


















Pannonica Rothschild: La Baronesa del Jazz (2ª Parte)
La 1ª Parte del artículo dedicado a Pannonica Rothschild terminó cuando ella contactó, por primera vez, con el pianista Thelonious Monk. Esa esperada ocasión tuvo lugar durante el trascurso del 3º Festival de Jazz de París que se celebró del 1 al 7 de junio de 1954. La persona que se ocupó de la presentación fue la pianista Mary Lou Williams, buena amiga de ambos.
Como comenté en el artículo anterior, ese encuentro le cambió totalmente la vida a Pannonica. Durante los siguientes veintiocho años dedicaría su vida al pianista, poniendo su tiempo, su afecto y su dinero a los pies del músico.
Cuando terminó el festival de jazz de París, Monk voló a Nueva York y Pannonica a Londres. Nada más pisar tierras británicas, ella comenzó con su mecenazgo.
Pannonica estaba decidida a presentar a Monk a una gran audiencia y para ello alquiló el Royal Albert Hall, la primera y más espaciosa sala de conciertos londinense en aquellos años. Con una capacidad para cinco mil personas fue inaugurado el 29 de marzo de 1871 convirtiéndose en uno de los teatros más emblemáticos del mundo. El Albert Hall fue alquilado por Nica durante seis domingos seguidos.
En el año 1935, la British Musician’ Union (el sindicato de músicos) aprobó una draconiana resolución por medio de la cual prohibía a los músicos americanos trabajar en su país. Esta norma estuvo funcionando hasta mediados de los cincuenta. Esto significó que el jazz británico se quedara aislado virtualmente del resto del mundo. Formulada como una estratagema auto protectora, evitó de manera efectiva cualquier intercambio de ideas musicales.
Esta absurda ley británica echó por tierra todos los planes que tenía en mente Nica relacionados con la promoción de Monk. Incluso tenía elegido el nombre de los conciertos: Jazz Promenade Concerts. Evidentemente, Nica con su “pedigrí” removió Roma con Santiago, pero no consiguió que su protegido tocara en Londres. Nica nunca más pisó tierras británicas.
Nica abandonó Londres con destino Nueva York. Una vez allí se subió en su Bentley y se fue a buscar a Monk, que vivía en el distrito San Juan Hill neoyorquino, mayormente habitado por afroamericanos. Toots, el hijo de Monk, nunca olvidó la primera vez que apareció Pannonica: “Nuestro barrio no era muy elegante. Así que cuando ella llegó a nuestro vecindario, ciertamente fue un espectáculo digno de ver. Todos los vecinos sabían que ella estaba allí. Y actuó como si todo el mundo tuviera un Bentley en el garaje. Que era lo normal en Estados Unidos. El interior de nuestros autos estaba construido con todo tipo de plásticos. El suyo estaba lleno de madera y cuero que realmente se podía oler. Llevaba un sorprendente abrigo de leopardo. Te apuesto de que era de ocelote porque no usaría solo un leopardo, tendría que ser algo especial, algo muy moderno”.
Cuando Monk pasó a mejor vida, le preguntaron a Nellie, su mujer, qué pensó cuando vio por primera vez a Pannonica, si se sintió amenazada o cuando menos desconcertada. Ella solía contestar: “Era una buena amiga para nosotros y nosotros necesitábamos amigos”. Toots Monk ampliaba la explicación de su madre: “En algún momento del camino, Nellie y Nica tuvieron algún tipo de coincidencia en lo que cada una quería de Monk. No sé si hubo una palabra más alta que otra, pero decidieron que lo iban a cuidar cada una a su manera. Compartieron la carga por igual. Desde que tenía ocho o nueve años mi familia éramos yo, mi madre, mi padre, mi hermana y Nica”.
En 1953, al esposo de Pannonica, Jules, le nombraron embajador de los EE. UU. y de Canadá. Toda la familia se asentó en el primer país, pero el matrimonió decidió vivir separados. La pareja llevaba ya bastantes años haciendo aguas por todas partes. Jules se instaló en la embajada en Washington y Nica en Nueva York, donde alquiló una suite en el elegante Hotel Stanhope.
A los pocos meses de estar viviendo en la suite, se le presentó el saxofonista Charlie Parker (ver la 1ª Parte de este artículo) pidiéndole ayuda ya que se encontraba muy enfermo. Nica llamó a su médico, pero nada se pudo hacer ya que el músico de jazz falleció a los tres días, el 12 de marzo de 1955. Los tabloides tenían carnaza para publicar: ¿Qué hacía el genio del be bop en la suite de una baronesa inglesa? Jules de Koenigswater, su marido, le pidió el divorcio. Esta fue la gota que colmó el vaso, aunque bien mirado lo único que hizo Nica fue socorrer a un amigo o conocido enfermo.
