Amazing Grace: El Himno Religioso Por Excelencia de los USA

John Newton
La iglesia de St. Peter and St. Paul in Olney
William Cowper
William Walker
Grupo de personas en los Apalaches
The Original Sacred Harp Choir
The Wisdom Sisters
Royal Scots Dragoon Guards
William Wilberforce
Amazing Grace: El Himno Religioso Por Excelencia De Los USA

“Amazing Grace” es el himno religioso más querido y popular de los EE.UU. Su música ha estado presente, y lo sigue estando, en las honras fúnebres que se celebran en las exequias por cualquier persona o personas pertenecientes al entramado social del país. Pero, desde hace ya unos cuantos años, ha traspasado ese ámbito puramente religioso y la han hecho suya músicos de diversos estilos. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos custodia una colección de más de 3.000 versiones del himno. Sin embargo, lo que es realmente sorprendente es que “Amazing Grace” lleva cosida a su letra y a sus notas musicales una larga, controvertida y curiosa historia.

La historia de “Amazing Grace” comenzó en alguna parte del Atlántico Norte en el año 1748. Por ese océano viajaron centenares de barcos, con bandera de las principales potencias europeas, con sus bodegas llenas de seres humanos arrancados de África y con destino al Nuevo Mundo. El comercio negrero actuó de forma legalizada entre los años 1516 a 1820 y durante este período de tiempo, al menos, 10 millones de africanos fueron atrapados con el propósito de esclavizarlos.
Uno de los personajes que contribuyó a tan floreciente negocio fue el capitán John Newton que, al mando de su barco, realizó provechosos viajes al continente africano en busca de su valiosa y barata mano de obra.

John Newton nació en Londres el 24 de julio de 1725 en el seno de una familia de marinos. Abandonó muy pronto la escuela para enrolarse en el barco que comandaba su padre realizando varios viajes a puertos del continente europeo. Con diecisiete años decidió abandonar a su progenitor y trasladarse a Jamaica con el fin de hacer fortuna, sin embargo, una joven, que se convertiría con los años en su esposa, se cruzó en su camino haciéndole desistir de su aventurero viaje.
Gran Bretaña, por entonces, se encontraba a las puertas de una nueva guerra con Francia y el joven John Newton fue forzado a alistarse en la armada británica. Su paso por la marina de su majestad resultó totalmente aciago al punto de que su capitán le canjeó por un marinero de un buque dedicado al tráfico de esclavos que estaba a punto de dirigirse a África. Este fue el primer contacto que tuvo John Newton con tal peculiar negocio. El carácter del joven, salvaje y bravucón chocó frontalmente con el del capitán del barco negrero que le amenazó con entregarle de nuevo a la armada por lo que el joven, a la vista de tal perspectiva, prefirió quedarse en África, más concretamente en Sierra Leona. Allí trabajó, durante varios años, junto a un traficante de esclavos hasta que un capitán amigo de su padre le localizó en este país africano llevándoselo de nuevo a Inglaterra.

En este viaje de vuelta al hogar llegamos al 10 de marzo de 1748 cuando, sin previo aviso y en medio del océano Atlántico, el cielo empezó a encapotarse y nubes negras lo escondieron totalmente. Una gran tormenta hizo acto de presencia y el barco comenzó a bailar sobre las altas olas que salpicaba la mar. John Newton jamás había sido testigo de tanto poder por parte de la naturaleza al punto de que, al verlo todo perdido, se acordó, por primera vez en muchos años, de la existencia de ese Dios todopoderoso al que le rezaba su madre todos los días cuando él apenas era un chiquillo. A Él se encomendó y esperó el milagro.
Al cabo de unos eternos minutos el cielo se despejó y las nubes negras se abrieron dejando pasar a dorados brillos de sol.
John Newton había salvado su vida y a partir de ese momento los valores que, hasta entonces, habían regido su mísera existencia empezaron a cambiar.

Esa trasformación se fue produciendo poco a poco y, en cuanto a la trata de esclavos se refiere, Dios no debió de ser muy claro ya que el marino continuó con esa actividad durante otros siete años. Durante ese tiempo realizó varios viajes al continente africano, además como capitán de su propio barco, capturando a cientos de africanos para su canje en el Caribe y en América del Norte por azúcar, algodón, café y ron. Quizás su actitud hacia los prisioneros se volvió más humana, cuidándoles las heridas y tratando de que no se murieran de hambre o de sed durante la travesía. Dada su experiencia sabía que, al menos, uno de cada tres no llegaba nunca a su indeseado nuevo destino.
Cuando John Newton estaba a punto de zarpar de nuevo rumbo a África sufrió una enfermedad que le privó de la sensibilidad y del movimiento y que él no dudó en considerarla como una nueva señal del Todopoderoso, que esta vez casi le dejó las cosas bien claras en cuanto al comercio de seres humanos se refiere.

