Hard Bop: Art Blakey and The Jazz Messengers

Art Blakey
Sentados: Dee Dee Chandler (d), Charles McCurdy (cl), John Robichaux (vi), Wendell MacNeil (vi)
De Pie; Baptiste DeLisle (tb), James Wilson (c), James MacNeil (c) Oak Gaspard (b),
Erroll Garner
Chick Webb
Art Blakey – Foto: Francis Wolff
Horace Silver – Foto: William Claxton 1960
Stan Getz
Art Blakey, Clifford Brown, Horace Silver, Gigi Gryce en el Birdland
Horace Silver – Foto: Francis Wolff – 1955
Art Blakey & Horace Silver
Art Blakey – Foto: Francis Wolff
Bobby Timmons
Art Blakey – Foto: Francis Wolff – 1960
Art Blakey
Hard Bop: Art Blakey and the Jazz Messengers

Prácticamente coincidiendo con el fallecimiento de Charlie Parker aparecieron dos nuevas corrientes dentro del jazz conocidas como “Cool” (ver mi artículo “Birth of The Cool”) y “Hard Bop”, ambas hijas de “Be Bop”.
El “Hard Bop” se caracterizó por una vuelta a estéticas musicales negras como el blues y el gospel aunque mezcladas con estructuras armónicas propias del “Be Bop” e introduciendo un énfasis rítmico más acentuado y directo. De hecho, el estilo “Funky” está prácticamente medio escondido desde los principios del “Hard Bop” y brillará plenamente con músicos como Cannonball Adderley en unos pocos años.

Uno de los fundadores del “Hard Bop” fue el baterista Art Blakey.

Antes de centrarnos en su persona echemos un vistazo a la génesis de la batería en el jazz.
John Robichaux fue un violinista, percusionista, acordeonista y director de banda que nació en la ciudad de Thibodeaux del estado de Louisiana en 1866. Fue criado por una familia blanca, siendo el cabeza de la misma, Philip LaGardes, que le proporcionó una excelente educación musical. En 1891, se mudó a Nueva Orleans y fue contratado por la “Excelsior Brass Band” para ocuparse del bombo. A los dos años creó su propia banda en la que incluyó al percusionista Dee Dee Chandler. Este músico fabricó un rudimentario pedal de madera provisto de un trozo de metal que terminaba en una bola de madera y con ese artilugio golpeaba al bombo con el pie, mientras que sus manos las destinaba al tambor. Esta invención de Chandler fue copiada por los demás percusionistas y poco a poco se fueron incluyendo más elementos a esa primitiva batería.
Sobre la vida profesional o personal de Dee Dee Chandler no se sabe prácticamente nada. Parece que nació alrededor de 1870 y dejó este mundo hacia 1925. Su vida musical tuvo dos facetas: tocar música ragtime en los cabarets de Storyville y valses, polkas y contradanzas en bailes de la alta sociedad como los que se celebraban en el lujoso Grunwald Hotel, todo ello en Nueva Orleans. Participó en la Guerra Española – Norteamericana (1898) y terminada la corta contienda desapareció prácticamente de la escena musical. Solo existe una foto de Chandler en la que aparece formando parte de la banda de John Robinchaux y en la que junto a él se ve al bombo y al tambor. La foto la tenéis a la izquierda de este escrito.

Art Blakey nació el 11 de octubre de 1919 en Pittsburgh, Pennsylvania. Él, como muchos músicos de jazz, empezó su carrera musical en la iglesia. Su familia era una devota seguidora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Art aprendió, a la vez, a tocar el piano y las enseñanzas de la Biblia convirtiéndose en un experto en ambas materias.
Su carrera como pianista tuvo un final propio de una película de gánsteres ya que el dueño del Democratic Club de Pittsburgh, obligó a Blakey (hay quien dice que a punta de pistola) a dejar el piano para que en él se sentara Erroll Garner y a él le ofreció la batería. Art Blakey no sabía entonces que ese forzado cambio de instrumentos le iba a convertir en una leyenda del jazz después de los sesenta años que ejerció como baterista y como una “universidad viviente” para muchos grandes músicos.

