoyorquino.
Compuso varias bandas sonoras y solo su fallecimiento en 1988, a la edad de 75 años, le privó de que siguiera escribiendo en las partituras sus innovadoras y creativas ideas musicales.

Volvamos al pequeño sótano de la calle 55. Por allí pasaban músicos como Gerry Mulligan, Lee Konitz, John Lewis, Max Roach o Miles Davis. Realizaban lo que podríamos definir como pequeñas jam-sessions donde cada uno aportaba sus ideas, pero sin pensar que con ellas se pudiera consolidar un proyecto. Una reunión de amigos divirtiéndose con la música. Pero Miles Davis fue un visionario y trató de aglutinar en algo concreto los escurridizos conceptos musicales que con frecuencia salían de los instrumentos de los músicos allí presentes.

Gerry Mulligan se lo explicó de esta manera al crítico de jazz de la BBC, Charles Fox:

“Si hubiera estado a cargo de nosotros, Gil, John Carisi o yo probablemente habríamos dejado pasar el tiempo y jamás habríamos organizado ensayos. Miles fue el principal impulsor. Pero hay otro factor más importante: pensar en Miles como la primera voz afectó a la manera en que todos escribíamos para la banda. En términos estilísticos, Miles era la alternativa perfecta. Es difícil imaginar a otro trompetista que tuviese el mismo efecto sobre el conjunto. Si hubiésemos tenido a un trompetista con un sonido más abierto y convencional no habría tenido el mismo impacto sobre el conjunto. El enfoque melódico y la voz líder de Miles ejerció una influencia particular sobre el sonido definitivo de la agrupación”.

El modelo de banda que tenía Miles en mente estaba configurado por nueve instrumentos: trompeta, trombón, trompa, tuba, saxo alto, saxo barítono, piano, contrabajo y batería. Las big bands clásicas estaban formadas por tres secciones: saxofones y clarinetes, por un lado, e instrumentos de metal por otro, que actuaban como fuerzas diferenciadas y la sección rítmica que lo cohesionaba todo.  Miles quería que su noneto se configurara como un único bloque: “Yo concebía la banda como una única sección. El modelo no era la orquesta clásica, sino el grupo de canto. Quería que los instrumentos sonasen como voces humanas, y así lo hacían, tenían que ser como las voces de un cuarteto: soprano, contralto, barítono y bajo. Yo contemplaba el grupo como un coro”.

En septiembre de 1948 los escenarios del club Royal Roots en Broadway – uno de los primeros clubs que contrató a bebopers – anunciaba la primera aparición pública de la banda de Miles alternando con la de Count Basie. El nombre con el que aparecía era el de “Miles Davis Nonet” haciéndose mención en el cártel los nombres de Gerry Mulligan, Gil Evans y John Lewis como arreglistas, siendo esta la primera vez que ese tipo de información aparecía en un poster anunciador. Permanecieron dos semanas en el club. La banda actuó un año después en el Clique Club neoyorquino siendo estas dos apariciones las únicas que realizó el noneto. Pero durante ese período de un año sucedieron importantes acontecimientos que iban a desembocar en un nuevo estilo dentro del jazz.

El 4 de septiembre de 1948, el noneto de Davis interpretó seis temas en un programa radiofónico desde el “Royal Roost”. El 18 del mismo mes repitió una actuación en la misma radio tocando cinco canciones.

El 21 de enero de 1949 los siguientes músicos entraban en los estudios de Capitol en Nueva York: Miles Davis, trompeta; Kai Winding, trombón; Junior Collins, trompa; Bil Barber, tuba; Lee Konitz, saxo alto; Gerry Mulligan, saxo barítono; Al Haig, piano; Joe Schulman, contrabajo; Max Roach, batería. Grabaron cuatro temas. Los arreglistas fueron, Gerry Mulligan y John Lewis (este último no formaba parte del grupo).

El 22 de abril de 1949, cambia el trombón, J.J. Johnson; la trompa, Sandy Siegelstein; el piano, John Lewis; el contrabajo, Nelson Boyd; la batería, Kenny Clarke. Grabaron cuatro temas. Los arreglistas fueron, Gil Evans y John Carisi.

