Cuando los Dj’s eran «pinchadiscos»

Reginal Aubrey Fessenden
Sybil True
La banda de Glenn Miller en «Chesterfield Radio Show»
La Banda de Benny Goodman en el Camel Caravan Radio Show
Al Jarvis
Martin Block
Disc jockey finales de los 50
Symphony Sid & Arnett Cobb
Symphony Sid con el cantante Josh Withe y un personaje desconocido. Foto; William P. Gottlieb cerca de 1948
Lester Young
Symphony Sid
Martin Wilson
Cuando los Dj’s eran «pinchadiscos»

Reginal Aubrey Fessenden fue un inventor canadiense que nació en East Bolton, Quebec, el 6 de octubre de 1866. Con 20 años se desplazó a los EE.UU. para trabajar junto a Thomas Edison. En 1900, el científico fue contratado por el United States Weather Bureau. Fruto de sus investigaciones, el 23 de diciembre de 1900 consiguió trasmitir la voz humana mediante un micrófono insertado en una antena de 15 metros a un receptor. Las palabras que pronunció Fessenden fueron estas: “Hola, uno, dos, tres, cuatro. ¿Está nevando dónde está usted, señor Thiessen?” El citado caballero escuchó ese pequeño parlamento y este se convirtió en el primer mensaje hablado entendible que fue enviado a través de las ondas. Fessenden y Thiessen estaban separados 1.600 metros.
El inventor fue desarrollando su aparato y el gran triunfo llegó el 24 de diciembre de 1906. Fessenden estaba situado en la ciudad de Brant Rock, Massachusetts y mediante un emisor provisto de un micrófono consiguió enviar una señal de audio a dos receptores (radios) que se encontraban a una distancia de 2.700 kilómetros en dos barcos. Uno de ellos a bordo de un navío de la US Navy y el otro era propiedad de la United Fruit Company. La transmisión incluyó una alocución de Fessenden, una selección de música navideña y el propio inventor interpretó con el violín la melodía “Largo” de la ópera “Xerxes” de Händel. Ese 24 de diciembre se escuchó por primera vez en la historia una radiodifusión que contenía música y parlamentos. Dicho en términos actuales, las ondas transportaron el primer “podcast” a través de 2.700 kilómetros. Y Fesseden se convirtió por unos minutos en el primer disc jockey radiofónico.

En este artículo utilizo el término disc jockey en su primera acepción: locutor de radio que “pincha” discos en las emisoras y que normalmente realiza comentarios alusivos a la música previamente elegida.

En los comienzos de la radio a principios del siglo XX, las compañías discográficas estaban convencidas de que ese medio no servía para promocionar sus productos. Pensaban que la gente estaría menos predispuesta a comprar un disco si previamente lo había escuchado gratis por la radio.
En 1911, la disc jockey, Sybyl True – posiblemente la primera mujer “pinchadiscos” – emitía un programa nocturno en una radio local de Nueva York llamado “The Little Ham Program”. Ella elegía la música que iba a radiar en una tienda de discos cercana a su casa y se concentraba en la que podría gustar a los jóvenes. Aún en unas fechas tan tempranas estaba claro que poseía cierto poder. La señora True se daba cuenta con satisfacción de que su programa ejercía un notable efecto en las ventas de la tienda: “Esos jóvenes irán corriendo a la tienda a la mañana siguiente y comprarán las canciones que yo estuve emitiendo la noche anterior”.

En el año 1922, se celebró la primera “Conference Radio” donde se elaboraron formalmente las primeras propuestas para el uso de las ondas estadounidenses. En marzo de ese año estaban registradas sesenta estaciones radiofónicas. En el mes de noviembre su número alcanzó las 564.
A pesar de ese aluvión de emisoras, a la radio le quedaba un largo camino por recorrer para que en cierta forma se pareciera a la que hoy conocemos.
La música normalmente se emitía durante las noches y era en todos los casos interpretada en directo, bien desde las emisoras, un salón de baile, una sala de conciertos o un club nocturno importante. El resto de la parrilla de programas se centraba en noticias, predicciones meteorológicas, lectura de poemas e interminables parlamentos relacionados con la cultura y la ciencia, aparte de ocuparse de los precios de la bolsa de la compra.

