El París de Ada «Bricktop» Smith: 1924 – 1939

Laurent Cugny
James Reese Europe dirigiendo a «The Harlem Hellfighters» en París
Mitchell’s Jazz Kings
Langston Hughes
Ada «Bricktop» Smith
Cora Green, Florence Mills, Ada «Bricktop» Smith
Elmer Snowden’s Washingtonnian’s Band: Sonny Green, Duke Ellington, Elmer Snowden
Montmartre a principio de los 20.
Florence Jones
Ada «Bricktop» Smith
F, Scott Fitzgerald
Mabel Mercer
Mabel Mercer
Cole Porter
Ada «Bricktop» Smith

Todas las fotos son en «Chez Bricktop», Arriba: izq – der
Entre otras personas se encuentran:
– Ada «Bricktop», Mabel Mercer, Alberta Hunter
– Ada «Bricktop»; el pianista Eddie Duchin, su esposa Marjorie Ulrichs, Mabel Mercer
– Quintette du Hot Club de France: Django Reinhardt. Stephane Grappelli, Louis Vola, Roger Chaput, Joseph Reinhardt
Abajo: izq – der
Entre otras personas se encuentran:
– Duke Ellington; The Peter’s Sisters:
 – Fats Waller, Ada «Bricktop»
– Ada «Bricktop», Mabel Mercer

 

El París de Ada «Bricktop» Smith: 1924 – 1939

El músico, musicólogo y escritor Lurent Cugny escribió en 2018 un artículo en el que analizaba lo que significó para los franceses, a principios del siglo XX, escuchar por primera vez una música sincopada norteamericana:

 “… Lo que también percibieron como algo novedoso fue que eran Negros los que tocaban. Más allá del racismo, fue algo extraño y fuerte que había que añadir a la personalidad de la época. La percepción de los Negros ya nunca fue la misma. Jazz es una palabra que logra hacerte soñar. Esta cosida a la idea de juego, de vida, de dinamismo, de rapidez. Está ligada al modernismo de la época, a las máquinas…Salíamos de la guerra del 14. Después de cuatro años de carnicería, queríamos abrir las ventanas, divertirnos”.

Los primeros sones de esa sincopada música norteamericana que se colaron en la vieja Europa, particularmente en Francia, los tocó la banda del 369th Regiment conocida como “The Harlem Hellfighters” e integrada exclusivamente por afroamericanos dirigidos por el compositor, arreglista y director de banda, James Reese Europe.
Una vez finalizada la contienda, la formación de Europe participó en una conferencia aliada en París a finales de 1918. Su papel consistía en ofrecer un solo concierto, pero vista la reacción del público, tanto el ejército americano como el francés le pidieron que se quedara en el país con la intención de recorrerlo de punta a punta mediante una gira de ocho semanas. Y de esta manera una buena parte de los franceses conoció la música norteamericana
De vuelta a casa, James Reese Europe al frente de “The Harlem Hellfighters” grabó la composición «Missouri Blues» de Harry Brown en Nueva York el 7 de mayo de 1919.

No todos los componentes de la banda de Europe quisieron volver a los EE.UU. Louis Mitchell, percusionista, batería y cantante fue uno de los que se quedaron Francia. El motivo fue debido a que el manager del “Casino de Paris”, uno de los cabarets más afamados de la época, le pidió al baterista que formara una banda de jazz con músicos norteamericanos para actuar en su sala de espectáculos. Mitchell se puso en contacto con los siguientes músicos: William “Crickett” Smith, corneta; James Show, saxo; Joe Meyers, piano; Frank Withers, trombón; Walter Killdare, banjo. A la formación la denominó “Mitchell’s Jazz Kings”.
La banda grabó su primer disco probablemente el 26 de diciembre de 1921. Uno de los temas del single fue el titulado “Ain’t we got fun” compuesto por Richard Whiting y Raymond Egan con letra de Gus Kahn, para el musical “Satires” de 1920. Según los estudiosos franceses este disco fue de los primeros de jazz que se grabaron en Francia.

