La Camaleónica (Y Postergada) Sister Rosetta Tharpe

Richard Allen
Thomas A. Dorsey
Sister Rosetta Tharpe
Rosetta Tharpe y su madre Katie Harper
Sister Rosetta Tharpe
Rosetta Tharpe, Duke Ellington, Cab Calloway, Rex Steward, Ivie Anderson
Sister Rosetta Tharpe & Lucky Millinder
The Dixie Hummngbirds
Marie Knight
Sister Loretta Tharpe & Marie Knight
Sister Rosetta Tharper
Sister Rosetta Tharpe
Sister Rosetta Tharpe
La Camaleónica (Y Postergada) Sister Rosetta Tharpe

La música góspel de los afroamericanos comenzó su andadura en los primeros años que siguieron a la Guerra Civil Norteamericana (1861-1865). Muchas de esas nuevas personas libres abandonaron las plantaciones sureñas en busca de una nueva vida. Pensaron que para acceder a una mejor educación y empleo las oportunidades las encontrarían en norte y el oeste del país.

Desde un punto de vista religioso una parte del colectivo negro formó sus propias iglesias, pero manteniendo las denominaciones de las iglesias blancas (Baptista, Metodista, Luterana, Presbiteriana…). La liturgia se asemejó a la de las congregaciones blancas, pero en lo referente a sus cánticos estos se basaron en himnos recogidos por ministros eclesiásticos como Richard Allen o John Wesley. Estos cantos se salmodiaban a capella y una misma melodía servía para diferentes himnos.

El otro sector de afroamericanos formó su propia iglesia Pentecostal (sobre todo en el Sur) y en sus himnos empezaron a aparecer las síncopas, la llamadas y respuestas y las improvisaciones. El contenido de sus canticos se remitía a las enseñanzas y credos de los cuatro Evangelios de Nuevo Testamento y diversos instrumentos musicales empezaron a entrar en sus iglesias.
Los estudiosos nos dicen que entre las primeras canciones góspel se encuentran la titulada «The Lord will make a way» compuesta en el año 1901 por el reverendo Charles A. Tindley y «The storm is passing over» escrita cuatro años más tarde.

En los primeros albores de la primera década del siglo XX se registró una masiva migración de afroamericanos al norte del país y, por supuesto, con ellos viajó su música. Chicago se convirtió en el centro de la música góspel durante los años 20 y 30 del siglo pasado. Y en esa ciudad emergió Thomas A. Dorsey que revolucionó el góspel presentándolo a la audiencia como si de música pop se tratara. Podéis leer mi artículo “Negros Espirituales & Música Góspel”.

El 31 de octubre de 1938, la cantante y guitarrista de góspel Sister Rosetta Tharpe entraba en un estudio por primera vez en su vida para grabar cuatro temas para la discográfica Decca. Uno de ellos fue el titulado “Rock me” compuesto precisamente por Thomas A. Dorsey. Su escucha nos ilustra de lo cerca que Sister Rosetta estaba de la música que en el trascurso de unos cuantos años nos expondrían artistas como Chuck Berry o Elvis Presley. 45 años después de su fallecimiento los responsables del “Rock and Roll Hall of Fame” se acordaron de ella y de sus logros y la incluyeron en tal selecto club. En 2007, vio la luz la primera biografía sobre su persona con el título de “Shout, Sister, Shout” escrita por Gayle F. Wald. En 2011, el británico Mick Csaky’s realizó un documental que tituló “The Godmother of the Rock and Roll: Sister Rosetta Tharpe”. En 2008, un grupo de amigos de Rosetta organizó un concierto en el Keswick Theatre de Philadelphia para recaudar fondos con la finalidad de construir un pequeño monumento de granito rosa para situarlo en la hasta entonces anónima tumba. Escribieron el siguiente epitafio: “Ella podía cantar hasta hacerte llorar y también podía cantar hasta que bailases loco de alegría. Ella ayudó a que la iglesia permaneciera viva con los santos regocijándose”.

La madrina del rock and roll nació en 1915 en la granja Tilman Cooperwood, cerca de la población de Cotton Plant, en Arkansas, que era donde vivía y trabajaba su madre Katie Harper y su padre Willis B. Atkins. A la recién nacida le pusieron el nombre de Rosie. La niña creció rodeada de música ya que su progenitora cantaba, tocaba el piano y la mandolina. Su padre también cantaba y tocaba la guitarra y la harmónica. Ambos eran devotos miembros de la iglesia Pentecostal donde ponían en práctica todos sus conocimientos musicales.
Cuando Rosie alcanzó la edad de seis años su madre se la llevó consigo a Chicago, dejando a su marido en Cotton Plant.

