Memphis Minnie: La Única Reina del Blues Rural

Ma Rainey
Charlie Patton
Memphis Minnie & Joe McCoy
Memphis Minnie
Little Son Joe
Memphis Minnie
Memphis Minnie
Memphis Minnie
Memphis Minnie: La Única Reina del Blues Rural

Allá por los años veinte del siglo pasado al blues se le englobó en dos categorías: rural y urbano. Si bien conviene aclarar que no todas las canciones del llamado blues urbano que tenían la palabra blues al final de su título realmente lo fueran. Temas famosos como “Crazy Blues” (que vendió 80.000 copias en un mes en Harlem en la versión “Mamie Smith”) o St. Louis Blues” de W. C. Handy no reúnen las características que se presumen en el blues. Su estructura métrica: doce compases. De las letras: La primera y la segunda frase son iguales, la tercera es una conclusión. Armónica: Tres acordes (tónica, dominante y subdominante).
Dejando aparte al purismo lo cierto es que el blues urbano estuvo claramente dominado por las féminas. Mamie Smith (1883-1946), Ma Rainey (1882-1939) o Bessie Smith (1894-1937). Además, estas vocalistas iban ataviadas con trajes sofisticados con adornos de pedrería, sombreros llenos de plumas, collares de perlas o elegantes pelucas. Los miembros de sus respectivas bandas iban pertrechados con smokings, pajaritas, camisas blancas almidonadas y pantalones negros con su raya recién planchada.
Esto no quiere decir que, con todo el desparpajo del mundo, Ma Rainey dijera en la canción “Hear me talkin’ to you”: “Te estoy diciendo lo que hace falta para que entres entre mis caderas”.
O que, Bessie Smith comentara sin temblarle ni un ápice la voz en “Young woman’s blues”: “No soy una gran señora, sólo una piel canela, no pienso casarme ni sentar la cabeza. Beberé un buen whisky y se me quitarán las penas.”
No es de extrañar que en el rotativo Independet (1904) aparecieran comentarios como este: “Las mujeres negras sintetizan la idea popular de perversión absoluta, más que los hombres… No puedo siquiera imaginar una mujer negra virtuosa”.

En el caso del blues rural fueron los machos los que dominaron el cotarro: Charlie Patton (1891?-1934), Blind Lemon Jefferson (1893-1929), Big Bill Broonzy (1898-1958)…, la mayoría de ellos pobres como ratas y con el lodo del Delta adherido a sus zapatos o a sus pies descalzos mientras el aire húmedo tropezaba con furia sobre sus cuerpos.
Lo mejor que se dijo de estos tipos, que junto a su guitarra recorrieron solitarios caminos que terminaban en puebluchos perdidos entre las fangosas aguas del río Mississippi, fue que eran unos vagabundos que no tenían dónde caerse muertos, incluso si los mataban.
Tenían fama de mujeriegos, aunque sus chicas siempre les abandonaban. Bebían en exceso y la mala suerte siempre se cruzaba en sus caminos, propiciando que se encontraran en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pasar una temporada “a la sombra” imprimía carácter, aunque aquellos que les conocieron mejor comentaban que un atisbo de religiosidad siempre quedaba reflejada en sus ausentes miradas. El diablo era su amigo al que esperaban encontrar, si había suerte, en un cruce de caminos y venderle sus almas para que les convirtiera en los mejores músicos de blues.
Con esta especie de leyenda grapada a las espaldas de los bluesmen, a nadie se le pasaba por la cabeza que una mujer quisiera coger una guitarra y ponerse a cantar tristes canciones de amor y de mala suerte de pueblo en pueblo. ¿Quién iba a hacerle caso? ¿Quién iba a tomarla en serio?

Memphis Minnie, a quien su familia siempre llamó “Kid”, nació el 3 de junio de 1897 en un distrito de Nueva Orleans llamado Algiers y fue la mayor de trece hermanos. Aprendió a tocar el banjo con siete años mirando cómo lo hacían los miembros de las diferentes bandas de cuerda que tocaban en los bailes. Al cabo de cuatro años se compró su primera guitarra. Las ocupaciones oficiales que tenían las mujeres negras por entonces se limitaban al servicio doméstico o al trabajo en una granja, ambas esforzadas labores con un salario ridículo. Minnie prefirió cantar acompañada con su guitarra por las calles de la ciudad de Memphis y alrededores.