A Thelonious Monk le devolvieron la New York City Cabaret Identification Card en 1957 y realizó una espectacular rentrée en la ciudad, ya que fue contratado por seis meses, a partir del 18 de julio, en el Five Spot Café. La banda que él lideró estaba formada por Wilbur Ware, contrabajo; Shadow Wilson, batería; John Coltrane, saxo alto. Este grupo nos dejó un testimonio sonoro ese mismo mes grabando para el sello Riverside tres temas. Entre ellos estaba la composición de Monk titulada Ruby, My Dear que el músico dedicó a su primer amor, Rubie Richardson, alrededor de 1945.
A la vez que Monk retomara una nueva etapa de su carrera en Nueva York, Nica dejó la suite del Hotel Stanhope y se compró una casa sita en la 63 Kingswood Road de Weehawken, Nueva Jersey. La vivienda contaba con dos alturas y había sido construida en la década de 1940 por director de cine Josef von Sternberg y poseía unas fantásticas vistas al río Hudson justo al lado del túnel Lincoln.
Nica amuebló su nuevo hogar pensando en Thelonious. Colocó un piano de cola Steinway en la segunda planta dentro una habitación grande con una chimenea de ladrillos. Además, instaló una mesa de ping-pong en el comedor de la primera planta. Monk podía ensayar y escribir en paz además de compartir, con alguno de sus amigos, su pasatiempo favorito. También, el pianista tuvo como compañeros de piso, cada vez que se pasaba por la casa de Weehawken, a sus amigos felinos. Todo empezó con una pareja de gatos siameses, pero rápidamente se convirtió en una auténtica colonia formada por crías y gatos callejeros que fue rescatando. En un momento dado, la población de gatos en la 63 Kingswood superaba los cien, lo que dio lugar a que a la casa le pusieron el sobrenombre del Hogar para Gatos.
The Cat House se convirtió en el segundo hogar de Monk. A veces, él y Nellie pasaban todo el día ahí, a menudo en compañía de otros músicos y amigos. Durante una de sus primeras visitas, Nica le preguntó a Monk: “Si pudieses elegir tres deseos y estos se pudieran cumplir ¿cuáles serían? Según Nica, Monk pensó durante un buen rato las respuestas, caminando de un lado a otro frente al ventanal, deteniéndose el tiempo suficiente para contemplar todo el horizonte de Nueva York lleno de rascacielos al otro lado del río. Unos minutos después, dio sus respuestas: Tener éxito musicalmente; Tener una familia feliz; Tener una sorprendente amiga como tú. Nica le respondió que ya poseía esas tres cosas, pero Monk se limitó a mirarla y sonreír.
Si un punto quedaba claro es que Monk estaba satisfecho con la vida. La marea crítica, en algunos momentos muy crítica, se había vuelto a su favor y había sobrevivido a esos tiempos difíciles con su familia intacta. No olvidaba esos tres años y medio en los que Nica le apoyó y ejerció un mecenazgo a la antigua usanza.
Y llegaron los años sesenta, el jazz se radicalizó y muchos músicos importantes escribieron temas que apoyaban explícitamente a las voces blancas y negras que se manifestaban a favor de los derechos civiles del colectivo afroamericano: Sonny Rollins – Freedown Suite; John Coltrane – Alabama; Nina Simone – Mississippi Goddam …
En ese ambiente que se respiraba en la sociedad norteamericana, Thelonious Monk dijo: “Mi música no es un comentario social sobre la discriminación o la pobreza o cosas por el estilo. Habría escrito lo mismo si no hubiese sido negro”. Y tuvo sus problemas. Con los que no se acordaban de sus aportaciones al CORE (Congress of Racial Equality) grupo interracial formado por estudiantes de Chicago. O al SNCC (The Student Nonviolent Coordinating Committee), también de estudiantes, pero a nivel nacional.
La prestigiosa revista Time tenía previsto sacar en portada en noviembre de 1963 una fotografía de Thelonious Monk, pero diez días antes fue asesinado el presidente Kennedy. La portada fue pospuesta hasta el 28 de febrero de 1964, además de un extenso artículo de más de 5.000 palabras ilustrado con fotografías y escrito por el periodista y editorialista, Barry Farrrell.