Una vez en Chicago a la jovencita Rosie no le pasaron desapercibidos los viejos blues del Delta del Mississippi que brotaban en cualquier parte de la ciudad fundiéndose con el contagioso jazz de Nueva Orleans, músicas que no tenían ni un poso de religiosidad, pero que se posaron en su sentir artístico. Entre 1923 y 1934, madre e hija actuaron en reuniones religiosas y participaron en un buen número de giras formando parte del grupo itinerante del Rev. F.W. McGee. También, esos años le sirvieron a Rosie para convertirse en una excelente guitarrista desarrollando una técnica extraordinaria que abarcaba a estilos complicados de tocar como el fingerpicking. Tony Heilbut en su libro “The Góspel Sound: Good News and Bad Times” opina sobre su manera de tocar la guitarra: Ella podía “morder” el blues como Memphis Minnie. Su estilo de tocar estaba lleno de inversiones de blues y de un resonante vibrato. Ella “doblaba” las notas como un instrumento de viento y las sincopaba a la manera de las bandas de swing. Y, empezando en 1938, llegó donde ningún músico de góspel lo había logrado”.

En un circuito de la Pentecostal Church, Rosetta – que tenía 19 años – conoció a un pastor itinerante de nombre Thomas J. Thorpe que, aunque era bastante más mayor que ella, acabó casándose con él, el 17 de noviembre de 1934. El matrimonio no funcionó por múltiples razones, siendo la más importante la pretensión de Thomas de imponerle a su esposa que dejara totalmente de actuar en público. A pesar de ello, Rosetta adoptó el apellido de su esposo cambiando la letra o por la a. De manera que, para el resto de sus días, a la cantante y guitarrista se la conoció como Sister Rosetta Tharpe.

Una vez roto su matrimonio, Rosetta junto a su madre se mudó a Nueva York, concretamente a Harlem en 1938. En una de sus iglesias le vio actuar un cazatalentos de la discográfica Decca y como he comentado al principio de este artículo la contrataron y con ella grabó su primer disco.
Gayle F. Wald, la biógrafa de Rosetta, se pregunta en su libro si alguna vez conoceremos cómo Sister Rosetta Tharpe logró aparecer en el Cotton Club compartiendo escenario con Cab Calloway, lo que enfureció a parte de sus seguidores. El 23 de diciembre de ese mismo año fue uno de los artistas que participó en espectáculo producido por Albert Hammond con el nombre de “From Spiritual to Swing” que se celebró en el Carnegie Hall. Rosetta, junto al pianista, Albert Ammons, interpretó el tema “Rock me”. Actuó en el Café Society, en el Apollo Theatre y en otros importantes escenarios sobre todo de Harlem. Rosetta se percató de que en estas apariciones había logrado contactar con una audiencia que la aplaudía por motivos diferentes a la que acudía a escucharle en recintos sagrados. Esta realidad le hizo sentirse muy satisfecha.

No es pues de extrañar que en 1941 Rosetta firmara un contrato con la big band de jazz “Lucky Millinder Orchestra” para convertirse en su vocalista.

Lucius Venable “Lucky” Millinder (1910 – 1966) fue un director de banda atípico ya que no sabía ni leer ni escribir música, no tocaba ningún instrumento y raramente cantaba. Sin embargo, poseía un extraordinario gusto musical que logró que su banda alcanzara altas cotas de popularidad sobre todo en los años 40. En esa época la big band de Millinder estaba considerada la mejor interpretando rhythm & blues.

Millinder y Rosetta grabaron siete canciones para el sello Decca, tanto de góspel como seculares en los años 41 y 42. En el primero de ellos también realizaron un “soundie” (un videoclip) de la canción titulada “Lomesome Road” compuesta por Nathaniel Shilkret con letra de Gene Austin en 1927. Este tema que, se sigue interpretando y grabando hoy en día, se ha paseado desde su nacimiento por todos los estilos de la música popular norteamericana.
En la visión de video nos percatamos de que Sister Rosetta Tharpe ya tenía uno de sus pies firmemente asentado en el “show business” y que el rock ‘n’ roll sobrevoló en todo momento por el plató.

Sister Rosetta Tharpe se pasó prácticamente la totalidad de los años cuarenta en la carretera. Primeramente, con la banda de Lucky Millinder y, cuando ella tomó las riendas de su negocio, con los grupos vocales The Dixie Hummingbirds y The Jordanaires. Este último se hizo famoso a raíz de convertirse, en unos años, en el grupo coral que acompañó a Elvis Presley.

La primera vez que Sister Rosetta Tharpe vio a la cantante de góspel Marie Knight sobre un escenario fue en la primavera de 1946 durante un concierto en el Harlem’s Golden Gate Auditorium neoyorquino en el que la estrella principal era Mahalia Jackson. Dos semanas más tarde, Rosetta se presentó en casa de Knight en la ciudad de Newark, New Jersey, y la invitó a unirse a ella para salir de gira por el país. Marie, sorprendida y alagada, aceptó.

Marie Knight nació en 1923 (era 8 años más joven que Rosetta) en la ciudad de Sanford, Florida y se crio en Newark. Sus padres eran feligreses de la 210 Church of God In Christ. Con una edad de nueve años, Marie consiguió ganarse el puesto de solista del coro de la iglesia. Aprendió de manera autodidacta a tocar el piano. Su carrera como cantante comenzó en 1939 junto a la evangelista Frances Robinson realizando giras en el circuito de góspel del oeste del país. Seguidamente formó parte de un grupo vocal de nombre “The Sunset Four” de corta duración. Nada más comenzar su carrera en solitario la descubrió Rosetta.