John Newton con una edad de 28 años y totalmente recuperado de sus dolencias abandonó totalmente la profesión de marino, se casó con su novia de siempre, Mary Cattlett y obtuvo un puesto de oficinista en el puerto de Liverpool. Este trabajó lo compaginó con el estudio de todas aquellas materias que le pudieran servir para poder ser ordenado pastor, algo que consiguió once años más tarde y gracias, sobre todo, a la influencia y a la ayuda que le prestó George Whitefield, diácono de la Iglesia de Inglaterra. Su nuevo rol en la sociedad no le apartó del todo de su antiguo trabajo ya que continuó invirtiendo sus ahorros en compañías que se dedicaban al comercio esclavista.
La Iglesia Anglicana, a la que perteneció John Newton, le envió a la iglesia de St. Peter and St Paul en el pueblo de Olney, cerca de Cambridge. Allí durante 15 años se convirtió en un fructífero e influyente pastor.

Una práctica común, en los oficios de la Iglesia Anglicana, consistía en que el pastor salmodiara un himno religioso con una letra que encajara perfectamente con el mensaje espiritual del sermón que a continuación éste pronunciaría a su congregación. John Newton llevó esta praxis a rajatabla encontrándose, algunas veces, con la imposibilidad de localizar en el himnario eclesial lo que su homilía realmente necesitaba, por lo que comenzó a escribir sus propios himnos con la ayuda del poeta William Cowper, vecino y amigo suyo.

El 1 de enero de 1773, John Newon se encontraba al frente de sus feligreses en la iglesia St. Peter & St. Paul de Olney y había preparado con sumo cuidado el sermón que les iba a trasmitir ese primer día del nuevo año. Versaba sobre la conversión de las personas, más aún, versaba sobre su propia conversión acaecida en medio de aquel tormentoso océano hacía ya 25 años. Como complemento a la plática había escrito un himno basado en Crónicas I 17:16-17, que con voz temblorosa salmodió aquel primero de enero a su parroquia:

Sorprendente gracia qué dulce es tu sonido que salvó a un desdichado como yo
Una vez me perdí, pero ahora he sido hallado. Fui ciego una vez, pero ahora veo.
Gracia que enseñó a temer a mi corazón y gracia que alivió mis temores 
Fue fantástico cuando ella apareció y el momento en que me convertí.
A pesar de los peligros, de los esfuerzos y de las trampas, yo ya he llegado 
Esa gracia me ha traído sano desde muy lejos y esa gracia me ha conducido a casa.
El Señor ha prometido bondades para mí, su palabra asegura mi esperanza
El será mi escudo y sustento a lo largo de toda mi vida.
Sí, cuando la carne y el corazón se apaguen y cuando termine nuestra vida mortal
Yo poseeré, dentro del velo, una vida de alegría y paz.
La tierra pronto se disolverá como la nieve, el sol dejará de brillar
Pero Dios, que me llamó aquí abajo, será siempre mío

En el año 1779, John Newton y William Cowper publicaron una recopilación de 415 himnos de los cuales el poeta escribió 68 y el resto fueron debidos a la espiritual inspiración de John Newton. Esta colección de himnos se conoce como “The Olney Hymns” y entre ellos se encuentra Amazing Grace (Himno nº 41).
“Amazing Grace” no llegó a ser popular en tierras británicas a pesar de su publicación en el himnario. Su suerte cambió totalmente cuando “The Olney Hymns” viajó al nuevo mundo. Allí, “Amazing Grace” se iba a convertir por esas jugadas del destino en el himno más popular de habla inglesa.

Los autores como Newton publicaban sus himnos únicamente con el texto ya que a ellos lo que les interesaba era darle importancia a las ideas y a los contextos que sus himnos expresaban. Además, existía un tema dinerario ya que vender las partituras con las notas musicales representaba un coste extra.

“The Olney Hymns” fueron publicados en 1787 en Nueva York, en 1791 en Philadelphia, en 1795 en New Jersey y la congregación baptista incluyó “Amazing Grace” en un himnario denominado “Hymns and Spiritual Song” publicado en Virginia en 1793.

William Walker (1809 – 1875) fue un pastor baptista norteamericano, director coral, compositor y copilador de himnos que influyó notablemente en las armonías sureñas del himnario cristiano. Algunas de sus composiciones religiosas se siguen interpretando en nuestros días. Sus compilaciones más importantes fueron “Southern Harmony” (1835) – que para el año 1866 había vendido la asombrosa cifra de 600.000 ejemplares – y “The Christian Harmony” (1867)

Uno de los himnos musicados (aunque en una partitura muy rudimentaria a base de unos fáciles signos diferentes al solfeo que se llaman “shape note”) se titulaba “New Britain” y William Walker le puso a ese himno la letra de “Amazing Grace” y fue publicado en la primera edición de “Southern Harmony” en 1835.