Monk, de esta manera, entró en el pequeño, pero selecto grupo, de músicos de jazz a los que la revista Time les había concedido el privilegio de ser el personaje que copaba una de sus portadas: Louis Armstrong (21/2/1949), Dave Brubeck (8/11/1954); Duke Ellington (8/5/1956).
Barry Farrell en su extenso artículo realizó algunas referencias burlonas a las “declaraciones místicas” del pianista y una descripción informal de él como un “neurótico perfectamente normal”. Por otro lado, elogió el arte único de Monk y destacó el espíritu universal de su política. Pero Pannonica, que aparece de manera destacada en el texto y en las fotografías del artículo, todavía está ensombrecida por los estereotipos retorcidos y superficiales del pasado. La representa como la “mascota” de Monk”, una “baronesa honesta” que llega al Five Spot en su Bentley cada noche con su bolso repleto de Chivas Regal. Luego deja a Monk en su apartamento cuando amanece y desaparece de regreso a su casa en Weehawken, donde vive rodeada de sus gatos.
En su mayor parte, los aficionados del jazz estuvieron emocionados por el reconocimiento tardío de uno de sus héroes musicales y, en particular, los afroamericanos celebraron el honor otorgado por una revista que representaba a la cultura dominante.
Sin embargo, a raíz de ese artículo en la revista Time, el magazine radical Liberator, dirigido por y para los afroamericanos publicó un escrito que no deja títere por cabeza. Lo tituló «The American Way» y su autor fue Theodore H. Pontifelt: Thelonious Monk se gana la vida con su talento, pero también está siendo cruelmente explotado por las despiadadas demandas impuestas por agentes hambrientos de dinero, propietarios de cabarets, compañías discográficas y mujeres como la baronesa Pannonica de Koenigswarter.
Para Pontifelt, la moraleja de la historia que relató la revista Time era simple: el éxito del pianista fue poco más que un pacto con el diablo en el que Monk y Nellie permanecían puros como la miel y la presencia de la baronesa era el precio inevitable que se debía pagar. «La parte amarga de lo dulce».
Sería una noche a principios de 1973. Monk acababa de terminar su actuación en un club y Nica le llevaba en coche a su casa. En un momento del trayecto el pianista le dijo: “Estoy realmente muy enfermo”. Años más tarde Pannonica recordó esa noche: “Me quedé muy sorprendida. Era la persona menos quejosa que jamás hayas oído. Me dejó perpleja porque no era propio de él. Ahí fue cuando comencé a buscar médicos y tratar de arreglar el problema”.
Evidentemente, Pannonica puso todo el dinero necesario encima de la mesa para que a Monk le trataran los mejores especialistas. Permaneció en hospitalizaciones prolongadas en varios puntos del país y se produjeron diagnósticos contradictorios (trastorno bipolar, esquizofrenia, desequilibrio bioquímico) y una serie de intervenciones, incluidos tratamientos de electroshock que a menudo le hicieron más mal que bien. Monk incluso fue sometido a psicoterapia tradicional: “Era ridículo”, explicó Nica. «Lo único que pasó fue que el psiquiatra tuvo que acudir a su psiquiatra».
La última sesión de grabación que Thelonious realizó en su vida fue en Berna, Suiza, para el sello Concord Jazz, el 12 de noviembre de 1972. Los músicos fueron: Al McKibbon, contrabajo; Art Blakey, batería; Dizzy Gillespie, trompeta; Kai Winding, trombón; Sonny Stitt, Alto/Tenor Sax. De los seis temas que grabaron entresaco uno de los mejores de Monk. El blues titulado, Straight no chaser que él compusiera en el año 1951.
A partir de mediados de 1973, Monk se recluyó en su casa junto a su mujer Nellie y a sus hijos, Toots y Barbara. El mundo del jazz, sobre todo neoyorquino, se enteró de este encierro del pianista y su casa se convirtió en un peregrinaje de todos sus amigos y familiares indirectos. Todos querían saludarle y darle sus mejores deseos. Todo ello no le producía ningún bien a Monk sino todo lo contrario.
La familia de Monk, su mujer y sus hijos, mantuvieron varias reuniones y al final decidieron que probablemente sería mejor, al menos de momento, que Monk permaneciera en Weehawken, donde Nica lo cuidaría bien y encontraría refugio de tantas idas y venidas, aunque todas fueran bien intencionadas. Cuando se le preguntó a Toots sobre las circunstancias que los llevó a tomar tal decisión explicó: “vivir en Nueva Jersey era ideal, porque puedo decirles que yo estaba viviendo en el apartamento en Nueva York y todos, incluida su madre, estarían en la puerta, cualquier día, y a cualquier hora… Entonces, sí, se le retiró de todo ese barullo, pero él no se separó de mí, ni de su hija ni de su mujer”.