A finales de los veinte, principio de los treinta las big bands estaban empezando a proliferar como hongos por todo el país y la mayoría de las radios, fuesen estas importantes o no, poseyeron su propia orquesta que servía además de arrope a cantantes invitados. También las marcas comerciales vieron en la radio un medio para promocionar sus productos. Centrándonos en los programas musicales, el más famoso de todos ellos fue el esponsorizado por la marca de cigarrillos Camel que se denominaba “Camel Caravan”. Permaneció en antena desde 1933 a 1954 en la NBC Radio y CBS Radio. Los mejores músicos y bandas de jazz tuvieron allí sus momentos de gloria que fueron recogidos por los micrófonos de la “Caravana de Camellos”.
Hasta el año 1934, prácticamente todas las radios emitían únicamente música en directo. El hecho de utilizar “música en conserva” se consideraba descender a un nivel inferior, aparte de que estaban convencidos de que ningún sponsor expondría su dinero en patrocinar un broadcast de esas características. Pero el momento llegó.

Al Jarvis nació en Rusia en 1909 y emigró de muy joven a los EE.UU. Su primer trabajo fue en una entidad bancaria. A los veinte años, y a través de un anuncio de prensa, se presentó en la emisora KFWB de Pasadena. En el primer tiempo de radio que le concedieron desarrolló una personal e inusual manera de comentar la música según esta acababa de asentarse en las baldas de las tiendas de discos, valiéndose de las informaciones, artículos y listas de ventas publicadas en revistas como Billboard y Variety, pero no la emitía.
Cuando Jarvis llevaba trabajando cinco años en la emisora su director, Jerry King le pidió que se centrara en la búsqueda de nuevas ideas para la radio. Al cabo de uno días se presentó ante el director con esta propuesta: “Me gustaría crear en la mente de los oyentes la ilusión de que estos se encuentran pisando la pista de un salón de baile. “Pincharé” discos en un fonógrafo y usaré efectos grabados del ruido que produce la multitud y los aplausos. El nombre del programa que he elegido es “Make Believe Ballroom” y en él se irán turnado cuatro diferentes bandas”. Y así nació una de las más perdurables instituciones de la radio americana conocida como “The World’s Largest Make Believe Ballroom”.
Debido a la gran cantidad de discos que “pinchaba” Jarvis, el rotativo Los Angeles Time le acuñó el apodo de “The Record Man”. E indiscutiblemente se consagró como el primer gran disc jockey de los anales de la radio, aunque ese término aún no se había acuñado.
Los estudiosos no dudan en nombrar a Jarvis como una de las personas que ayudó de manera decisiva con su programa a importantes músicos. Podemos nombrar en primer lugar a Benny Goodman y también a Stan Kenton cuando la mayoría de los críticos estaban poco inclinados en alabar su música. Era bien sabido que en aquellos años los músicos negros tenían dificultades de que se les escuchara a través de las ondas, pero no con Al Jarvis. Bob Weiss director de Capitol Records comentó lo siguiente: “Nat King Cole debería haber sido relegado a los “race records”, como Lionel Hampton, pero Al no creía en esas cosas…Él era una persona liberal, no creía que existiera una línea que separara los colores”.
Lionel Hampton compuso una canción como tributo a Al Jarvis titulándola «Jiving with Jarvis»
La grabó el 17 de julio de 1949 con Nat King Cole Trío: Oscar Moore, guitar; Wesley Prince, contrabajo.

En marzo de 1944, Jarvis fue el anfitrión del primer “show de discos” creando una tela de araña de 35 emisoras interconectadas entre si, que lograron una cobertura que se extendió de norte a sur de la costa oeste norteamericana.
En 1946, Jarvis presentó el primer “Make Believe Ballroom” en directo desde el auditorio “Hollywood Bowl”. Por su escenario desfilaron artistas como Bob Hope, Tommy Dorsey, Stan Kenton, Peggy Lee, Art Tatum…
Al Jarvis abandonó prácticamente las ondas en 1958 cuando se produjo la explosión del rock and roll y de la pop music y empezaron a triunfar programas como los “Top 40”.
Se desplazó a la ciudad de Anaheim, California. Allí montó una pequeña radio donde recordó a través de la música los “mágicos viejos tiempos”. La vendió en 1969 y nos dejó para siempre al año siguiente.
Al Jarvis está legitimado para distinguirle con el título de “el primer gran disc jockey”, pero esta cuestión se sigue todavía debatiendo. De lo que no hay duda es que si se habla de ese tema en los EE.UU. el primero nombre que les vendrá a la mente a los aficionados radiofónicos será el de Martin Block.

