Orfeo Negro Y Luiz Bonfá

Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim
Elizeth Cardoso
Albert Camus y Sacha Gordine
Luiz Bonfá
Anibal Augusto Sardinha “Garoto”
Mary Martin
Luiz Bonfá
Luiz Bonfá
Orfeo Negro Y Luiz Bonfá

En el mes de mayo de 1956, el diplomático y poeta brasileño Vinicius de Moraes regresaba a su país después de haber pasado tres años como vicecónsul en París. En la ciudad del Sena había escrito una tragedia negra basándose en los personajes de la mitología griega de Orfeo y Euridice. La había ambientado en el carnaval carioca y el libreto estaba escrito en verso.
Vinicius necesitaba encontrar a un colaborador para que le compusiera las canciones, a las que él les escribiría las letras, que iban a formar parte de su obra. Su primera opción fue el compositor y pianista Oswaldo Gogliano “Vadico”, pero este declinó el ofrecimiento por no encontrarlo a la altura. Ante esta negativa, al poeta le recomendaron que se pasase por el bar Casa Villarino, el emblemático lugar de encuentro de músicos, poetas, periodistas, cronistas, autores, intelectuales, políticos… de Río de Janeiro.
Una vez allí, pidiéndoles consejo a unos y otros, fue el productor y crítico musical Lúcio Rangel el que le habló de Antonio Carlos Jobim. Unos días después fue el propio Lúcio el que les presentó en el bar y, tanto Jobim como de Moraes, fingieron que no se conocían cuando realmente habían estado juntos tres años antes en el bar Pescadores donde cenaron, bebieron y charlaron hasta el amanecer.

Vinicius y Antonio Carlos se reunieron en casa de este último para escribir las canciones de Orfeu da Conceição. La primera de ellas producto de la colaboración entre ambos fue Se todos fossem iguais a você (convertida hoy en día en un standard brasileño). A partir ahí los demás temas fueron saliendo sin mayores problemas.
El guitarrista de la orquesta fue Luiz Bonfá y la batuta la llevó Léo Peracchi.
El papel de Orfeo se lo adjudicaron al actor, escritor y productor Haroldo Costa y el de Eurídice a la actriz Dirce Paiva.

Orfeu da Conceição se estrenó en el Teatro Municipal el 25 de septiembre de 1956. Se propagó que ese día fue el primero en el que unos actores negros pisaban el escenario del Municipal lo que no era exacto ya que anteriormente se había estrenado en dicho teatro la adaptación de la obra El Emperador Jones de Eugene O’Neil con un casting totalmente negro.
El musical permaneció durante siete días representándose en el Municipal, ya que Vinicius lo había alquilado por ese período de tiempo. La obra se trasladó al Teatro República donde permaneció en cártel durante más de un mes. Se decidió llevar el espectáculo al Teatro Municipal de São Paulo. El decorado fue enviado por camión, pero misteriosamente nunca llegó a São Paulo ni regresó a Río.

A finales de 1956, el sello Odeon sacó un disco con todas las canciones de Orfeu da Conceição. En él participó el guitarrista Luiz Bonfá, el cantante Roberto Paiva, Vinicius de Moraes recitó el monologo de la obra y Jobim se puso al frente de una orquesta de 35 músicos.
Las dos canciones que se han convertido en standards son, la ya mencionada Se todos fossem iguais a voce y Lamento no morro. También, este disco fue el primero del tándem compuesto por Jobim y De Moraes.

En el año 1959, el director de cine francés Albert Camus rodó la película Orfeo Negro basándose en el libreto de Vinicius de Moraes para la obra Orfeu da Conceição. Es decir, la acción se sitúa en Río de Janeiro entre las favelas y las calles por donde transcurre el carnaval. Y en ella se relata la historia de amor, con un trágico final, entre Orfeo y Eurídice.

El productor de la película, el también francés Sacha Gordine, les comunicó a Jobim y a De Moraes que no iba a utilizar ninguna de las canciones de Orfeu da Conceição y exigió que se compusieran otras nuevas. El compositor no entendía por qué debían de realizar otra vez ese trabajo, pero Gordine era muy amigo de Vinicius de su época en París por lo que Antonio Carlos tuvo que ceder.

El papel de Orfeo se lo adjudicaron a Breno Mello que no era ni cantante ni actor, sino un futbolista de la cantera del Fluminense. El músico Ronaldo Boscoli, hincha del equipo, fue el que se lo recomendó a Camus “por ser negro, guapo y atlético”. El papel de Eurídice recayó en la actriz norteamericana, Marpessa Dawn que algo tuvo que ver que fuera la esposa del director.
La cantante y actriz brasileña (además de amiga íntima de Vinicius) Elizeth Cardoso fue la que prestó su voz a Marpessa Dawn y el compositor y cantante Agostinho dos Santos hizo lo propio con Breno Mello.

