Quintette du Hot Club de France
Los músicos de jazz afroamericanos han visitado París desde que su música estaba todavía aprendiendo a andar. En la capital del Sena tocaron y compusieron música. La ciudad se convirtió en un paraíso desde el punto de vista personal, social y económico si lo comparamos en cómo transcurría su existencia en su propio país. Ampliaron sus horizontes, perfeccionaron sus talentos mientras vivían una vida interesante, a veces disoluta y ocasionalmente privilegiada.
También, tanto los músicos blancos como negros se percataron de que el jazz en Francia se había convertido en un arte bastante antes de que lo hiciera en la tierra que les vio nacer.
La colonia de jazz parisina comenzó en 1918 con la banda de James Reese Europe, le siguió Josephine Baker acompañada por una orquesta de músicos entre los que se encontraba Sidney Bechet. La cantante y bailarina Ada “Bricktop” Smith llegó a Paris en 1924 y abrió un night club llamado “Chez Bricktop” y lo cerró en 1961. Este local se convirtió durante muchos años en el centro neurálgico de los músicos de jazz (y de Cole Porter). La gran cantante Adelaide Hall, después de ser la vocalista de la orquesta de Duke Ellington, de triunfar en la revista “Chocolate Kiddies” y “Blackbirds”, en su país y en Europa; de ser la estrella del Cotton Club y del musical “Stormy Weather” llegó a Paris en 1935. Junto a su marido inglés, originario de Trinidad Tobago, Bertram Erroll Hicks, abrió en Montmartre un night club denominado “La Grosse Pomme” donde Adelaide era la super estrella, pero eso no fue óbice para que su esposo contratara a una banda francesa de jazz, quizás podríamos decir a la primera formación europea de jazz: “Le Quintette du Hot Club de France”.
Esta banda tomó su nombre de una sociedad llamada “Hot Club de France” fundada en Paris en 1931 por cinco estudiantes entusiastas del jazz. Su misión consistía en defender y promocionar el jazz en Francia por cualquier medio que tuvieran a su alcance. En 1935, editaron una revista con el nombre de “Le Jazz Hot” que se convirtió en su órgano oficial. Se ha venido editando ininterrumpidamente en formato físico hasta 2013. A partir de esa fecha se publica solamente en Internet de forma gratuita.
El primer presidente del “Hot Club de France” fue Hugues Panassié (1912-1974), escritor, crítico de jazz y productor de discos. Fue un furibundo detractor del jazz moderno desde que escuchó las primeras notas del be bop. Escribió, en 1934, el libro titulado “Hot Jazz” que está considerado como el primer trabajo serio publicado sobre el jazz.
“Le Quintette du Hot Club de France” se fundó en Francia en 1934 gracias a la unión de dos grandes músicos: el guitarrista, Django Reinhardt y el violinista, Stéphane Grappelli.
Django Reinhardt nació en una caravana el 23 de enero de 1910, mientras su troupe se encontraba instalada en el pueblo de Liberchies, Belgica. Su madre soltera, conocida como “La Belle Laurence” era bailarina y acróbata dentro del grupo de comediantes y cantantes gitanos.
La troupe viajó por Francia, Italia y Argelia. De vuelta a Francia se asentó en Paris, viviendo tanto en caravanas como en zonas decrépitas de la periferia de París.
Django, para entonces ya era un joven que había aprendido a tocar el violín, el banjo y más adelante, la guitarra. Acompañaba, con 18 años, al acordeonista, gitano-italiano, Vetese Guérino por los cafés, salas de baile y night clubs. El 2 de noviembre de 1928, volvía a su caravana a altas horas de la noche después de haber tocado en un club. Su primera mujer – conocida como Bella – tenía un buen número de ramos de flores resguardas en celofán repartidas por el habitáculo para venderlas en el mercado. A Django se le cayó una vela encendida y en un instante la caravana ardía como una tea. El matrimonio pudo salvarse, pero Django sufrió quemaduras casi en la mitad de su cuerpo. Su mano izquierda quedó desfigurada y los dos dedos pequeños quedaron retorcidos y prácticamente inservibles. Django, despacio, pero sin pausa, aprendió de nuevo a tocar la guitarra, sacándole unos sonidos muy personales debido a su minusvalía.
Tres años más tarde, Django estaba actuando en la Costa Azul cuando se interesó por él el pintor Emile Savitri que le invitó a escuchar discos de Armstrong, Ellington, Joe Venuti, Eddie Land, convirtiéndose en su “profesor” de jazz.
De vuelta a París, el nombre de Django empezó a estar en boca de gente importante del “Paris la Nuit” después de que le viera actuar en clubs como la Croix du Sud o la Boîte de Matelots. Y llegamos al año 1934 y el contrabajista Louis Vola dirige una banda en el Hotel Claridge y entre sus filas se encuentran Django Reinhardt y Stéphane Grappelli.