El músico itinerante era a menudo un solitario extranjero, un “outsider” que conocía muy poco de la situación local, lo que propiciaba que tendiera a no viajar solo. Uno de los primeros músicos de blues al que se unió Minnie fue Willie Brown que era bastante conocido por su anterior asociación con Charlie Patton. Ella y Brown comenzaron a trabajar juntos en 1915 en un complejo vacacional de la ciudad de Bedford, Mississippi. La música que interpretaban era una mezcla de blues y de canciones populares.
Dos años más tarde, Minnie se enroló en el circo de Ringling Bros. Donde se representaban números de baile, cómicos y musicales de todos los tipos. Este trabajo le brindó a Minnie la oportunidad de conocer la personalidad de estilos, como el vodevil, que sin duda le sirvieron para mejorar su imagen de cara al público
Hacia el año 1929 Memphis Minnie se casó con el también guitarrista y cantante de blues, Joe McCoy. Estando ambos tocando en una barbería de Beale Street les escuchó un ojeador del sello Columbia y les propuso grabar un disco en Nueva York.
Su primera grabación se realizó el 18 de junio de 1929. Uno de los temas que interpretaron fue una composición de Minnie titulada “Bumblee Bee Blues” que cosechó un notable éxito y que permaneció dentro de su repertorio durante toda su carrera.
En 1933 Joe y Minnie se presentaron en Chicago dentro de un circuito que les llevaba de ciudad en ciudad. Sus habitantes se mostraron escépticos con Minnie ya que no habían conocido a una guitarrista que tocara decentemente. Después de escucharla en varias actuaciones se convencieron de que estaban ante una gran instrumentista al punto de que prepararon una “batalla” entre ella y el bluesman Big Bill Broonzy. El jurado estaba compuesto por varios músicos presididos por el guitarrista y cantante Sleepy John Estes. Las versiones que realizó Minnie de los temas · Me and my Chauffeur Blues” y “Looking the World Over” le sirvieron para ganar la contienda y recibir el primer premio consistente en una botella de whisky y otra de ginebra. A Broonzy solo le dieron una botella de whisky.
Después de este sonoro éxito Minnie y su marido fijaron se residencia en Chicago actuando en los mejores clubs como el DeLisa o el Music Box. La pareja continuó grabando discos juntos o por separado para sellos como Vocalion, Decca o Okeh durante la primera mitad de los años treinta. En el año 1935 Minnie y Joe se separaron.

Minnie continuó con gran éxito su carrera en solitario logrando el favor del público en temas como “Good Morning” (1936) y sobre todo “Hot Stuff” (1937) en el que junto a su voz y su guitarra sonó el piano de Blind John Davis, la trompeta de Alfred Bell y la batería de Fred Williams.
En 1939 Memphis Minnie se casó con el guitarrista de Memphis, Ernest “Little Son Joe” Lawlars y formaron pareja durante 23 años tanto fuera como dentro de los escenarios o estudios de grabación. En las actuaciones en directo trabajaban juntos o separados dependiendo del dinero, ya que en bastantes ocasiones el hacerlo por separado les producía más ganancias.

Durante los años treinta y comienzos de los cuarenta existía un gran mercado al aire libre en la Maxwell Street de Chicago, uno de los más grandes del país, que era muy frecuentado por la comunidad afroamericana. Allí se podía comprar y vender de todo. Este lugar era idóneo para que los músicos de blues rural realizaran allí sus interpretaciones. En Maxwell Street se abrieron varios clubs de jazz y blues. El más importante, en cuanto al blues se refiere, fue el “Ruby Lee Gatewood’s Tavern”. Si te considerabas un o una grande del blues el paso por sus escenarios era imprescindible. Memphis Minnie estuvo durante una buena temporada amenizando lo que denominaban el “party” del “Blue Monday”.
El siguiente trabajo de Minnie fue en el 230 Club de Chicago donde actuó el Día de Nochevieja de 1942. Por entonces ella ya tocaba con una guitarra eléctrica (fue de los primeros músicos de blues que la utilizó contando hombres y mujeres). A los nueve días y en la primera página de periódico Chicago Defender el poeta afroamericano Langston Hughes que había presenciado la actuación de Minni la última noche de 1942 en el 230 Club escribió lo siguiente:
“Parecía más que otra cosa una profesora de color de un ordenado colegio del Sur diciendo “Niños la lección de hoy está en página 14, párrafo 2º”. Pero Memphis Minnie no decía nada de eso…(ella) sonreía. Sus dientes de oro se iluminaban de cuando en cuando durante casi un segundo. Sus pendientes temblaban. Su mano izquierda con uñas rojo obscuro se movía arriba y abajo del mástil de la guitarra. Su mano derecha con su púa de pulgar elegía la nota, marcaba el ritmo con la pulsación del blues”.