Monk nunca realizó ninguna proclama para anunciar su despedida de los escenarios, simplemente fue espaciando cada vez más sus actuaciones en directo y sus entradas en los estudios de grabación, a medida que su mente se desvanecía. Su última aparición en vivo, hasta el momento, la realizó en el Newport Jazz Festival de Nueva York, en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center, el 3 de julio de 1975 (1).
A partir de algún momento del año 1976, Thelonious se refugió en “La Casa de los Gatos” de su amiga Panonnica y en ella permaneció los últimos seis años de su vida. Aunque, el Steinway seguía en el salón, sus teclas blancas y negras todo lo que hicieron fue almacenar polvo en su retiro. Monk también fue muy esquivo en tratar con otras personas que no fuera su familia o su amiga.
El 5 de febrero de 1982, el pianista sufrió un masivo ataque de corazón y Nica llamó a una ambulancia que lo trasladó al Englewood Hospital donde permaneció durante doce días en coma. Finalmente, el 17 de febrero a Thelonious Monk, con 64 años, se le paró definitivamente el corazón y falleció en brazos de Nellie. Pannonica estaba en su casa al otro lado del río.
El día del entierro, Nica descubrió que su Bentley no encabezaría el cortejo fúnebre. Y no quería ser marginada en este momento público vital. Después de un pequeño alboroto, Nellie, Toots y Barbara bajaron de la limusina familiar y se subieron a su Bentley. La procesión pasó por los lugares favoritos de Monk antes de dirigirse al cementerio Ferncliff en Hartsdale, a unos cuarenta kilómetros de distancia.
Estaban a sólo una milla del cementerio cuando, sin previo aviso, el Bentley de Nica se averió y se detuvo lentamente mientras los otros autos pasaban a su lado. Nellie fue quien rompió el tenso silencio: “Considerando las perspectivas de una intervención divina”, preguntó: ¿Qué significa esto? Seguidamente Barbara replicó: “significa que los primeros serán los últimos y los últimos los primeros”. La tensión se rompió rápidamente y la familia se acomodó en otros vehículos, Nica se quedó sola al costado de la carretera esperando ayuda. Cualquiera que fuera el significado cósmico de estos eventos, a medida que avanzaba el día, una pregunta más amplia comenzó a surgir en la mente de la baronesa: ¿y ahora qué?
A mediados de la década de los sesenta, los columnistas de la prensa amarilla, que una vez habían atacado a Nica en sus tabloides, sobre todo neoyorquinos, empezaron a tratarla con desconocido afecto. Si bien es posible que todavía hubiera alguno que se preguntaba cuál era su verdadero papel en la vida de Monk.
Nica siguió siendo un espectáculo familiar en los clubs de toda la ciudad. Organizó actos benéficos para jazzistas con problemas económicos. Puso su casa de Weehawken a disposición para sesiones improvisadas y regularmente acogía a algún músico que estaba sufriendo una mala racha y le proporcionaba un corto respiro y, en algún caso, no tan corto. Pero a medida que los problemas de Monk comenzaron a afectar su bienestar físico y emocional, Nica centró la mayor parte de su energía en su salud y bienestar.
Es posible que Nica estuviera enamorada de Monk, pero sabía a ciencia cierta que él lo estaba de Nellie con lo que el círculo se cerraba y nunca intentó abrirlo.
Nica le sobrevivió a Monk seis años, falleció el 30 de noviembre de 1988. La causa del fallecimiento se produjo durante una intervención en la que le iban colocar un triple baipás en la aorta.
Nica dejó claro a su familia sus últimas voluntades: su cuerpo debía ser incinerado en un crematorio. Sus cenizas deberían ser esparcidas desde un barco en río Hudson, cerca de “La Casa de los Gatos”. Y lo más importante: esta pequeña ceremonia debería producirse: ‘Round Midnight.
(1) En la sesión del 3 de julio de 1975 en Lincoln Center neoyorquino estuvieron presentes los siguientes músicos: Thelonious Monk, Piano; Larry Ridley, contrabajo; Toots Monk, batería; Paul Jeffrey, saxo tenor.
Grabaron cinco canciones, entre ellas la titulada I mean you composición de Monk de 1946.