En el año 1934 cuando Al Jarvis empezaba con su programa “Make Believe Ballroom” la emisora le puso un ayudante de nombre Martin Block. Al cabo de un año esta persona se desplazó a Nueva York y fue contratado por la WNEW Radio. Sin ningún tipo de complejo, Martin presentó al director de la emisora el programa “Make Believe Ballroom” como si fuese suyo y tuvo una audiencia y una acogida mayor que la de Jarvis.
Bob Weiss de Capitol comentaba al respecto: “Me hervía la sangre al constatar que Martin Block se llevara todo el mérito… de hecho era simplemente un gorrón. Él no creó nada original, simplemente fue un imitador. Cuando volvía a la costa este, escuchaba a Martin Block y me decía a mí mismo: “¡Oh, Dios! Este tipo debería de encender una vela por Jarvis todos los días”. Él hacía el mismo show, simplemente lo tomó y lo copió exactamente igual”.
A pesar de este robo manifiesto, la carrera de Block como disc jockey no se resintió en modo alguno sino todo lo contrario. La WNEW llegó a construir un simulacro de salón de baile en la emisora para que su estrella emitiera desde allí su programa.
En 1954, Block dejó “Make Believe Ballroom” y fue contratado por ABC Radio desde donde emitió un programa al que tituló “The Martin Block Show” (música y entrevistas) manteniéndolo en antena hasta 1961. Seis años más tarde abandonaba este mundo.
A su muerte, “Make Believe Ballroom” volvió a formar parte de la parrilla de programas de la WNEW y se estuvo emitiendo hasta mediados de los años ochenta dirigido por el disc jockey Williams W. Williams.

Existen dos versiones de cómo se acuñó el término “Disc Jockey”. Una expone que esa expresión apareció la primera vez en la revista Variety el 13 de agosto de 1941, cuando algún periodista escribió… “…Gilbert es un disc jockey que canta a la vez que la música suena en el disco”. La otra nos relata que el columnista de temas musicales, Walter Winchell se la inventó, a finales de los 30, para definir precisamente a Martin Block. El destino te juega estas pasadas.

Sid Tarnopol nació en Nueva York en 1909 dentro de una familia judía. Su padre procedente de Rusia y su madre de Rumanía. Creció en un barrio pobre de Brooklyn y poco más se sabe sobre su adolescencia. Parece que el jazz le atrapó a Sid en su juventud razón por la cual trató de convertirse en trompetista. Con veinte años consiguió un trabajo en una tienda de discos de nombre Symphony donde logró que el rhythm & blues estuviera presente en sus estantes. La mayor parte de su clientela estaba formada por afroamericanos que comentaban que este o tal disco se lo habían comprado a Symphony Sid. Y este fue el nombre que adoptó Sid Tarnopol como disc jockey.

Symphony Sid pisó por primera vez una emisora de radio en 1937. La WBNX estaba ubicada en el Bronx y en ella empezó con un programa que saltaba a las ondas a la tarde y que se llamó “Afternoon Swing Session”. La música que emitía estaba siempre interpretada por los grandes músicos negros como Ellington, Bessie o Ella Fitzgerald. Sid también se ocupaba de producir las cuñas de sus sponsors.
En 1947, Symphony Sid ya se había convertido en uno de los más famosos disc jockeys del país. Su paso por cuatro importantes radios había dejado una profunda huella entre los oyentes y también entre los músicos. El saxofonista Arnett Cobb le dedicó la canción titulada “Walkin’ with Sid” en agradecimiento por el trato que Sid le dispensó a su música.

Una gran oportunidad le llegó a Sid el 20 de junio de 1949. La ABC Radio creó una tela de araña de emisoras a la que llamó WJZ (más adelante WABC) con una cubertura que llegaba a treinta estados. Como resultado de esa tela de araña, gente como Miles Davis o Charlie Parker consiguieron exponer su música ante una audiencia que envolvía prácticamente a todo el territorio nacional. A raíz de este experimento los críticos especializados empezaron a llamarle a Sid, “El decano de la radio dedicada al jazz”.
Sid no ocultó en ningún momento su gran admiración por el jazz negro al cual dedicaba la mayor parte de sus programas. Por tal motivo recibió durante su carrera varios premios de diversas asociaciones de ese colectivo. En 1949, el Global News Syndicate le distinguió como el de Mejor Disc Jockey del Año, “por su “continua promoción a los artistas negros”.

