Sidney Bechet: Un Músico Francés de Nueva Orleans

Sidney Bechet
Sidney Bechet
Ludwig van Beethoven​
Sidney Bechet
Will Marion Cook’s Syncopated Orchestra
Will Marion Cook
The Jazz Kings
Josephine Baker
Mezz Mezzrow & Sidney Bechet

Duke Ellington en Londres – 1958.

Sidney Bechet
Sidney Bechet
Sidney Bechet: Un Músico Francés de Nueva Orleans

El póquer de ases de los músicos de Nueva Orleans que estaba presente en la citada ciudad cuando el jazz empezaba a germinar bien podría estar formado por Freddie Keppard, King Oliver, Louis Armstrong y Sidney Bechet. El instrumento de los tres primeros era la corneta. Su sonido sobresalía sobre los demás, ya que sus notas llevaban la melodía, la embellecían y se escuchaban en los “breaks” improvisados. La corneta era el instrumento rey en la música de Nueva Orleans. Sin embargo, el cuarto músico introdujo en el jazz al saxo soprano, un instrumento que le era ajeno hasta entonces y lo convirtió en un instrumento solista, a la altura de la corneta o trompeta. Sidney Bechet consiguió ser un virtuoso con su saxo y durante su vida artística nadie pudo llegar a su altura. También era un más que excelente clarinetista.
Sidney Bechet se diferenció también de los otros tres ases en que no triunfó como debiera en su país. Valga aquí el dicho de que nadie es profeta en su tierra. Su reino estuvo en Europa, sobre todo en Francia, llegando a convertirse en “su héroe» nacional.

En el año 1957, el semanario francés “Arts” realizó una encuesta entre los estudiantes franceses pidiéndoles que votaran a su músico favorito. Una vez realizada y publicada, el Sr. J. Cagnieul escribió un artículo en la revista musical “Club” en septiembre de 1957 que entre otras cosas decía: “El saxofonista de color Sidney Bechet famoso no solo por su saxofón sino también por su fealdad ha conseguido más votos que otros señores apellidados Falla, Wagner, Haendel, Brahms, Debussy, Haydn, Berlioz y Rachmaninoff. ¿No es para indignarse, caramba? Y menos mal que el genial Beethoven continúa invicto en su primer puesto. Lo que nos demuestra que se puede ser genio en todos los tiempos a pesar de Bechet y Armstrong, que ya es decir. No, no se estremecerá ni tambaleará nada. Porque nada ha sucedido. Porque, al fin y a la postre, no es más que el resultado de una encuesta… entre estudiantes franceses. Lo que nos viene a demostrar, que las encuestas, como las estadísticas solo sirven para una cosa: que los americanos fuman un cigarrillo cada tres minutos y veinticinco segundos… Bueno ¿y qué?”.

 Sidney Bechet nació en Nueva Orleans el 14 de mayo de 1897 dentro de una familia que amaba la música. Su padre no tocaba ningún instrumento, pero siempre que podía estaba rodeado de músicos atento a lo que interpretaban. Alentó a sus hijos para que aprendieran a tocar un instrumento. Leonard, el hermano mayor de Sidney, eligió el trombón y este, después de probar varios se decantó por el clarinete. Cuenta en su biografía “Treat it gentle” que con seis años formaba parte de la banda de su hermano mayor “The Silver Bells Band” cuando la contrataban para animar fiestas particulares. Así mismo, relata que con quince años ya había formado parte de las bandas más importantes de la ciudad: La “Buddie Petit’s Young Olimpians” de Freddie Keppard, “The Eagle Band” de Bunk Johnson o “The Olympc Band” de King Oliver.
Con 16 años, Bechet abandonó Nueva Orleans y durante prácticamente cinco años estuvo de gira por su país formando parte de diferentes bandas. En 1918, Bechet estaba actuando en el Club Delux de Chicago, cuando se le acercó Will Marion Cook y le preguntó si quería desplazarse a Nueva York formando parte de su banda “Will Marion Cook’s Syncopated Orchestra. Sidney aceptó.