El joven baterista Art Blakey tuvo la inmensa suerte de que el legendario Chic Webb se interesara por él y bajo su tutelaje aprendió todo lo que el baterista del Savoy Ballroom sabía y era mucho.
Art empezó a entrar en el mundo del jazz en 1939 formado parte de la orquesta de Fletcher Henderson en la permaneció durante tres años. En 1944, entró a formar parte de la big band del cantante Billy Eckstine. Entre sus filas se encontraban Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Gene Ammons, Dexter Gordon y Sarah Vaughan.
Cuando Billy Eckstine disolvió la orquesta en 1947, Art Blakey grabó un disco con la denominación de “Art Blakey’s Messengers” siendo esta la primera vez que el término “Messengers” aparecía junto al del baterista. La siguiente vez que lo utilizó fue en 1953 cuando Horace Silver y él lideraron una banda. Los músicos de esa primera formación de Blakey fueron los siguientes: Kenny Dorham (t), Howard Bowe (tb), Edmond Gregory (as), Orland Wright (ts). Ernest Thompson (bs), Walter Bishop jr. (p), LaVerne Barker (b).

En 1948 Art Blakey tomó la decisión de marcharse a África:

“Yo no me fui a África a estudiar percusión – alguien escribió sobre ello – yo me fui ya que no tenía nada que hacer y me pareció una buena idea. Yo me fui allí a estudiar religión y filosofía. Nada que tuviera relación con la batería, yo no iba detrás de algo semejante. Yo fui allí a ver si podía hacer algo con respecto a la religión. Cuando estuve creciendo no tuve esa posibilidad. Yo iba a la iglesia y decía lo que había que decir. Yo no quería su cristianismo, no me gustaba, Tú podías estudiar políticas en este país, pero no tenías acceso a las religiones del mundo. Esto es por lo que me fui a África. Cuando volví la gente pensaba que yo había ido a aprender música”.

Art Blakey, había programado quedarse tres meses en África, que al final se fueron dilatando hasta llegar a los veinticuatro. Se convirtió al Islam y adoptó el nombre de Abdullah Ibn Buhaina, aunque en el mundo del jazz continuó como Art Blakey.

Cuando Art volvió de África formó parte del grupo de Buddy DeFranco y en el año 1953 conoció al pianista Horace Silver.

Horace Silver nació el 2 de septiembre de 1928 en la ciudad Norwalk, Connecticut. Su madre, Gertrude, era oriunda de ese estado y su padre de la isla Maiao, en Cabo Verde. Horace comenta en su biografía que las más tempranas influencias musicales las recibió de su padre que tocaba el violín, la guitarra y la mandolina de oído. “Mi padre amaba la música de Cabo Verde y junto a dos amigos organizaba un baile en la cocina de casa los sábados a la noche. A esos festejos invitaba a sus amigos de la isla y a negros americanos y realmente lo pasábamos muy bien”.

 “Cuando tenía once años vi a unos músicos que bajaban de un autobús con sus instrumentos y le pregunté a mi padre si podíamos escucharles solo una canción. Él me contestó que no, que era muy tarde y que me tenía que levantar temprano para ir al colegio. Yo se lo rogué y se lo supliqué varias veces. Al final me dijo: “O.K. solo una canción”. Al final fueron tres y mientras las escuché vi mi futuro perfectamente claro. Yo quería ser músico y liderar mi propia banda”.
La orquesta de jazz que escucharon padre e hijo fue la de Jimmie Lunceford.

Horace Silver con veinte años, marchó a Nueva York para adentrarse en el mundo del jazz. Tocó en varios grupos, pero el que realmente se interesó por él como pianista fue el saxofonista Stan Getz que le contrató para su formación en la que estuvo de 1950 a 1952, grabando cuatro discos, con temas como el standard “Out of nowhere”, de Johnny Green (M) y Edward Heyman (L).

En el año 1953, se formó un grupo con el nombre de “Horace Silver and the Jazz Messengers”, liderado por el pianista y Art Blakey. Con esa denominación realizaron dos grabaciones, una en directo desde el club Birdland en octubre de 1953 y la otra en el estudio de Van Gelder en noviembre de 1954 para el sello Blue Note.

Llegó el año 1955 y el 6 de febrero el grupo “Horace Silver and the Jazz Messengers” entraban de nuevo en los estudios de Van Gelder: Kenny Dorham (t), Hank Mobley (ts), Horace Silver (p), Doug Watkins (b), Art Blakey (d). Uno de los temas que grabaron fue el titulado “The Preacher” de Horace Silver. El pianista relató cómo compuso la canción: “Todo ocurrió casi por accidente. Yo tocaba en muchos conciertos de baile en Nueva York y al final de la noche para dar a entender al público que el baile se terminara solíamos tocar “Show me the way to go home” (Muéstrame el camino de vuelta a casa). Los cambios de acordes eran tan sencillos de tocar y sonaban tan bien, que decidí sentarme y componer una línea melódica original basada en esos acordes. El resultado fue “The Preacher”.