“En París, en la última década (años 20), una detrás de otra, tres mujeres “de color” consiguieron reinar durante un tiempo, como brillantes estrellas, en la vida nocturna de Montmartre. Y todas ellas fueron mujeres “de color” norteamericanas. Príncipes, duques, grandes artistas y magnates de las finanzas les han pagado para que se sintieran como en su propia casa (más unas espléndidas propinas) levantando vasos llenos de centelleante champán cuando se vislumbraban las primeras luces del amanecer”. Langston Hugues.

Toca para los lores y las damas
Para los duques y los condes
Para las prostitutas y los gigolós
Para los multimillonarios americanos
Y los maestros de escuela
Cuando están de parranda
Toca
¡Banda de Jazz!
(Langston Hugues)

La primera de esas “reinas de color” parisinas a las que hace referencia el poeta Hugues fue Ada “Bricktop” Smith.

Ada “Bricktop” Smith apareció justo cuando París y los franceses estaban con sus brazos abiertos para acoger cualquier distracción.
“Bricktop” llegó a Francia el 11 de mayo de 1924 a bordo del buque “America” de la Cunard Line. Ella tenía 29 años. Dejó el país a bordo del “Washington”. Ella tenía 45 años. Su viaje desde un pequeño pueblo llamado Greenbrier County, que debía su nombre a un pastor baptista, a la capital de la cultura europea se convirtió, cuando menos, en algo enrevesado.

Ada Beatriz Queen Victoria Louise Virginia Smith (su madre la bautizó con seis nombres para que su hija fuese fácilmente identificada ya que en la vecindad existían muchas familias con el apellido Smith) nació el 14 de agosto de 1894 en la ciudad de Alderson, West Virginia. Por las venas de su madre, Hattie Elizabeth Thompson, corría sangre irlandesa y africana. De los primeros heredó unos ojos grises y un pelo rubio. De los segundos un color de piel suavemente obscuro. Hattie se casó con Thomas Smith de tez obscura y sus cuatro hijos heredaron desde un pelo rubio con mechas pelirrojas hasta lucir una melena completamente pelirroja. Este fue el caso de Ada y por ello le apodaron “Bricktop” que es el apelativo que usan los norteamericanos para referirse a una persona que posee ese color de pelo.
Hattie se quedó viuda a los treinta y siete años y la familia se desplazó a Chicago, donde ella realizó trabajos domésticos.
Ada, aparte de ir al colegio, no se perdía las sesiones matinales que ofrecía el “Pekin Theatre”, el único de Chicago donde podían asistir los afroamericanos. Allí, la jovencita se quedaba maravillada de los números que ofrecían, sobre todo en los que se bailaba y se cantaba.
Con dieciséis años, y debido al talento natural que Ada poseía para el canto y el baile, consiguió hacerse un hueco en los minstrel shows donde, pintándose la cara de negro, mostró su arte durante las giras por las ciudades del Sur del país.

Ada continuó su carrera en los minstrels subiendo cabe vez más de categoría y actuando en los que ofrecían sus espectáculos en las más importantes ciudades del Norte del país.
En 1920, Ada volvió a Chicago y formó parte de un trío junto a Cora Green y Florence Mills para actuar en el exclusivo y elegante “Panama Café”. Florence Mills al cabo de un par de años se convertiría en la más famosa y aclamada cantante y bailarina negra gracias a sus actuaciones en Broadway. Cuando se encontraba en el cenit de su carrera una apendicitis terminó con su vida. Duke Ellington compuso en su memoria la canción “Black Beauty” en 1928.

 Ada Smith volvió a Nueva York en el año 1922 y fue requerida por Barron D. Wilkins, dueño del “Barron’s Exclusive Club” para actuar sobre sus escenarios. Ella fue la que convenció a Wilkins para que contratara a la “Elmer Snowden’s Washingtonian’s Band” en la que el pianista era un joven espigado y elegante que atendía al nombre de Duke Ellington. Cuando el banjoísta Snowden abandonó la banda, Ellington se hizo cargo de la misma – en la que se encontraban el baterista Sonny Green y el trompetista Bubber Miley – y ese fue el embrión de su futura big band.
Seguidamente, Ada pasó al “Connie’s Inn” el único club de Harlem que le podía hacer sombra al todo poderoso “Cotton Club” y que se regía, igual que este último, por el lema “blanco en la sala, negro en el escenario” y por donde pasaron, mientras mantuvo sus puertas abiertas, los mejores músicos de jazz de la época.