Will Marion Cook (1869-1944) fue un virtuosos violinista, director de banda y compositor. Su nombre ocupa un lugar importante en la historia de la música norteamericana ya que fue el primer compositor que llevó a los escenarios de Broadway una obra con un casting totalmente afroamericano. El musical llevaba por título “Clorindy or The Origin of The Cakewalk” y se estrenó el 4 de julio de 1898 en el Casino Theatre Roof Garden. Aunque las crónicas nos dicen que obtuvo un gran éxito no se conoce el número de veces que se representó.

A las pocas semanas de la llegada de la “Will Marion Cook’s Syncopated Orchestra” a Nueva York, Will Marion les comunicó a los componentes de la banda que partían hacia Londres. En la ciudad del Támesis actuaron varios meses en el Phillarmonic Hall y en el Coliseum. En agosto de 1919, Will Marion le comunicó a Bechet que el manager de la orquesta, George Lattimore, había concertado una actuación especial en Buckingham Palace. Solamente actuaría un cuarteto y él sería el solista. Bechet comentaría más adelante que fue la primera vez en su vida que reconoció a alguien por haber visto su retrato en los billetes de curso legal. Se trataba del rey George V.
Por problemas que no están muy claros Will Marion Cook disolvió la orquesta. Ante esa tesitura varios miembros de la misma se juntaron para formar una pequeña banda: el baterista, Benny Peyton; el banjoísta, Henry Sapiro; el violinista, George Smith; el pianista, Pierre de Cayo; el saxofonista alto, Fred Coxito; y Sidney Bechet, saxo soprano, ya que fue en esa época y fuera de su país cuando se compró el soprano convirtiéndolo en su primer instrumento. A la formación la llamaron “The Jazz Kings”. Sus actuaciones se repartieron por los mejores clubs londinenses e incluso la compañía Columbia les grabó, pero las canciones que interpretaron no salieron a la luz. La banda también se desplazó a Paris. Actuaron durante varios meses en el Apollo Theatre en Montmartre. Era el año 1920 y fue la primera vez que Bechet vio la Torre Eiffel.
Una vez en Londres continuaron con sus actuaciones, pero en el 1922 Sidney Bechet se vio envuelto en una pelea con una mujer – posiblemente prostituta – que le denunció por maltrato.
El juez le condenó a once días de cárcel y seguidamente le mandaron de vuelta a los EE.UU.

La primera vez que Bechet pisó un estudio de grabación en su país fue a principios de 1923 para acompañar a dos cantantes llamados, Eddie Greenlee y Thaddeus Drayton para el sello Okeh. La canción que dejaron grabada nunca se publicó en un disco. En las mismas fechas, Bechet formó parte del grupo que acompañó a Bessie Smith en la grabación de la canción “I Wish I Could Shimmy Like My Sister Kate” también para Okeh y tampoco vio la luz.
A mediados de 1923, Sidney Bechet formaba parte de la banda “Clarence Williams’ Blue Five”. El 30 de julio, la citada formación entró en un estudio para grabar dos temas: “Wild Cat Blues” y “Kansas City Man Blues”. Los músicos fueron: Clarence Williams, piano; Buddy Christian, contrabajo; Thomas Morris, corneta; John Mayfield, trombón; Sidney Bechet, saxo soprano. Y esta fue la primera vez que el saxo soprano de Bechet sonaba en un disco.

Durante los dos años siguientes Sidney Bechet continuó formando parte de la banda “Clarence Williams’ Blue Five” y grabaron un buen número de discos sobre todo acompañando a más de una docena de cantantes de blues como Mamie Smith, Sarah Martin o Eva Taylor. Con esta última el grupo de Clarence Williams estaba formado por Clarence Williams, piano; Buddy Christian, contrabajo; Louis Armstrong (cnt); Charlie Irvis (tb); Sidney Bechet (ss). El 8 de enero de 1925 grabaron, entre otros temas, “Cake Walking Babies From Home” escrita (música y letra) por Clarence Williams, Chris Smith y Henry Troy.