Vinicius y Antonio Carlos le entregaron a Sacha Gordine las tres canciones que habían compuesto para el film: A Felicidade, Frevo y O nosso amor. Sin embargo, el director Camus pensó que no eran suficientes y le pidió a Luiz Bonfá (que tocaría la guitarra en la banda sonora) que “compusiera algo”. El músico estaba a punto de partir para los EE.UU. y no tenía tiempo para centrase en algo nuevo. Así que abrió su cajón donde reposaban canciones ya compuestas. Eligió una de ellas y le pidió al diplomático y periodista Rubem Braga que le escribiera una letra. Este se excusó diciendo que hacer letras de samba no era lo suyo. La siguiente opción fue el compositor y poeta Antônio Maria que aceptó el encargo.  Tituló a la canción Manhã de Carnaval, cuya letra dice así:

Mañana, tan hermosa mañana,
de un día feliz que llegó, el sol surgió en el cielo, y brilló en cada corazón.
Entonces el corazón volvió a soñar.
Después de este día feliz no sé si otro día vendrá.
Y nuestra mañana, finalmente tan hermosa, mañana de Carnaval.
Mi corazón canta. La alegría volvió,
Tan feliz en el amanecer de este amor.

La película Orfeo Negro se presentó en el Festival de Cannes el 12 de mayo de 1959 y ganó La Palma de Oro. Al año siguiente la Academia de Cine Estadounidense le concedió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Así mismo, los Golden Globes la premiaron como la mejor película extranjera.

Orfeo Negro consiguió que la música brasileña fuera conocida en el mundo entero, pero nadie la asoció con la bossanova. No podía hacerlo, por más que los principales ingredientes de la receta estuvieran allí: La música de Jobim, las letras de Vinicius y hasta la batida de guitarra ejecutada por Roberto Menescal en el acompañamiento a Agostinho dos Santos en la canción A felicidade, sobre un fondo lejano de los sones del carnaval.

La película Orfeo Negro se estrenó en Brasil el 21 de diciembre de 1959, para entonces el L.P. Chega de saudade de João Gilberto (con tres canciones compuestas por Tom Jobim, como la que da título al álbum) llevaba ocho meses sonando en la radio y en los tocadiscos particulares. Una generación entera se hallaba bajo su influencia y solo entonces Antonio Carlos Jobim, Vinicius de Moraes y João Gilberto supieron que habían inventado la bossanova.

El único punto negro de la película fue obra de Sacha Gordine. El productor editó la música de la banda sonora en Europa, por ello se llevaba el cincuenta por ciento de los royalties. El resto estaba dividido entre Camus, dos letristas franceses que nadie sabía de dónde habían salido ya que las canciones se oían en portugués, Jobim y de Moraes, que les tocaba un diez por ciento a cada uno. Jobim tuvo claro que todo aquello iba al bolsillo de Gordine. Por eso les había obligado a escribir nuevas canciones: las originales de Orfeu da Conceição ya estaban editadas en Brasil.

Y hablando de la banda sonora de Orfeo Negro debo confesar, con permiso de Antonio Carlos Jobin y Vinicius de Moraes, que la joya de la corona es el tema Manhã de Carnaval de Luiz Bonfá con letra de Antônio Maria.

Luiz Bonfá nació el 17 de octubre de 1922 en el pequeño pueblo de Santa Cruz, Brasil. Con motivo de su onceavo cumpleaños le regalaron su primera guitarra y se sumergió en su aprendizaje. Tuvo la suerte de conocer, en una fiesta muy cerca de su casa, al concertista y pedagogo uruguayo de guitarra clásica Isaias Savio. Y este se convirtió en su maestro. Bonfá, con una enseñanza clásica, se fue acercando a la música popular brasileña: a sus tambores, a la danza del samba y a sus canciones tradicionales como el choro o la serenata. Además, también se interesó por el bolero cubano o el jazz estadounidense. Con esa mezcla ecléctica de estilos empezó a tocar como profesional en su juventud recorriendo night clubs, hoteles y casinos de Río. Cuando llegó a la veintena los ritmos brasileños le habían atrapado totalmente, aunque conservó el bello sonido de la guitarra clásica.