El próximo destino de Ada fue la ciudad de Washington y a las semanas de llegar una persona se puso en contacto con ella para trasmitirle el mensaje que había recibido de Eugene Bullard, un expatriado americano dueño del cabaret “Le Grand Duc” sito en Montmartre, Paris. En definitiva, Bullard le pedía que se presentara en la ciudad del Sena para trabajar en su “night club”.
Ada “Brikctop” lo recuerda así:

En aquel entonces, no habría más de ocho o diez artistas negros en todo París. Había exactamente una artista negra. Ella era la esposa de Palmer Jones y su nombre era Florence. Era una mujer pequeña muy bien vestida, muy arrogante y era tan popular en “Le Grand Duc” que se marchó del club porque habían abierto otro al final de la calle y le ofrecieron ser la máxima estrella del espectáculo.
La marcha de Florence le produjo a Bullard el gran problema de sustituirla. Palmer Jones le sugirió que se trajera a alguien de Nueva York. Hay allí una joven a quien llaman “Bricktop”. No tiene una gran voz ni nada parecido, pero le sobra personalidad y puede bailar. Aquí tendría éxito. Por lo tanto, le mandaron un telegrama a Sammy Richardson, que estaba en Nueva York en aquel momento, y le pidieron que me encontrara y me hiciera la oferta. Sammy empezó a buscarme por Washington y me localizó allí… No tenía nada que perder así que acepté”.

Ada “Bricktop” Smith pisó tierras francesas el 11 de mayo de 1924. En París le estaban esperando Eugene Bullard y “Le Grand Duc”. Sobre sus escenarios permaneció durante dos años. Ella fue la que inició la práctica de donar cada cierto tiempo la recaudación de una noche del club a organizaciones benéficas. Con la finalidad de conseguir su objetivo enviaba invitaciones a influentes personajes, sobre todo dedicados al arte, para que se pasaran por “Le Grand Duc” por tal noble motivo. Por medio de estos eventos, Ada logró hacer amistad con celebridades de los círculos artísticos parisinos tanto franceses como extranjeros: F. Scott Fitzgerald, John Steinbeck o Josephine Baker que acababa de aterrizar, en París con su “Revue Nègre” (septiembre 1925).
“Bricktop” se involucró cada vez más en la noche parisina realizando performances en otros clubs como “The Music Box”.

Ada abrió su propio club en 1926, lo llamó “Chez Bricktop” y triunfó de manera espectacular. Recurriendo otra vez a Langston Hugues podemos leer lo siguiente en su biografía “The Big Sea”:

“Bricktop cantaba con una hermosa y suave voz, con agradables y nostálgicas notas. Ella bailaba dando pequeños pasos, ladeaba su cara y sonreía. Se paseaba alrededor de todas las mesas y era simpática con todo el mundo, con clientes que solo habían consumido un cuarto de champán y con los que habían pedido doce botellas. Franceses, o americanos, turistas o diplomáticos, blancos o de color todos eran iguales para “Brick”. Sus maneras profesionales eran sencillamente las suyas propias en el club o fuera de él”.

Todos los amigos que hizo en “Le Grand Duc” fueron asiduos de su club y algunos nuevos como los Príncipes de Gales o Cole Porter. Por cierto, el escritor F. Scott Fitzgerald comentó: “Mi más grande reivindicación para ser famoso es haber descubierto “Bricktop” antes que Cole Porter”. El compositor mantuvo una gran amistad con Ada que se vio reflejada cuando un día, sentándose al piano en el club, le dijo: “La canción que voy a tocar está dedicada a ti”.
Lo curioso del caso es que el tema que interpretó se titula “Miss Otis Regrets” y el argumento de su letra se aparta completamente de los temas que son recurrentes en sus canciones como las relaciones amorosas (sexuales) de las parejas u otras donde el humor está en primer plano. ¿Cuáles serían las razones de Porter para dedicarle una canción a «Bricktop» con una letra que dice sí?:

La señorita Otis lamenta no poder almorzar hoy, señora
Deplora el retraso, pero anoche en Lover’s Lane perdió la cabeza
Cuando se despertó y se dio cuenta de que el hombre de sus sueños se había ido
Corrió en busca de ese hombre que le había hecho perder de tal modo la cabeza
Y sacando un arma de debajo del vestido de terciopelo le disparó a su amante
Cuando vino la turba, la atrapó y la sacó de la cárcel
La colgó del viejo sauce que hay en el camino
Y en el momento de morir, levantó su hermosa cabeza y gritó:
Señora, la señorita Otis lamenta no poder almorzar hoy

La colonia de músicos de jazz norteamericanos que se iba formando en París tenía su centro neurálgico en “Chez Bricktop”. Algunos eran contratados para tocar bajo sus focos, otros se reunían para divertirse y participar en “jam sessions” que terminaban cuando sol aparecía por el horizonte. “Chez Bricktop” se convirtió en una combinación de night club, estafeta de correos, banco y en un bar donde tomaba sus copas la gente elegante.

En 1929, Ada se casó con el saxofonista y clarinetista de Nueva Orleans Peter Conge. Ese mismo año “Chez Bricktop” se trasladó al 66 de la Rue Pigalle. Como artista estrella para esa nueva ubicación Ada contrató a la cantante Mabel Mercer.

Mabel Mercer comenzó su carrera en el music hall inglés. Según su biógrafo, James Haskins, poco se sabe de sus primeros años. Nació en 3 de febrero de 1900 en la ciudad de Staffordshire, Inglaterra. Su madre fue una artista blanca británica del vodevil y su padre un músico negro americano apellidado Mercer.
Mabel fue abandonada por sus padres a una corta edad y se ocupó de ella su abuela materna que la mandó interna a un colegio de monjas llamado Blakely. Cuando terminó sus estudios a los catorce años se incorporó a un grupo itinerante de vodevil. Con veinte años llegó a París formando parte de “John Payne and Roseman Trio, un grupo dedicado a la música gospel.
Mabel abandonó al trio y comenzó su carrera en los nights clubs y cabarets de París. Ella tenía una angelical voz de soprano lo que no le ayudó mucho al principio, teniendo en cuenta que era el jazz lo que estaba de moda en la ciudad, pero aprendió mucho y bien en unos cuantos años.

Ada “Bricktop” contrató a Mabel porque la encontró, sobre todo, elegante. Con su entrecortado acento británico realzaba el refinamiento de su establecimiento. Y “Chez Bricktop” era todo refinamiento y clase. Bajo la supervisión importante de Ada y las canciones de Cole Porter que Mabel interpretaba en el club se convirtió en la estrella del cabaret en París. Su presencia en “Chez Bricktop” ayudó a solidificar los cimientos del club.
Con la música de Porter, los vestidos de Schiaparelli, y el talento innato de Mercer, “Chez Bricktop” llegó a lo más alto. El club estaba en todas las listas que los expatriados y los turistas llevaban en sus bolsillos y que les indicaban los lugares que debían, sin falta, visitar. Ada “Bricktop” atribuía su éxito a “mi poderosa habilidad de juntar extranjeros de todas las partes del mundo y convertirlo en una fiesta”.

No cabe duda de que el jazz que se escuchó entre guerras en Europa no hubiera sido posible sin la valentía, el talento, la extravagancia de las fabulosas divas del “Harlem del Sena”. Ellas introdujeron el “Tumulto Negro” y sostuvieron la Edad de Oro de jazz y el swing europeo.  

Cuando los alemanes ya habían comenzado a invadir Francia en 1939, Ada “Bricktop” abandonó el país:

La última noche que vi el París de Bricktop… caía una ligera lluvia. El coche condujo a través de calles iluminadas a paso de tortuga, y yo miré a la ciudad que había amado preguntándome cuando la volvería a ver de nuevo.

Ada volvió a Paris después de la guerra, hacia 1949, y vio un país cambiado, Trató de empezar donde lo había dejado, pero las autoridades le pusieron muchas dificultades por lo que abandonó el país. Quizás, únicamente la Torre Eiffel seguía presidiendo, como siempre, la Ciudad del Sena.

Subscribe