Hacia mediados de 1925, Carolina Dudley – esposa del agregado comercial de la Embajada Norteamericana en París – vio a Josephine Baker cantar y bailar en el “Plantation Club” de Harlem y, en ese momento, esa mujer de mundo decidió convertirse en productora y formar una revista negra para llevársela a Paris con Baker de gran “vedette”. El compositor Spencer Williams fue el encargado de escribir la música. El pianista de jazz norteamericano Claude Hopkins fue el responsable de formar una banda de doce músicos. Sidney Bechet fue uno de los elegidos.  Al coreógrafo y bailarín Louis Douglas le dieron el papel de partenaire de Baker, y él también se ocupó de seleccionar a las siete coristas que acompañarían a la “vedette”.
Todo este grupo se embarcó en el buque “Berengaria” a mediados de septiembre rumbo a Europa.

El 2 de octubre de 1925 la “Revue Nègre” se estrenó en el Théâtre des Champs Elysées y la periodista Janet Flanner relató de esta manera lo que allí sucedió: “Ella hizo su entrada enteramente desnuda a excepción de unas plumas rosas de flamenco entre sus miembros. Salió al escenario a hombros de un gigante negro. Este se paró en medio del escenario y con sus largos dedos, que la sujetaban del talle, la balanceó y ella dio una voltereta aterrizando sobre el escenario, donde permaneció inmóvil. Era como una estatua de ébano, una mujer inolvidable. Lo que pasó después carece de importancia. Los dos elementos específicos habían sido establecidos por un lado el inolvidable y magnífico cuerpo negro, un nuevo modelo que hizo que los franceses por primera vez en su vida se dieran cuenta de que lo negro es bello y por otro lado la pronta respuesta del público blanco masculino de la capital más hedonista de Europa, París”.

Después del enorme éxito obtenido por la “Revue Nègre” en Paris se representó en Bruselas, en Berlín y en Rusia. Terminada la gira, Sidney Bechet regresó a París y continuó con su carrera de músico actuando en los clubs de jazz de la capital del Sena. En el año 1928, entró en un cabaret donde se encontraba un banjoísta de Chicago de nombre Mike McKendrick con el que ya había tenido varias enganchadas. Se montó una pela entre ambos a resultas de la cual Mike sacó su pistola y le disparó a Sidney dos tiros, sin alcanzarle. Este a su vez sacó la suya y efectuó dos disparos. Uno le dio a un músico que estaba allí en la pierna y de nombre Glover Compton y el otro a una joven francesa que estaba saliendo del cabaret. Como resultado de este tiroteo, Sidney Bechet fue condenado a once meses de prisión.
Una vez cumplida la condena se marchó de Francia con destino Berlín. Allí consiguió un contrato para tocar en el club de jazz llamado “Wild West Bar”, que ya lo conocía a raíz de su estancia en la capital de Alemania formando parte de la “Revue Nègre”.
A principios de 1930, apareció por Berlín la orquesta de Noble Sissle. Contactó con Bechet y le propuso formar parte de su banda y regresar a los EE.UU. El saxofonista aceptó.

Una vez en Nueva York, Bechet permaneció con la banda de Sissle hasta finales del año 1937. A mediados de 1938, y por primera vez en su ya dilatada carrera musical, Sideny Bechet formó su propia orquesta. La discográfica Vocalion le propuso grabar un disco y el 16 de noviembre de 1938 los siguientes músicos entraban en un estudio en Nueva York: Dave Bowman, piano; Henry Turner, contrabajo; Zutty Singleton, batería; Leonard Ware, guitarra; Ernie Caceres, saxo barítono; Sidney Bechet, saxo soprano y clarinete. Entre las canciones que grabaron está la composición de Bechet titulada “What a dream”.

Desde el año 1938 hasta 1949 y en los EE.UU., Sidney Bechet realizó algo más de 200 grabaciones de estudio, que se convirtieron en otros tantos discos. Las más importantes fueron con: “Sidney Bechet & His New Orleans Feetwarmers”, “Louis Armstrong & His Orchestra”, “Eddie Condon Blue Network Show”, “Sidney Bechet & His New Orleans Rhythm Kings”, “Condon’s Floor Show” y “Sidney Bechet-Mezz Mezzrow”.

