Apollo Theater: Donde nacen las estrellas y se forjan las leyendas

Ella Fitzgerald
Ella Fitzgerald & Chick Webb
Billie Holiday – Fotógrafo: Gilles Petard
Sarah Vaughan – Fotógrafo; William P. Gottlieb
Trozo del «Arbol de la Esperanza»
Coristas del Apollo Theatre
The Andrews Sisters – 1930
Duke Ellington – 1963
Apollo Theater: Donde nacen las estrellas y se forjan las leyendas

En 1914 un nuevo edificio diseñado por el arquitecto George Keiser y situado en lo que hoy conocemos como Harlem fue arrendado por los productores musicales Jules Hurtig y Harry Seamon. Ese mismo año abrió sus puertas el Hurtig and Seamon’s Burlesque Theater donde la parodia, la ironía incluso la difamación eran sus protagonistas.

En el censo de Harlem de esos años el porcentaje de afroamericanos era del 10% y tenía prohibida la entrada al teatro.

En 1928 el teatro burlesco cerró sus puertas al declararse en bancarrota. En 1932, Sidney Cohen presidente de The Motion Theater Owners of América lo compró para vendérselo a Leo Brecher y Frank Schiffman dueños de varios teatros en Broadway.

En el censo de Harlem de 1930 el porcentaje de afroamericanos era del 70%.

Brecher y Schiffman cambiaron el formato del espectáculo que pasó del burlesco a revista de variedades. Sus planes de marketing los enfocaron pensando sobre todo en la creciente comunidad afroamericana de Harlem. Al teatro lo denominaron 125th Street Apollo Theater.
La inauguración fue el 26 de enero de 1934 y bajo la denominación de “Jazz à la Carte” actuaron: de maestro de ceremonias el actor, bailarín y coreógrafo Ralph Cooper; la vocalista Aida Ward protagonista de varias “parades” del Cotton Club junto a la orquesta de Duke Ellington o Cab Calloway; la orquesta del saxofonista y compositor Benny Carter.

Ese mismo año de 1934 el Apollo Theater institucionalizó “The Amateur Night” un apartado dentro de la programación de los miércoles donde cualquier artista podía demostrar toda su valía. Luego el público presente dictaría sentencia.
La primera ganadora de esa noche tan especial fue una joven de dieciséis años que tenía desde niña el sueño de convertirse en bailarina. Las musas que mueven los hilos de la música tenían otro destino para ella. La joven se dio cuenta de que la actuación que le iba a preceder incluía bailarines profesionales y eso se convertía en todo un hándicap para ella. Decidió cantar y eligió el tema “Judy” de Hoagy Carmicheal cautivando al público que llenaba el Apollo Theater. El respetable le pidió que interpretara una canción más y se decantó por la titulada “The Object of my Affections” que en esos momentos era muy popular en las voces de The Boswell Sisters. La joven ganó el concurso, además de 25$ y un contrato por una semana en el teatro. El nombre de esa vocalista es Ella Fitzgerald.
A las pocas semanas el baterista y director de la banda residente del Savoy Ballroom, Chick Webb le preguntó a la joven de dieciséis años si quería incorporarse a su orquesta a pesar de no poseer la belleza standard que se les supone a las vocalistas. Su voz la convertía en una diva. Ella permaneció en la banda de Webb hasta su fallecimiento acaecido en 1939 durante una gira. La vocalista tomó las riendas de la banda y continuó con la tournée bajo el nuevo nombre de Ella Fitzgerald and Her Famous Orchestra. Al cabo de un par de años agotada del esfuerzo que suponía dirigir la orquesta y cantar casi a diario, disolvió la banda.