El 9 de marzo de 1950, cambia la trompa, Gunther Schuller; el contrabajo, Al McKibbon; la batería, Max Roach. Kenny Pancho Hagood, vocal. Grabaron cuatro temas. Los arreglistas posiblemente fueron Mulligan y Lewis.

Todos los temas que se grabaron fueron saliendo paulatinamente en discos de 78rpm sin que nadie del entramado jazzístico les prestara la atención que se merecían.

A finales de los 50 el noneto de Davis se disolvió, pero sus apóstoles principales empezaron a predicar el jazz por su cuenta Así, Gerry Mulligan junto Chet Baker fundó su cuarteto sin piano, Lee Konitz formó su grupo junto a al pianista Lennie Tristano. A estos músicos se les unieron otros que respiraban la misma estética musical, como el saxo alto Art Pepper, el baterista Shelly Manne, el multiinstrumentista Jimmy Giuffre, el trompetista Shorty Rodgers, el saxo alto, Paul Desmond… Todos ellos comulgaban con una idea del jazz parecida y a esa nueva corriente musical se le adjudicó el nombre de “cool”. El “cool jazz” fue uno de los hijos del “be bop”, al otro le bautizaron como “hard bop”, del que nos ocuparemos en su momento.  

En 1957, siete años después de la disolución del noneto de Miles Davis, el sello Capitol decidió con buen criterio lanzar un álbum con todas las canciones grabadas por el citado grupo. Estos fueron sus títulos: “Jeru” (Gerry Mulligan), “Move” (Denzil Best), “Godchild” (George Wallington), “Hallucinations aka Budo” (Miles Davis & Bud Powell) (21/01/1949); “Venus de Milo” (Gerry Mulligan), “Rouge” (John Lewis), “Boplicity” (Cleo Henry), “Israel” (Johnny Carisi) (22/04/1949); “Deception” (Miles Davis), “Rocker” (Gerry Mulligan), “Moon dreams” (Chummy Mac Gregor & Johnny Mercer), “Darn that dream” (1) (Jimmy Van Heusen & Eddie DeLange)  (9/03/1950).
Pete Rugolo – el que fuera arreglista de Stan Kenton – era en esos momentos el productor de Miles Davis para el sello Capitol y a él se debe el inspirado e influyente título que eligió para el álbum llamándolo “Birth of the Cool”, ya que realmente este trabajo significó el nacimiento de esa corriente del jazz conocida como “Cool”. Podéis escuchar el disco entero aquí. Yo entresaco la canción titulada “Boplicity” ya que a mi entender es una de las que mejor ilustra las ideas que a Miles Davis le rondaban por su cabeza en el sótano de Gil Evans.

La salida al mercado de “Birth of the Cool” no recibió una gran acogida por los aficionados al jazz. El crítico de música clásica del New Yorker, Winthrop Sargeant escribió lo siguiente del álbum:

“La música de “Birth of the Cool” parece escrita por un compositor impresionista con un gran sentido muy detallista del timbre. Las composiciones tienen inicio, parte intermedia y fin. La música suena más a nuevo Maurice Ravel que a jazz. Yo, que no estoy todo el tiempo escuchando grabaciones de jazz encuentro a esta música llena de encanto e interés. Si Miles Davis fuera un compositor clásico consolidado, su obra ocuparía un puesto destacado entre sus colegas contemporáneos. Pero realmente no se trata de jazz”.

Parece que los aficionados al jazz estuvieron bastante de acuerdo con Sargeant ya que obviaron a “Birth of the Cool”. Solo con el paso del tiempo este trabajo de Miles, y de los demás músicos, ha sido clasificado como uno de los más innovadores de la historia del jazz y la belleza que encierran sus temas ha sido alabada por la gran mayoría del universo jazzero.

Miles Davis por su parte después de su noneto continuó su colaboración con Gil Evans y grabó los álbumes que he mencionado anteriormente. Además, en el año 1958 publicó su trabajo titulado “Milestones” que fue la antesala del “Modal Jazz” que fue consagrado con el “Kind of Blue” al año siguiente. Otra vez Miles Davis se convertía en el principal creador de otro estilo dentro del jazz. Sobre esto último tenéis a vuestra disposición mi artículo titulado “Miles Davis y el Jazz Modal”.

(1) La canción “Darn that dream” fue incluida en 1989 en “Birth of the Cool” en formato CD.

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