La primera grabación de Luiz Bonfá se produjo en el año 1945 junto al baterista Gaucho. Una de las caras del 78rpm contenía la canción Sleepy Lagoon compuesta por el británico Eric Coates en 1930 y que en los 40 se convirtió en un standard de jazz.
En el año 1946, Bonfá tenía entonces 24 años, conoció al también guitarrista Anibal Augusto Sardinha “Garoto” que poseía una innegable pasión y una gran facilidad para fusionar diversos géneros musicales y convertirlos en brasileños. Bonfá lo describió como “un músico genial muy adelantado a su tiempo”. Ambos pasaron muchas horas en el apartamento de “Garoto” improvisando entre ellos como si de una jam-session se tratara.
En esos días fue cuando Bonfá comenzó a utilizar complejas armonías en sus canciones.

En 1957, Bonfá enfundó su guitarra y partió para Nueva York con su poco inglés y siendo un músico prácticamente desconocido: entonces nadie conocía nada acerca de la música brasileña”.
A Bonfá le llevó un amigo rico brasileño a una fiesta en casa de Julius Glazier, dueño de la joyería Cartie. En ella también se encontraba la cantante y actriz Mary Martin, que en esos momentos era la reina de Broadway, después de haber triunfado en el musical Peter Pan.
Bonfá tocó su guitarra y Martin le escuchó. Allí mismo la actriz le propuso que le acompañara a una larga gira que comenzaría en Alaska y visitaría alrededor de 60 ciudades norteamericanas. Durante ese periplo actuaron en la televisión, la radio y en las mejores salas de fiestas por lo que Bonfá empezó a ser conocido y apreciado en los USA. De hecho, pasó los próximos quince años yendo y viniendo de ese país. Las razones principales que le impulsaron a volver a casa cada cierto tiempo fueron grabar algún disco y descansar. En una de esas visitas a su país fue cuando Albert Camus le pidió que compusiera “algo” para Orfeo Negro.

El reconocimiento de Luiz Bonfá en los EE.UU. como un excelente compositor se vio reflejado cuando, en 1966, el director y productor cinematográfico norteamericano Burt Balaban le pidió que escribiera la música para la banda sonora de la película titulada The Gentle Rain. Bonfá eligió al músico brasileño Eumir Deodato para la dirección y los arreglos orquestales. La canción que da título al film (con letra de Matt Dubey) se ha convertido en todo un standard de jazz que la han hecho suya (y lo sigue haciendo) un buen número de músicos de ese estilo musical. Un buen ejemplo es la versión que de Gentle Rain realizó la cantante canadiense Emilie Claire Barlow en su álbum titulado The Happy Feet de 2003.

Luiz Bonfá continuó viviendo en los USA hasta 1971 fecha en la que regresó a su país. Desde 1945 hasta 1996 nos dejó su sapiencia musical recogida en unos cincuenta álbumes. En los últimos años de su carrera realizó giras por Europa, Australia y ocasionalmente por los USA.
Luiz Bonfá, uno de los héroes de la música brasileña, dejó este mundo en Rio de Janeiro el 12 de enero de 2001.

En el año 1959, Luiz Bonfá grabó un disco que contenía 17 canciones con el título de Luiz Bonfá: O Violão de Luiz Bonfá. En el año 2005, Smithsonian Folkways Recording reeditó el álbum, pero añadiéndole las 14 canciones que se habían quedado en el tintero y hasta ese momento no habían visto la luz. A ese “nuevo” disco lo tituló, Solo in Rio 1959. En este trabajo el músico, solo con su guitarra, se sumerge en cantidad de estilos que van desde el samba a la bossanova, desde la música popular hispana al jazz. Un ejemplo de este último lo encontramos en su versión del tema de Cole Porter, Night and Day. En el libreto que acompaña al c.d. podemos leer: En Night and Day debemos remarcar la diferencia tímbrica entre la línea de bajos y los acordes; el estimulante “beat” del swing del verdadero jazz (pocos músicos brasileños lo consiguen convincentemente) lo cual es tremendamente difícil de lograrlo solo con una guitarra”.

Voy a despedir a Luiz Bonfá con su canción Manhã de Carnaval, pero con su letra en inglés que es cómo la interpreta una buena parte de los vocalistas de jazz. En el año 1966, el letrista Carl Sigman le escribió una letra en inglés que no tiene nada que ver con la portuguesa de Antônio Maria. La tituló A day in the life of a fool (Un día en la vida de un tonto (o loco). La letra relata como un enamorado espera ver a su amada caminando hacia él por la avenida. Siempre se para enfrente de su portal, pero ella nunca está en casa. Vuelve tristemente a la suya y en la penumbra llora lágrimas de despedida. Y así van pasando los días en la vida de un tonto (o loco).

La versión que os propongo la grabó Cassandra Wilson el 13 de agosto de 2007 y formó parte de su álbum titulado Loverly.

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