Sidney Bechet volvió a Paris en mayo de 1949 para participar en el International Jazz Festival. El éxito arrollador que cosechó llegó a tal nivel que el saxofonista se dio cuenta de que Francia era el país donde realmente le querían y le admiraban, no los EE.UU., por lo que decidió fijar su residencia en París.

El 21 de enero de 1952, la banda “Sidney Bechet All Stars” grabaron varias canciones entre las que se encontraba la nueva composición de Bechet “Petite Fleur”. Diez días más tarde, Sidney Bechet junto a la orquesta de Claude Luter dio un concierto en la famosa Salle Pleyel parisina. Entre las canciones que interpretaron estaba “Petite Fleur”. La reacción del público asistente cuando entró esa novedosa música por sus oídos fue de auténtica locura. Este concierto se grabó y las emisoras de radio no se cansaron de emitirla cuando salió el disco a la venta. “Petite Fleur” y Sidney Bechet alcanzaron el séptimo cielo.

En el año 1959, Ferdnand Bonitay y Mario Bua le escribieron una letra que dice así:

Yo escondí / en qué mejor lugar / que en mi corazón / una pequeña flor / Esa flor / es más bonita que todo un ramo / Ella guarda en secreto / todos los sueños de mi infancia / el amor de mis padres / y todas esas mañanas / llenas de felices recuerdos lejanos / Cuando la vida / en algún momento me traiciona / tú sigues dándome felicidad / En mis veinte años  / me detengo un momento / para respirar / ese perfume que yo tanto amo / En mi corazón / siempre florecerás / es tu jardín de amor / pequeña flor / Toma este regalo / que siempre he guardado / incluso a mis veinte años / nunca lo había dado / no tengas miedo / habita en lo más profundo de mi corazón / una pequeña flor / que nunca muere.


La canción “Petite Fleur” traspasó las fronteras francesas y, bien en formato instrumental o vocal, se instaló en prácticamente toda Europa. Una versión vocal en español la realizó el grupo argentino Los Cinco Latinos que aquí en España se hizo muy popular a principio de los sesenta.
En los EE.UU. no llegó a convertirse en una canción exitosa, pero la hicieron suya gente como Gene Krupa, Benny Goodman o Woody Herman y más recientemente Harry Conninck, jr.

En los nueve años que Bechet pasó en Francia dejó cerca de 200 discos. Un buen número de ellos acompañado por la orquesta de Claude Luter o la de Andre Reweliotty. Sin olvidarnos de los discos que grabó con pequeños grupos formados todos ellos por músicos franceses.
En el año 1955, dio un concierto gratis en el teatro L’Olympia de Paris para celebrar que la venta de sus discos en Francia había llegado a la cifra de 1.350.000.
Participó en cuatro películas en pequeños papeles que siempre tenían relación con su profesión de músico.

Sidney Bechet nunca olvidó sus raíces y la música de Nueva Orleans estuvo siempre presente en sus discos y en sus actuaciones en directo. Bien es verdad, que en Francia y en algunas de sus composiciones como “Petite Fleur” o “Les Oignons”, fundió las músicas del viejo Mississippi con las del baile europeo, con el resultado de que estas fueron accesibles a todo tipo de público.

En el año 1970, Duke Ellington compuso una suite a la que tituló “New Orleans Suite”. De los nueve movimientos que la componen, cuatro están dedicadas a músicos que nacieron o se criaron en Nueva Orleans: Mahalia Jackson, Wellman Braud, Louis Armstrong y Sidney Bechet

“Bechet era para mí la encarnación del jazz… Todo lo que interpretó en su vida fue completamente original. Pienso honestamente que fue único en la historia de esta música”. Duke Ellington.
Sidney Bechet dejó de tocar su saxo soprano para siempre el día que cumplía 62 años (14/5/1959) en su casa de la ciudad de Garches (Île-de-France).

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