La mejor composición dedicada a Symphony Sid la escribió Lester Young titulándola “Jumpin’ with the Symphony Sid. La grabó en octubre de 1946 en Chicago junto a su sexteto: Argonne Thorton, piano; Rodney Richardson, contrabajo; Lyndell Marshall, batería; Fred Lacey, guitarra; Shorty McConnell, trompeta.

En 1952, el vocalista King Pleasure le escribió una letra a la composición de Lester Young que dice así:

Estoy bailando con Symphony Sid / bailando en la ciudad con mi jefe Sid (x2) / Señor presidente de ese comité de DJ’s / estaremos toda la noche despiertos para estar listos / queremos que todo el sonido nos envuelva / y nos trasporte a un lugar realmente bonito / Deja que todas las cosas se vuelvan realmente locas en Jersey (x2) / Deja que todo sea “cool” para mi chica y para mi / No queremos volvernos perezosos cuando estamos a la escucha / Pressburg tiene que estar animando todo lo que toque Basie / Y deja muy claro que el dial es el 8-0 / Vamos.

 King Pleasure grabó “Jumpin’ with the Symphony Sid” el 12 de diciembre de 1952.

No era ningún secreto que a Symphony Sid le gustaba fumarse unos buenos canutos En el año 1948 la policía registró su apartamento y encontró marihuana. En enero de 1949 se celebró el juicio y fue declarado nulo, pero a pesar de esa sentencia el disc jockey quiso cambiar de aires y se fue a Boston junto a su amigo Norman Furman que era el director general de la WBMS radio. Esta emisora emitía únicamente música clásica. La llegada de Sid le obligó a cambiar un poco su formato ya que le permitió “pinchar” música gospel y algo de jazz en un programa matinal.

En 1957, Symphony Sid volvió a Nueva York y fue contratado por la WEVD Radio tanto en onda media como en frecuencia modulada. El “pinchadiscos” dio un vuelco a la música que tenía por costumbre emitir y se centró en Música Latina y Afrocubana. Nombres como Mongo Santamaria, Mario Bauzá o Machito sonaban asiduamente en su programa. Algunos disc jockeys que no le tenían mucha simpatía, a raíz de haber estado emitiendo jazz negro durante toda su vida, le pusieron el apelativo de “El Traidor del Jazz”. Sin embargo, otros compañeros de profesión entendieron que la música que proponía era muy interesante “un extraordinario encuentro entre culturas diferentes”. A finales de los 60, Marty Wilson, el ingeniero de la emisora no paró hasta conseguir que Symphony Sid emitiera nuevamente jazz americano, aunque fuera durante la última hora de su programa.
En el año 1973, Sid dejó totalmente la radio y se retiró a Islamorada en Florida, se compró un bote y se dedicó a pescar. De vez en cuando emitía algún programa en una pequeña radio de Miami Beach por puro placer. Dejó este mundo en septiembre de 1984.

Symphony Sid, a pesar de contar con bastantes enemigos por las razones antes expuestas, la historia le ha tratado bien ya que los estudiosos resaltan que el estilo que imprimió a sus programas, teniendo en cuenta el contexto temporal, lograron la aceptación de los aficionados al jazz.
También hay que destacar que Symphony Sid fue uno de los pocos disc jockeys que no huyó despavorido cuando escuchó el aluvión de notas que, a toda velocidad, salían de los instrumentos de Parker, Gillespie y compañía. Esta desbandada significó que el jazz empezó a perder presencia en la radio y este hecho fue decisivo para que se convirtiera en una música minoritaria. Pasó de ser la música que toda Norteamérica bailó en la Epoca del Swing (1935-1945) y copar casi el 100% de las ventas de discos, a unos porcentajes menores del 10% a finales de los 50. Ese 90% de cuota de mercado se la llevó el rhythm & blues (rock and roll), la música pop (especialmente la británica) y la folk (con su dosis de música de protesta).

No hay duda de que la radio es un medio amable y escuchar música a través de ella (sea esta la que sea) posee algo de mágico y el aparato de radio se convierte en la caja mágica. La presencia de los disc jockeys, cuando estos eran unos “pinchadiscos” que conocían muy bien la música de su tiempo y la compartían con el oyente junto a interesantes comentarios, cambiaron de alguna manera la estética de la música en cuanto a su creación y a su recepción.

Únase a la discusión

Subscribe