Stefano Grappelli nació en 1908 en el distrito de Montmartre en París. Su padre era italiano y su madre francesa. Con cuatro años su progenitora falleció y su padre se vio forzado a enrolarse en el ejército para poder subsistir tanto él como su hijo. A Stefano le apuntó su padre en la escuela de danza regida por Isadora Duncan donde recibió sus clases hasta el comienzo de la I Guerra Mundial. Los militares convirtieron la academia en un hospital e Isadora partió a los EE.UU. Stefano pasó los siguientes años en plena pobreza pidiendo por las calles y pasando de orfanato en orfanato. Terminada la guerra su padre regresó a París, se nacionalizó francés y cambió el nombre de su hijo por el de Stéphane. En 1920, ambos se movieron a un ático donde el padre daba clases de italiano. Fue por entonces cuando Stephane tuvo por primera vez un violín en sus manos, regalo de su padre. En poco tiempo y de forma autodidacta empezó a conocer todos los secretos del instrumento, lo que le sirvió para situarse en las esquinas de las calles de Montmartre y mostrar a los paseantes las dotes de su arte y de paso ganar algunas monedas. Su progenitor matriculó a Stéphane en el Conservatorio Nacional donde recibió clases de armonía, lenguaje musical y aprendió a tocar el piano.
En 1923, su padre se volvió a casar y el matrimonio abandonó Paris. Stéphane, con 15 años, decidió quedarse en la capital y buscarse la vida por su cuenta. El primer trabajo que encontró fue acompañar con el piano a las películas mudas.
Stéphane tenía la costumbre de pasarse por un bar que tenía una gramola e invariablemente metía su moneda y apretaba la tecla para que sonora su canción favorita “Tea for Two”. Un día se equivocó de tecla y lo que sonó fue una canción interpretada por Michell’s Jazz Kings y Stéphane se quedó fascinado de lo que entraba por sus oídos. Esa banda norteamericana estaba dirigida por el baterista y cantante Louis Michell e interpretaba jazz tradicional. Posiblemente se pasó más tiempo recorriendo Europa que viajando por su propio país. Su último destino fue París (1921-1923) donde grabó media docena de discos para la discográfica francesa Pathé. Después se retiró de la música.
El jazz ya había entrado en el alma musical de Stéphane y acabó por instalarse definitivamente cuando escuchó en el Hotel Ambassador parisino al violinista de jazz norteamericano Joe Venuty (de los pocos que había) junto al guitarrista Eddie Lang. Esta actuación consiguió unir el violín y el jazz y Stephane supo cuál era su meta como músico.
Al final de los años veinte, Stephane fue contratado como pianista por la banda francesa de jazz Grégor et ses Gregoriens como pianista, pero cuando el director Grégor Kelekian le escuchó tocar el violín le pidió que se olvidara del piano y se dedicara totalmente al instrumento de cuerda.
En 1931, estaba actuando con Les Gregoriens (Grégor había fallecido) en el club Le Croix du Sud cuando vio entre la audiencia a tipo especial. Stéphane lo contó así: “Tú podrías haber dicho tranquilamente que se trataba de un gánster salido de una película americana. Tenía una piel de color café con leche, su cabello estaba grasiento y era negro como el carbón. En su labio superior habitaba un fino bigote negro y circunflejo. No inspiraba en absoluto ninguna confianza”
Stephane y Django terminaron conociéndose y este último invitó al primero a su caravana donde estuvieron tocando durante varias horas. Se despidieron y por razones contractuales cada uno siguió su propio camino.
Sin embargo, al cabo de tres años la orquesta de Louis Vola del Hotel Claridge iba a conseguir reunir de nuevo a Django Reinhardt y a Stéphane Grappelli y esta vez de forma permanente.
Durante los descansos que tenía la banda en el Claridge, Django y Stéphane se reunían en el camerino donde se dedicaban a improvisar sobre temas conocidos. En ocasiones también se unía a ellos Louis Vola y el segundo guitarrista de la banda, Roger Chapur. Este cuarteto no tenía otra ambición que tocar por puro placer en el hotel. Después del trabajo se iban a una brasería en Pigalle, de nombre Alsace de Montmartre, donde los músicos parisinos se congregaban “after hours” y se organizaban “jam-sesions”. El cuarteto se convirtió en quinteto al entrar en la banda el guitarrista Joseph Reinhardt, hermano de Django.
En septiembre de 1934, Charles Delaunay, uno de los fundadores del “Hot Club de France” le consiguió al quinteto una audición para el sello Odeon. Fruto de la misma, la discográfica les grabó dos canciones “Saw Stars” y “Confessing”. Como el grupo aún no tenía nombre se decantaron por el de “Delaunay’s Jazz”. Este primer contacto del quinteto con un sello discográfico no tuvo ninguna repercusión.