Horace Silver con su composición “The Preacher”, una sentida fusión del blues con la música gospel, recibió el reconocimiento de los aficionados y de los propios músicos ya que marcó el camino del “Hard Bop” a intérpretes posteriores. La música de las iglesias negras junto al rhythm and blues estaba ocupando importantes espacios en la música norteamericana. Mahalia Jackson, por un lado y Ray Charles por el otro caminaban por caminos paralelos, aunque sus fuentes melódicas fueran idénticas.

La misma banda que la de la sesión del 6 de febrero fue contratada para actuar en el “Café Bohemia”, un club de jazz que abrió sus puertas en el año 1955 teniendo como director musical al contrabajista Oscar Pettiford. El éxito que cosechó el grupo liderado por Blakey y Silver en ese club fue extraordinario durante los años 1955 y 1956. Parte de lo que allí aconteció está plasmado en dos álbumes de Blue Note, titulados “The Messengers at the Café Bohemia. Vol. I y II”.
Blakey y Silver grabaron juntos dos álbumes más y el pianista abandonó el grupo a finales de 1956.
Horace Silver fue un gran compositor y la razón más importante para dejar a Blakey fue el de liderar sus propias bandas para poder tocar sus propias canciones. Composiciones como “Song for my father» (1965) o “Señor Blues” (1956).

Con la marcha de Horace Silver el grupo pasó a llamarse “Art Blakey and The Jazz Messengers” y se convirtió en la mejor universidad dedicada a la música. Y su rector fue Art Blakey:

“Siempre les estoy dando patadas en el culo. Es lo que tienen que aguantar para estar conmigo. Cuando vienen tienen un miedo de muerte y la mayoría de ellos se crece o la palma. Cuando se unen a “The Jazz Messengers” se acaban las tonterías. Yo no dirijo una oficina de correos. Esto es “The Jazz Messengers”. Tienes que entender que cualquier grupo que formo tiene éxito. Voy a sonar cómo “The Jazz Messengers”. ¿Por qué? Porque estoy aquí. Yo soy el mensajero (the messenger).
Soy el único que dirige el tráfico, así que no importa quién viene o quién va, siempre puedo manejarlo. No necesito estrellas ni divas. Yo convierto al grupo en la estrella. Yo no soy la estrella, lo es todo el grupo.
La batería tiene que llegar al alma. Es el segundo instrumento. El primero es la voz humana, el segundo la batería.

En el libro titulado “Un Siglo de Jazz” escrito por Roy Carr leemos lo siguiente: “Art Blakey era un hombre rechoncho, bajo y musculoso con un entusiasmo mesiánico. Nadie le superó nunca en sus conciertos. Catapultó a sus solistas en una corriente ruidosa de redobles de la batería y acentos, una intervención de golpes silenciosos rotos por su plato doble de la batería, accionado por pedal (hi hat), antes que la sala de máquinas se pusiese en marcha para engullir al músico en el “puente”. Se trata de un desarrollo del enfoque pionero por parte de la batería en el “be bop” por parte de Kenny Clark, y Blakey redujo las filigranas para profundizar en la inmediatez.

 Art Blakey, en sus 35 años al frente de “The Messengers”, dirigió a más de veinticinco solistas que luego volaron por su cuenta convirtiéndose en grandes figuras del jazz. Voy a nombrar a diez: Lee Morgan, Benny Golson, Johnny Griffin, Terence Blanchard, Wynton Marsalis, Wayne Shorter, Clifford Brown, Joe Henderson, McCoy Tyner, Keith Jarrett.

El 30 de octubre de 1958, “Art Blakey and The Jazz Messengers”: Lee Morgan (t), Benny Golson (ts), Bobby Timmons (p), Jymie Merrit (b) entraban en el estudio de Van Gelder para grabar un disco para el sello Blue Note. Uno de los cortes fue la canción titulada “Moanin’” – una de las joyas del “Hard Bop” – compuesta por el pianista de la banda Bobby Timmons. Este tema evoca como pocos la música de iglesia donde está presente el patrón de “llamadas y respuestas” que nos remite a los principios de la música afroamericana como los “negros espirituales” o las “work songs”.

Cuando Art Blakey partió de este mundo el saxofonista Jackie McLean (uno de los “messengers”) dijo: “La escuela ha cerrado”. Y el trompetista Terence Blanchard (otro de los “messengers”) recordó unas palabras que le comento Blakey en 1986: “Tú no puedes estar siempre pensando en el dinero. Ya que no verás un furgón blindado que sigue a tu coche fúnebre. La única cosa que te seguirá hasta el cementerio es el respeto. Y tú debes ganártelo. Yo elegí hace mucho el respeto”.

 Art Blakey falleció en 1990 a una edad de 71 años. Consiguió que tanto los músicos como la audiencia le respetasen. Él se lo había ganado a pulso.

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