Sister Rosetta Tharpe y Marie Knight comenzaron su relación profesional y personal a finales de 1946 que se rompió en 1951. Durante esos casi cinco años dos mujeres negras, que viajaban en coche, que una de ellas cantaba y tocaba la guitarra eléctrica y la otra el piano y estaba dotada de una rica voz de contralto, no era ni mucho menos algo habitual en los circuitos de góspel que fue por donde ellas se movieron. Y el éxito, las acompañó a lo largo del camino.
La discográfica Decca les abrió las puertas de sus estudios y en ese periodo de tiempo dejaron una veintena de temas grabados.
El 24 de noviembre de 1947, Sister Rosetta Tharpe, voz y guitarra eléctrica; Marie Knight, voz; Sammy Price, piano; Pops Foster, contrabajo; Wally Bishop, batería; entraban en los estudios de Decca en Nueva York para grabar tres temas. Uno de ellos fue la canción tradicional titulada “Up above my head I hear music in the air”. Con ella, Rosetta y Marie, alcanzaron el puesto sexto de Billboard en el apartado “Race Records”. Y el rock ‘n’ roll sigue estando muy presente.

A mediados de los cincuenta los “verdaderos” rockeros hicieron acto de presencia y se colocaron en las primeras filas. Sister Rosetta Tharpe quedó relegada a un segundo plano. Ante tal situación decidió darse una vuelta por Europa y comprobar si era capaz de emocionar a su audiencia.
Su primer destino fue Inglaterra donde llegó en 1957. Una vez allí, Chris Barber – el líder de la banda más popular de jazz tradicional inglesa – la contrató para un tour de tres semanas durante las cuales visitarían 25 ciudades. Debutaron un viernes noche en el Birmingham’s Town Hall ante dos mil personas y Barber presentó a Rosetta como “La sensacional cantante de góspel favorita de los americanos”. Al terminar el concierto ella acreditó que era merecedora de tal distinción. Al día siguiente, periódicos como Melody Maker se deshicieron en elogios.
Y este fue el comienzo del romance que mantuvo Sister Rosetta Tharpe con Europa y que duró hasta su despedida de este mundo. Visitó prácticamente todos los países del viejo continente, apareciendo en programas de radio y de televisión, grabando discos, realizando entrevistas para las mejores revistas dedicadas a la música popular y actuando en sus auditorios y también en sus iglesias.
Estando en Suiza en 1970, Rosetta sufrió un ataque al corazón y volvió a Philadelphia. Tres años más tarde y con una salud muy debilitada por la diabetes le volvió a fallar el corazón y esta vez para siempre.
Sister Rosetta Tharpe dejó este mundo en el Temple University Hospital de Philadelphia, el 9 de octubre de 1973. En el funeral, celebrado en la Bright Hope Baptist Church, la cantante Marion Williams interpretó “Precious Lord” y su amiga Marie Knight la canción “Peace in the Valley”.
Cuando enterraron su cuerpo en una tumba sin nombre también quedó sepultado su importante legado musical durante, al menos, treinta años. ¡Shout, Sister, Shout! Tienes todo el derecho del mundo.

En una entrevista que le realizaron a Gayle Wald, la biógrafa de Rosetta comentó, entre otras cosas lo siguiente;

“Lo que hacía que ella fuese una excitante guitarrista viene dado a que desarrolló una manera de tocar que te atrapaba igualmente si la mirabas o la escuchabas. En particular, ella movía su cuerpo con la guitarra, sin movimientos bruscos, amaba mostrarte todo lo que podía hacer con el instrumento. Y cuando movía su guitarra eléctrica en los primeros cuarenta, ella era consciente que llevaba ventaja con esa nueva tecnología. Y sabía perfectamente cómo hablar a la gente que llenaba un auditorio o una iglesia.
Lo que le diferenciaba a Rosetta de otra gente, es que estos últimos no supieron moverse entre el mundo secular y el mundo sagrado, y hacerlo de una manera sutil. Ella realmente trató de permanecer con un pie en las noches de los sábados y con el otro en las mañanas de los domingos al mismo tiempo. Esto es lo que hizo de ella un artista especial y controvertida, pero sin duda sugestiva. Ella fue la primera intérprete de música góspel que llevó esa música a escenarios seculares. Y parcialmente, ella justificaba su ambivalencia diciendo, bien, tú sabes que, si estoy en el Cotton Club puede que haya algunos pecadores en la audiencia que podría salvarlos.
Es de sobra conocido que “la autopista del góspel”, que es como la llaman, no es un sitio donde la gente viva muy bien, ya que la vida es complicada. Por lo tanto, todas esas actuaciones (no estrictamente de góspel) le proporcionaron una seguridad que ella no hubiera podido tener si se hubiese quedado anclada soñando con sus tempranas vivencias”.

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