Gracias a Pierre Nourry – otro miembro del “Hot Club de France” – el quinteto consiguió un contrato con el sello Ultraphone. El primer single que salió al mercado estaba compuesto por la canción “Lady Be Good” de los hermanos Gershwin y “Dinah” el famoso tema de Harry Akst. Este sencillo creó sensación consiguiendo una muy buena acogida por parte de la crítica y del público. Ultraphone los presentó de esta manera en la galleta del disco: “Djungo Reinhardt et le Quintette du Hot Club de France avec Stéphane Grappelli”.
Los mejores años del “Quintette du Hot Club de France” transcurrieron desde 1935 a 1940. En ese período de tiempo grabaron discos y actuaron en los mejores clubs de media Europa (Suiza, Belgica, Holanda, Escandinavia, Gran Bretaña). Durante esos años los miembros del quinteto fueron cambiando, excepto Django y Stéphane. Y tanto el uno como el otro actuaron y grabaron individualmente discos con músicos de jazz norteamericanos que visitaban París y que merecen ser comentados, pero yo lo voy a dejar para otra ocasión.
En 1940, al comienzo de la II Guerra Mundial, el quinteto estaba realizando una gira por Inglaterra. Ante esta coyuntura, el único que se quedó en Londres fue Stéphane Grappelli. Los demás volvieron a Francia. Django se vio obligado a modificar la formación por la ausencia del violinista y le reemplazó por el clarinetista Hubert Rostaing. Además, renunció a uno de sus guitarristas en favor del baterista Pierre Fouad. Los estudiosos estiman que con estos cambios quedó desvirtuado el “Quintette du Hot Club de France” y pasó a convertirse en un grupo liderado por Django Reinhardt.
A los cinco meses de su estancia en París, Francia es ocupada por el ejército alemán. Es bien sabido que los nazis prohibieron el jazz y que los gitanos fueron perseguidos y enviados a los campos de exterminio. Sin embargo, Michael Dregni en su libro titulado “Django: The Life and Music of a Gypsy Legend” escribe lo siguiente: “Los alemanes usaban París básicamente como un centro de reposo y relajación y cuando los soldados y oficiales llegaban querían vino, mujeres y música. Y para muchos de ellos el jazz era una música popular y Django era el más famoso músico de jazz de París. Y realmente podríamos considerar que la época de oro de la música swing en París fue durante la ocupación alemana, lo cual resulta una gran ironía”.
También hay que comentar que a todos los standards de jazz que interpretaban les ponían un título en francés y los hacían pasar por música popular de ese país, para quitarles cualquier vestigio norteamericano.
Acabada la contienda, Django Reinhardt y Stépahe Grappelli se reencontraron en Londres y el 31 de enero de 1946 grabaron, entre otros temas, el himno nacional francés “La Marseillaise”, junto a músicos ingleses. Al año siguiente dieron un concierto en la Sala Pleyel, grabaron algunos discos y cada uno siguió con su carrera en solitario.
Django y Stéphane nos dejaron más de 200 temas grabados y algunos de ellos tienen su sitio en la historia del jazz. Sin duda, el “Quintette du Hot Club de France” fue el primer grupo europeo importante del jazz, al que dotó de una atmósfera muy especial e intimista con el sonido que emitían tres guitarras, un contrabajo y un violín. El blues, el temperamento gitano y el swing se fundían dando como resultado un excelente jazz gracias a las genialidades de Reinhardt y a la refinada sensibilidad de Grappelli.
Para terminar este artículo me falta hablar sobre dos canciones. La primera es una composición de Django Reinhardt que escribió en 1940. Su título es “Nuages” (Nubes) que se ha convertido con todo merecimiento en un standard de jazz, interpretado de forma instrumental o cantado por un buen número de músicos.
Para su escucha he elegido la versión que en el año 1997 grabó el grupo vocal Manhattan Transfer para su álbum titulado “Swing”. En ella el violinista es Stéphane Grappelli y la componente del grupo Cheryl Bentyne realiza un “vocalese” del “solo” que Django Reinhardt realizó en su versión de 1940.
El resto de músicos son: Stochelo Rosemberg, guitarra solista; Nous’che Rosemberg, guitarra de acompañamiento; Nonni Rosemberg, contrabajo; Duffy Jackson, batería.
Django Reinhardt partió de este mundo en la ciudad de Samois-sur-Seine (Francia) el 16 de mayo de 1953 debido a un derrame cerebral. Contaba con 43 años.
En 1954, el pianista y compositor John Lewis dedicó una canción en memoria de su amigo el guitarrista titulándola “Django”. La grabó por primera vez el Modern Jazz Quartet (donde Lewis es el pianista y director) el 23 de diciembre de 1954.
Stan Kenton junto a su orquesta nos dejó un trabajo en 1959 al que tituló “Standards in Silhouette” en el que recreó nueve standards de jazz entre los que se encuentra el tema “Django” de John Lewis. Cuando escuché esa versión por primera vez me emocionó. Durante la primera parte lo que escuchamos es una melancólica marcha fúnebre hasta que la orquesta entra con un swing-medio. Una genialidad del arreglista de la banda, Bill Mathieu.