En el año 1934 el Apollo Theater contrató a Billie Holiday para una audición. La cantante hasta entonces solo había grabado dos canciones el año anterior con la orquesta de Benny Goodman que apenas habían tenido trascendencia por su inexistente publicidad. Así pues, Billie era una auténtica desconocida para prácticamente toda la audiencia del Apollo Theater. La cantante, con sus diecinueve años, era consciente de lo que significaba actuar en ese teatro. Un fracaso en sus escenarios era muy difícil de superar. Ella lo contó así en su autobiografía Lady Sings the Blues: “El espectáculo estaba programado para las diez de la mañana y cuando me llegó el turno había ido al baño dieciocho veces. El cómico Pigmeat Markham me salvó la vida. Estaban tocando la introducción y yo me encontraba entre bastidores. En el último momento le cogí del brazo y le pedí que hiciera algo porque no tenía más remedio que volver al servicio.
-Nada de servicios, chica – me dijo Pigmeat – Saldrás a escena – notó que estaba asustada, de modo que me agarró y me dio un buen empujón.
Cuando mis pasos se detuvieron estaba en medio del escenario. De alguna manera llegué hasta el micro. Me temblaban tanto las rodillas que la gente no sabía si bailaría o cantaría. Ni siquiera cuando abrí la boca estaban seguros. Una tía de la primera fila gritó: ‘Mira, baila y canta al mismo tiempo’.
Empecé con una canción de Bernie Hanighen “If the moon turns green”. Cuando ataqué “The man I love” me sentía bien. Entonces la sala fue un estallido. No hay nada como el público del Apollo. Están perfectamente despiertos a esa hora de la mañana. Volví a actuar en él a la semana siguiente, algo insólito allí, aunque sea yo quien lo diga. Y lo digo”.

Sarah Vaughan junto a su amiga Doris Robinson se desplazaron a Nueva York en 1942 con la pretensión de hacerse un hueco en el universo del jazz. La primera en intentarlo fue Doris que se presentó al concurso del Apollo “Amateur Night” como vocalista acompañada al piano por su amiga Sarah. Quedaron en segundo lugar. Al cabo de un año a Sarah, con 19 años, se le despertó el gusanillo que se le había quedado de su participación en el Apollo y decidió apuntarse a “Amateur Night”. La fecha exacta del año 1943 es incierta, pero lo que sí ha trascendido fue que cantó la extraordinaria canción “Body and Soul” y ganó. Como premio le dieron 10$ y un contrato de una semana en el Apollo. Ese contrato tardó unos meses en hacerse efectivo, pero al final la llamaron para que hiciera de telonera de Ella Fitzgerald en la primavera de 1943. Durante esas actuaciones le vio el pianista y director de banda Earl “Fatha” Hines y le ofreció un contrato como vocalista de la banda junto a Billy Eckstine. Este último creó su propia orquesta e invitó, a mediados de 1944, a Sarah Vaughan a que se convirtiera en la cantante de la misma. Ella aceptó y el 5 de diciembre de 1944 y en Nueva York grabó su primera canción “I’ll wait and pray”. Y estos fueron los comienzos de una triunfante carrera que llevó a Sarah Vaughan al podio donde se encuentran las grande Damas del Jazz.

Una curiosa tradición de “Amateur Night” tiene que ver con el “Árbol de la Esperanza” (Tree of Hope). Prácticamente desde que comenzaron estos eventos todo concursante tocaba una especial pieza de madera antes de salir a escena. Ese trozo de madera formó parte del “Árbol de la Esperanza” un legendario roble que estaba situado detrás del Lafayetee Theater y el Connie’s Inn. El árbol era un informal punto de encuentro de las personas dedicadas al “show business” donde los grandes artistas de Harlem contaban anécdotas acerca de ellos mismos y los aspirantes a serlo escuchaban y soñaban. Cuando la Séptima Avenida se expandió en 1935 cortaron el árbol, pero Ralph Cooper – el maestro de ceremonias del Apollo – se llevó un pedazo como recuerdo. Lo barnizó y lo colocó en una columna que la situó en un lugar del escenario donde la audiencia y los artistas lo pudieran ver como un símbolo del “show business” en Harlem. Los contendientes de la “Amateur Night” comienzan tocándolo para que les de suerte y ser admitidos como nuevos miembros del Apollo.

