Francia: Un País Proveedor de Standards de Jazz (USA)

Juliette Grécó y Miles Davis
Joseph Kosma
Jacques Prévert
Yves Montand
Charles Trenet
Leo Chauliac
Kelly Smith
Kelly Smith
Henri Betti
Suzy Delair
Sy Oliver
Sacha Distel
Michel Legrand
Francia: Un País Proveedor de Standards de Jazz (USA) 

Los músicos de jazz afroamericanos visitaron París desde que su música estaba todavía aprendiendo a andar. La ciudad se convirtió en un paraíso desde un punto de vista personal, social y económico si lo comparamos en cómo transcurría su existencia en su propio país. Ampliaron sus horizontes, perfeccionaron sus talentos mientras vivían una vida interesante, a veces disoluta y ocasionalmente privilegiada.  
También, tanto los músicos blancos como los negros se percataron de que el jazz en Francia se había convertido en un arte bastante antes de que lo hiciera en la tierra que los había visto nacer. Los primeros sones de una música sincopada que escucharon los franceses provenían de la banda de James Reese Europe en 1918, nada más acabar la I Guerra Mundial.  A partir de aquí la llegada de músicos de jazz, sobre todo negros, fue un fluir continuo hasta los años 50 y 60. Sirvan estas palabras de Miles Davis: “En Nueva York éramos miembros de una pequeña camarilla de músicos con una audiencia minúscula y de culto. En París éramos celebridades internacionales y se daba importancia a cada una de nuestras palabras y de nuestras notas”.   

Esa colonia permanente y cambiante de músicos de jazz en Francia se hizo eco de las canciones populares de ese país que se emitían en la radio o se interpretaban en directo en los teatros y en las salas de fiestas. Algunas de ellas las incluyeron en sus respectivos repertorios. De vuelta a los EE.UU. las grabaron en disco y se las mostraron a los aficionados norteamericanos en sus actuaciones en directo. Con el tiempo, un buen puñado de ellas, se han convertido en standards de jazz. 
Empecemos. 

Joseph Kosma, el compositor francés de origen húngaro había compuesto una melodía para para un ballet del coreógrafo y bailarín francés Roland Petit que se denominaba Le Rendez-vous en 1945. El compositor se había inspirado para escribir la canción en una melodía compuesta por Jules Massenet en 1876 titulada Poème d’octobre 
A su vez, el poeta Jacques Prévert (que había escrito el argumento del ballet) se había puesto de acuerdo con el director de cine Marcel Carné para realizar una adaptación cinematográfica del citado ballet. La película se iba a titular Les Portes de la Nuit. Para su banda sonora contaba con la melodía de Kosma a la que el poeta le había escrito una letra titulándola Les Feullies Mortes (Las Hojas Muertas). 
El film se estrenó en diciembre de 1946 y resultó un completo fracaso. Marcel Carné comenta en su biografía: 

Jacques Prevért se mostraba sobre todo indignado de que la prensa ni siquiera había nombrado a la canción Les Feullies Mortes. Ningún crítico, es decir los clarividentes, ni siquiera había nombrado la canción, que cuatro años más tarde, dio la vuelta al mundo y figuraba en el repertorio de grandes cantantes norteamericanos, como Sinatra o Nat King Cole. Durante esos cuatro años Ives Montand la había estrenado, Juliette Gréco la había retomado, pero ninguno de ellos la había convertido en un éxito. El primero decía que la tenía incluida en su repertorio, pero que resultaba un fracaso cada vez que la cantaba. Se decidió grabarla y su secretario, Robert Valey, le comentó que la melodía era demasiado complicada y que no tenía ninguna posibilidad de que le interesara al público”. 

En el año 1949, el letrista norteamericano Johnny Mercer le escribió una letra en inglés titulándola The Autumn Leaves (Las Hojas de Otoño), que se ha convertido en la canción de origen francés más versionada por músicos norteamericanos, especialmente por los dedicados al jazz. Existirán más de mil grabaciones del tema y este número se irá incrementando con el paso de los años. El boom que obtuvo The Autumn Leaves en el mercado norteamericano consiguió internacionalizar la canción que, como un bumerán, volvió a Francia y Les Feullies Mortes se popularizó en ese país, sobre todo, en la voz de Ives Montand. 

En el año 2020, Eric Clapton nos sorprendió con un álbum, titulado Clapton, en el que mezcló temas de blues con standards de jazz algo no muy habitual en él. El trabajo contiene catorce canciones siendo la última, The Autumn Leaves. 