En el libro de Steve Turne titulado “Amazing Grace” (New York: Harper Collins, 2002), podemos leer: Por la razón que fuera a los americanos se les metió esa canción (ya con el nombre de “Amazing Grace”) en sus corazones. Se le añadieron más versos al poema de Newton y esa sencilla y accesible melodía es ahora conocida en todo el mundo. En cuanto a América, para la Guerra Civil (1861 – 1865), “Amazing Grace” ya se había convertido en una parte vital de la vida de los americanos”.

En los años previos a la I Guerra Mundial (1914 – 1918) las compañías discográficas de entonces se centraban en grabar marchas, canciones populares, música clásica, canciones humorísticas y temas religiosos. Resulta chocante que una canción tan popular y tan enraizada entre la población norteamericana como “Amazing Grace” no se grabara en disco hasta 1922. Bien es verdad que fue a principio de los años veinte cuando las citadas empresas se percataron de que existían ciertos colectivos a los que tenían totalmente abandonados en su política de marketing. Los más importantes fueron la población afroamericana y la que habitaba en las zonas rurales del Sur del país, sobre todo en los montes Apalaches. Ese territorio, a partir de la mitad del siglo XXVIII, fue recibiendo a personas procedentes, sobre todo, de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda. Y en menor medida de Alemania, Francia y China. En 1790, estaban censados 18.224 esclavos y 1.172 negros libres. El área comprendía los estados de Georgia, North Carolina, Tennessee, Kentucky y Virginia.
Está bastante extendido entre los estudiosos que fue en los oficios religiosos de las iglesias, tanto blancas como negras, que estaban situadas en los Apalaches donde “Amazing Grace” empezó a hacerse popular y a partir de ahí fue extendiéndose por todas las iglesias del país.

La primera grabación comercial que por el momento existe de “Amazing Grace” se realizó alrededor del mes de julio de 1922. El coro que lo interpretó se denominaba “The Original Sacred Harp Choir”. La expresión “Sacred Harp” (Arpa Sagrada) significa en este caso que se trata de un grupo vocal que canta a capella. Brunswick fue el sello que lo grabó y en la galleta del disco aparece con el título de “New Britain”, pero la letra que cantan es la de “Amazing Grace”.

La segunda grabación de “Amazing Grace” (y ya con ese título) se la debemos a un trío afroamericano de nombre “The Wisdom Sisters” (Nellie, Lottie y Bernice). La sesión se realizó en Nueva Orleans el 23 de mayo de 1925 y el sello discográfico fue Columbia.

El himno “Amazing Grace” ya musicado regresó a su país de origen, Gran Bretaña, hacia finales del siglo XIX, pero no cuajó entre su población y apenas se interpreta.

“Royal Scots Greys” era el nombre por el que se conocía a un regimiento de dragones del ejército británico desde 1678 hasta 1971, año en el que se fusionó con “The 3rd Carabiniers” para formar el regimiento actual “The Royal Scots Dragoon Guards”. Para conmemorar esa unión “The Pipes and Drums and the Military Band of the Royal Scots Dragoon Guards” grabó el tema “Amazing Grace” en mayo de 1971 para el sello RCA. El single que salió al mercado (la cara B era “Cornet Carillon) vendió más de seis millones de copias y llegó al nº1 de los discos más vendidos en U.K. siendo esta la primera vez que una banda militar conseguía alcanzar ese privilegiado lugar.

Volviendo a John Newton, este dejó la iglesia de Olney en 1780 para ofrecer sus servicios en una parroquia de Londres. Cinco años más tarde conoció al filántropo, político y abolicionista, William Wilberforce y este le aconsejó que no ocupara todo su tiempo en su labor pastoral y que se involucrara más en política. Newton se convirtió en el mentor espiritual del prominente abolicionista durante veinte años. En 1787, Newton ayudó a Wilberforce a crear “The Society for Effecting the Abolition of Slave Trade”, comúnmente conocida como “Anti-Slave Society”. En los próximos años, Newton escribió el libro titulado “Thoughts Upon the African Slave Trade” en el que contaba sus experiencias acerca de la esclavitud, incluido su pasado como tratante de esclavos. Este libro en su segunda edición fue enviado a todos los miembros del parlamento.
Newton permaneció hasta su muerte, ciego y debilitado, luchando por conseguir la abolición de la esclavitud. Falleció en 1807, a la edad de 82 años. Nueve meses después de su salida de este mundo el Parlamento prohibió la trata de esclavos en todo el Imperio Británico.

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