En el Apollo te comprabas una entrada y con ella podías pasarte el día entero viendo sus diferentes propuestas. En los años 30 la programación, que no seguía siempre el mismo orden, empezaba a las 10 de la mañana con un corto cinematográfico al que le seguían unos dibujos animados. Después venía un noticiario y el largometraje programado. Tras un breve descanso el Maestro de Ceremonias anunciaba: “Señoras y señores llegó el momento del show en el Apollo, la banda tocará nuestra canción ‘I may be wrong, but I think you’re wonderful’” y el show comenzará”. A partir de aquí las bailarinas demostraban sus habilidades, como los bailarines de claqué y los acróbatas. Los cómicos hacían reír. Los cantantes daban sus recitales y la orquesta ofrecía su concierto como acto final.

Era algo totalmente habitual que importantes personajes del mundo del espectáculo se sentaran en las butacas del Apollo Theater con el propósito de encontrar nuevas ideas que les pudieran servir para ponerlas en práctica en sus respectivas obras. La “Amateur Night” era un filón para los buscadores de nuevos talentos. Los compositores y letristas estaban atentos por si alguna canción les sorprendía bien por su melodía, letra o armonía. Esto le sucedió al compositor Saul Chaplin y al letrista Sammy Cahn.  

El mundo del show business, con su epicentro en Broadway, estuvo en manos de judíos prácticamente desde sus comienzos a finales del siglo XIX. Además, existieron un buen número de teatros donde solo se escenificaban obras en yiddish.
En el año 1932 y en el Rolland Theater se estrenó el musical “Men Ken Lebn Nor Mem Lost Nisht” (Tú podrías vivir, pero ellos no te dejan) que fue un rotundo fracaso ya que se representó solamente el día del estreno. Una de las canciones de la revista se titulaba “Bei Mir Bistu Shein” (Tú eres para mí maravillosa) escrita por Jacob Jacobs (letra) y Sholom Secunda (música).
Es todo un misterio cómo logró esta canción dar el salto al Apollo Theater de Harlem unos años más tarde. Allí sobre sus escenarios el dúo, Johnny and George, hacía las delicias del público cuando cantaba “Bei Mir Bistu Shein” en yiddish.
En el año 1937 el compositor Saul Chaplin y el letrista Sammy Cahn se sentaron cómodamente en las butacas del Apollo Theater para ver el espectáculo y escucharon al dúo interpretar la canción judía. Se quedaron encantados de la melodía y sorprendidos de la entusiasta reacción del público. Chaplin le comentó a Cahn: ¿Te figuras el éxito que tendría esta canción si le escribieran una letra en inglés y la gente entendiera lo que en ella se dice?
Saul y Sammy se pusieron a ello no sin antes pedir permiso a Sholom Secunda que les vendió los derechos de edición de la canción por 60 $ que repartió con Jacobs.
Chaplin y Cahn escribieron la letra en inglés, pero curiosamente dejaron el título de la canción en su versión original. Se la ofrecieron primeramente a Tommy Dorsey que la rechazó de plano debido precisamente a que el título estaba en yiddish. Optaron finalmente por proponérsela a un trío de muchachas totalmente desconocidas y llamadas The Andrews Sisters. El éxito fue apabullante, lanzó al estrellato al trío y colocó a “Bei Mir Bistu Shein” en el nº 1 de ventas en el año 1938. Sin embargo, algo de razón tenía Tommy Dorsey con respecto al título ya que los clientes cuando se acercaban a las tiendas de discos para comprarla la pedían como: “Buy a beer, Mr. Shane” (Compre una cerveza, Señor Shane).

En el año 1991, el Estado de Nueva York compró el Apollo Theater y creó una sociedad sin ánimo de lucro, The Apollo Theater Foundation Inc., que dirige, patrocina y programa. …Y siguen naciendo estrellas y forjándose leyendas.

La canción que os propongo que escuchéis es la que servía de presentación en el Apollo Theater.
“I may be wrong (but I think you’re wonderful)” que la compuso Henry Sullivan con letra de Harry Ruskin en 1929. La interpreta el grupo vocal The Mills Brothers junto a la orquesta de Count Basie. La grabación se realizó en el año 1968 y fue uno de los cortes del álbum “Count Basie & The Board of Directors with The Mills Brothers.

Mi siguiente propuesta no es una canción, sino que se trata de un corto documental (3’ 59’’) (en inglés) sobre el Apollo Theater que creo que es interesante.

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