Charles Trenet, cantante, compositor y letrista, nació el 18 de mayo de 1913 en la ciudad de Narbonne, Francia. Comenzó su carrera nada más terminar su servicio militar en 1936 actuando en cafés y cabarets de París. En esa época le pusieron el apodo de “Le Fou Chantant” (El Cantante Loco) y con él se quedó de por vida. En 1938, fue el protagonista de dos películas La Route Enchantée y Je Chante. 
Llegó la II Guerra Mundial y a Trenet le movilizaron y los periódicos publicaron la falsa noticia de que había muerto. Durante la Ocupación se consagró principalmente al cine sin abandonar sus conciertos. Se dio la circunstancia de que varios rotativos difundieron la noticia de que él era judío, algo totalmente falso, pero que tuvo sus consecuencias ya que miembros de la Gestapo le dieron un tiro en la pierna. 
En 1945, Trenet partió al Nuevo Mundo recorriendo Brasil, Canadá y los EE.UU. En este último país obtuvo un más que apreciable éxito en la sala Bagdad neoyorquina. Volvió a Francia en 1954 y ese mismo año dio un recital en el Theâtre de l’Étoile que fue el primero en el que un artista de música popular pisaba sus escenarios, ya que hasta ese momento estaban reservados únicamente a la música clásica. 
Charles Trenet, fue una de las figuras más importante de la chanson française que consiguió convertirse en una celebridad debido a su talento como cantante, compositor y letrista. Por su contribución a la cultura francesa recibió numerosas distinciones y reconocimientos a lo largo de su vida. 

En 1943, Charles Trenet viajaba en un tren en compañía del cantante Roland Gerbeau y del pianista Léo Chauliac. El trayecto discurría desde la ciudad de Montpellier a la de Perpignan y el paisaje que se divisaba a través de las ventanas del compartimento era el de la costa mediterránea. En un momento apareció ante sus ojos una preciosa laguna conocida como l’étang de Thau. Según Trenet inspirándose en ella escribió la letra de la canción La mer en veinte minutos. Más adelante y junto a Chauliac compusieron la música. 
Trenet pensaba que la canción no poseía potencial alguno al punto de que ni siquiera la editó. Al cabo de tres años, el editor musical Raoul Bretón le propuso que la registrara y que la grabara. El arreglo orquestal lo podía realizar Albert Lasry pianista de la editorial. Trenet grabó La Mer en 1946. 

En 1947, el letrista norteamericano Jack Lawrence le escribió una letra en inglés titulándola Beyond the Sea. Además, le cambió el sentido de la misma convirtiendo la oda al mar de Trenet en un tema de amor. 
Desde el mismo momento en que los cantantes de jazz tuvieron su letra en inglés empezaron a grabarla y a interpretarla en directo. Beyond the sea tuvo una buena acogida por parte de los melómanos norteamericanos, pero tenemos que esperar al año 1959 que fue cuando la versionó el cantante y actor (estuvo nominado al Oscar al mejor actor secundario por la película Captain Newman de 1963) Bobby Darin. El single que salió al mercado conteniendo Beyond the sea en octubre de 1959 sonó en las radios de medio mundo además de alcanzar puestos relevantes entre los discos más vendidos. Hoy en día, como buen standard, sigue en el repertorio de músicos actuales. 

En el año 1942, Charles Trenet escribió le letra de la canción titulada, Que reste-t-il de nos amours? que dice lo siguiente: 

Esta noche el viento golpea mi puerta, me habla de amores perdidos 
Delante de un fuego que se va extinguiendo 
Esta noche es una canción de otoño en una casa que está palpitando 
Y pienso en días lejanos 
¿Qué nos queda de nuestros amores? ¿Qué nos queda de aquellos maravillosos días? 
Una foto, una foto vieja de mi juventud 
¿Qué nos queda de las notas de amor? ¿De los meses de abril, de nuestros encuentros?
 
Son un recuerdo que me persigue sin cesar 
La felicidad se ha marchitado, cabellos al viento. Besos robados, sueños inquietos 
¿Qué queda de todo eso? Dímelo 
Un pequeño pueblo, un viejo campanario, un paisaje que se esconde 
Y en una nube el querido rostro de mi pasado 
Las palabras, palabras tiernas que se murmuran, las caricias más espontáneas 
Los juramentos en el fondo del bosque 
Las flores que se encontraban dentro de un libro, cuyo aroma te embriaga 
Han volado ¿Por qué? 

La música de Que reste-t-il de nos amours? la compusó Trenet junto a su pianista Léo Chauliac. La primera grabación de esta canción estuvo a cargo de la cantante francesa Lucienne Boyer – considerada la reina de la noche parisina de los años 30 – en el año 1942.   
El compositor y letrista norteamericano Albert Askew Beach le escribió una letra en ingles titulándola I wish you love en 1957. La primera grabación del tema la realizó en ese mismo año la cantante Kelly Smith en su primer álbum en solitario. El sello fue Capitol Records y el arreglista y director de la orquesta fue Nelson Riddle. Kelly lo recuerda así: 

“Cuando yo me senté para elegir qué canciones iba a interpretar para el disco, el productor discográfico del sello, Voyle Gilmore, me tocó al piano un buen montón de standards y en un momento me dijo: “Te voy a tocar una canción francesa realmente bonita. No es por nada en especial, pero quiero que la escuches” e interpretó I wish you love. Cuanto terminó le dije: Babe, yo cantaré todas las canciones que quieras, pero una de ellas será I wish you love. 