 Son Joe y Minnie tocaron hasta que su salud se rompió. Cuando la venta de sus discos decayó al final de los cuarenta, ello consiguieron conservar su audiencia que le siguió siendo fiel en sus actuaciones en los clubs. El último disco que Minnie grabó fue para el sello Regal en 1949.
En 1957 Minnie sufrió un ataque de corazón que la dejó incapacitada y Son Joe ya no tenía salud para actuar en solitario ante su público. Volvieron a Memphis donde, Daisy, hermana de Minnie cuidó de ellos. Son Joe falleció en 1962 y Minnie le sobrevivió 14 años. Dejó este mundo con 76 años.

No se comprenden muy bien las razones por las cuales Memphis Minnie haya sido, y lo sigue siendo, completamente ignorada por la mayoría de los estudiosos e incluso por los aficionados al blues después de desarrollar una carrera musical, sobre todo durante los años 30 y 40, al más alto nivel. Su influencia e importancia en el desarrollo de la música de blues, como compositora, letrista, cantante y guitarrista merece que su figura esté mucho mejor representada en ese libro que recoge la historia del blues, sean quienes sean los responsables de escribirla. El caso es que no lo han hecho.
Algunos han argüido que el mundo del blues, debido a su propia idiosincrasia, fue un entorno propicio para que se crearan leyendas y mitos, muchos de ellos propiciados por los propios músicos. Quizás Minnie ahí no supo estar a la altura.
El músico de blues Johnny Shines comentó en una entrevista: “Quizás se dio algún caso en que en ese entorno rural y pendenciero, por el que se movía Memphis Minnie, se le pudo volver hostil, ya que ella estaba rodeada de hombres por todas partes. Sin embargo, Minnie fue una mujer que no se dejaba fácilmente amilanar y si alguien, músico o no, pretendía propasarse no dudaba ni un segundo en defenderse con lo que tenía más a mano: su guitarra, su navaja o su pistola”.
Visto lo visto, si Minnie se hubiese cargado a dos tipos a navajazos y a otros dos de sendos tiros en la cabeza, su legendario nombre aparecería en letras doradas y subrayadas en El Libro de la Historia del Blues.

Uno de los apodos por el que se conoció a Memphis Minnie fue “Hoodoo Lady”. La razón viene dada por una canción escrita por ella tanto la música como la letra titulada “Hoodoo Lady Blues”. La grabó en el año 1933 solo con su guitarra.

Otro de los mayores éxitos de Minnie fue su canción titulada “In my girlish days”, donde la letra adquiere un gran protagonista ya que los estudiosos creen que refleja su niñez. Fue grabada en 1941 y la letra dice así:

Ya la noche terminaba, había estado practicando mi juego / Un hombre salió por mi ventana / no conocía a nadie mejor / Oh, los chicos / Cuando era una niña / mi mama lloraba y mi padre también / Oh, hija qué vergüenza la tuya / no conocía a nadie mejor / Oh, los chicos / Cuando era una niña / me subí a un tren / no tenía ni un centavo / solo trababa de huir de casa / no conocía nada mejor / Oh, los chicos / Cuando era una niña / mis zapatos iban golpeando la carretera y un camión me recogió / sería el año diecisiete / cuando el invierno fue tan duro / no conocía nada mejor / Oh, los chicos / Oh Señor, reza por mi ahora / a todos mis compañeros no les sorprenderá / Necesité viajar para volverme lista / y me encontré mejor / pero aún mantengo mis maneras de niña”.

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