Al final pusieron como título del álbum la canción de Trenet y I wish you love se convirtió en la “signatura song” de Kelly durante bastantes años. Debo comentar que para mí es la mejor composición de Charles Trenet. 

A Kelly Smith le han seguido centenares de intérpretes, no solo norteamericanos, que nos han ofrecido su versión de I wish you love. Y ellos han sido los que la han convertido en todo un standard de la música popular. 

Henri Betti fue un prolífico compositor y pianista francés que nació el 24 de julio de 1917 en Niza. Sus canciones se escucharon sobre los escenarios de los más famosos teatros de espectáculos de variedades de la ciudad del Sena. Escribió las bandas sonoras de trece películas y la música de una docena de operetas y obras de teatro. Además de cerca de 500 canciones populares. 

Un día de julio de 1947, Henri Betti iba paseando por la avenida de la Victoria de Niza y se paró frente a la boutique de lencería femenina Scandale. Mirando el producto que se exhibía en el escaparate le vinieron a la mente las nueve primeras notas de una canción. Las apuntó en un papel y cuando llegó a su casa en unos pocos minutos tenía terminada la melodía. Seguidamente, se desplazó a París para pedirle al letrista André Hormez que llenara con bellas palabras las notas de su canción. Este último le dijo al compositor que el título de la misma tendría tres palabras. Al día siguiente, Hormez le dio a Betti diez títulos a elegir y este se decantó por C’est si bon.  

El 22 de febrero de 1948, se iba a celebrar la primera edición del Festival de Jazz de Niza y el editor Paul Beuscher le propuso a la actriz y cantante francesa Suzy Delair que cantara sobre sus escenarios la canción C’est si bon. El día 28 se celebró en el Salón Royal del Hotel Negresco una jam-session que denominaron La nuit de Nice. Suzy Delair cantó C’est si bon y se la escuchó Louis Armstrong que era uno de los participantes de la jam. 

El 26 de junio de 1950 y en Nueva York, Louis Armstrong acompañado de la orquesta de Sy Oliver grabó el tema C’est si bon. Ese mismo año de 1950, Jerry Seelen le había escrito una letra en inglés. 

Louis Amstrong se valió por si solo para convertir C’est si bon en un standard de jazz norteamericano y para que sonase en las radios de medio mundo. 

En el año 1962, se rodó la película francesa Les sept péchés capitaux (Los siete pecados capitales). Siete directores diferentes dramatizaron cada pecado en cortometrajes que luego formaron el film. El director Roger Vadim rodó el correspondiente al pecado del orgullo. Para su banda sonora le pidió al guitarrista de jazz, compositor y cantante Sacha Distel que le escribiera una canción. Este le entregó la titulada Marina

El productor de Capitol Record, Duke Niles se interesó por la melodía de Distel y le pidió al letrista Jack Reardon que le escribiera la letra. La tituló The Good Life y Capitol se la propuso al cantante Tony Bennett que la grabó en 1962.  

Tony Bennett tuvo una excelente acogida con esta versión y se convirtió en una de sus canciones estrella. Un dato que lo confirma es que la utilizó como título de su autobiografía de 1998. Hoy en día The Good Life es todo un standard de jazz. 

Sacha Distel viendo el éxito que estaba cosechado su canción en los EE.UU. le pidió al letrista francés Jean Broussolle que le escribiera una letra que mantuviera el espíritu de la inglesa y además que el título fuera lo más parecido posible. Así lo hizo Broussolle ya que tituló a la canción La belle vie. Sacha Distel la grabó en el año 1963 y la convirtió en un standard francés. 

Podemos nombrar a varias canciones francesas que se han popularizado internacionalmente, pero sin llegar a convertirse en grandes standards de jazz:  
Comme d’habitude escrita por Claude François y Jacques Revaux en 1967. Paul Anka la convirtió en My Way y Frank Sinatra se hartó de interpretarla por los escenarios de todo el mundo (a él nunca le gustó). La vie en rose compuesta por Louis Guglielmi con letra de Edith Piaf en 1945. En 1977, la cantante, modelo y actriz jamaicana Grace Jones la convirtió en un éxito internacional. Et maintenant escrita por el cantante y compositor Gilbert Bècaud en 1961. Al año siguiente, Carl Sigman le escribió una letra en inglés titulándola What now my love y fue abrazada tanto por vocalistas de standards como de pop norteamericanos. Como Elvis Presley. 

En este repaso que estoy realizando por varias canciones escritas por músicos franceses y que el mundo del jazz las ha incluido en su repertorio, no me puedo olvidar del compositor, arreglista, director de orquesta y pianista de jazz, Michel Legrand. Seis veces nominado al Oscar por la mejor banda sonora. Ganó dos. Siete veces nominado al Oscar por la mejor canción original. Ganó uno. Y el mayor proveedor francés de standards de jazz. Un músico de esa altura se merece de sobra tener su artículo personal en el blog. 

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