Los Primeros Pasos De La «Country Music»

Grupo de personas de los Apalaches
The Old Plantation, Condado de Beauford County en South Carolina entre 1785 – 1795
Trío de músicos de los Apalaches
Oyentes de radio
Ralph Peer
Fiddlin’ John Carson
Carter Family: A. P., Sarah, Maybelle
La familia Carter al completo en Clinch Valley en 1941
Carter Family: Maybelle, Sarah y A. P.
Charlie Haden
Charlie Haden Family
Jimmie Rodgers
Jimmie Rodgers
Jimmie Rodgers
Jimmie Rodgers (izq), Carter Family: A, P., Maybelle, Sarah
Los Primeros Pasos De La «Country Music»

El Delta del Mississippi – esa llanura de unos 350 kmts que comienza en Vicisburg (Mississippi) y que se va hinchando como un globo alcanzando una anchura de alrededor 140 kmts para empezar a desinflarse hasta llegar cerca de la ciudad de Memphis – se convirtió en el territorio donde prendió con más fuerza el blues. De igual modo, las montañas de la cordillera de los Apalaches, que están situadas principalmente en los estados de Tennessee y Virginia, fueron testigos fieles de esa música que brotó en sus dominios y a la que acabaron denominándola «country».

A partir de la mitad del siglo XVIII, los montes Apalaches fueron recibiendo a personas procedentes, sobre todo, de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda. Y en menor medida de Alemania, Francia y China. En 1790, estaban censados 18.224 esclavos y 1.172 negros libres. El área comprendía los estados de Georgia, North Carolina, Tennessee, Kentucky y Virginia.
Todos estos inmigrantes se trajeron consigo las canciones tradicionales de sus respectivos países. En este artículo me centraré, sobre todo, en el rico folclore procedente de Gran Bretaña e Irlanda.

Durante el siglo XIX, una buena parte de los músicos de los Apalaches se entusiasmaron con un instrumento africano que lo conocieron cuando se lo vieron tocar a los negros, esclavos o libres, en las plantaciones o en los poblados: el banjo.

El primer documento gráfico que nos muestra a un negro tocando un banjo forma parte de una pintura que data de un año comprendido entre 1785 – 1795 y atribuida a John Rose. El motivo del lienzo está situado en una plantación del condado de Beauford County en South Carolina.
Los banjoístas negros fueron unos buenos profesores y enseñaron a tocar el citado instrumento a todo aquel que quisiera aprenderlo sin tener en cuenta su status o el color de su piel.
Un inusitado interés por el aprendizaje del banjo penetró en músicos de todos los estados del país. A mediados del siglo XIX, se crearon academias donde se enseñaban los secretos del instrumento. Una de las más importantes fue “Byan’s True Banjo” que estaba presente en Nueva York, Cincinnati, Leipsic, Chicago y en Londres. A finales del siglo el banjo estaba presente en prácticamente todas las músicas tradicionales norteamericanas, incluyendo al jazz.

En los Apalaches el banjo se convirtió en uno de los instrumentos con el que los músicos originarios de las islas británicas interpretaban sus viejas o nuevas tonadas. El otro era el violín. Esto significó un profundo cambio en la sonoridad de sus músicas, si tenemos en cuenta cómo se interpretaban estas en sus países de origen.
A mediados del siglo XIX, otro instrumento hizo su aparición en los Apalaches que era totalmente desconocido para la mayoría de sus músicos: la guitarra.
Jóvenes montañeses se aplicaron en su aprendizaje y en fusionarla con el violín y el banjo. El resultado fue una música novedosa que solamente era conocida en los Apalaches. Para principios del siglo XX, se habían formado grupos informales que interpretaban esas innovadoras melodías, pero su audiencia estaba compuesta exclusivamente por sus vecinos y gente de los alrededores. Pero esta situación iba a cambiar.

Uno de los acontecimientos fundamentales, y que iba a repercutir de una manera muy positiva en la música de los Apalaches, se produjo el 2 de noviembre de 1920. El gobierno estadounidense concedió la primera licencia a una radio comercial. Concretamente a la KDKA de la ciudad de Pittsburgh. Entre los años 1922 y 1923, la mayoría de las ciudades del país podían presumir de contar con una estación de radio, aparte de escuchar a través de las ondas todo aquello que emitían radios con amplías coberturas. Estas emisoras en lo concerniente a la música radiaban, ópera ligera, canciones interpretadas por Caruso, piezas de la banda de Sousa, o éxitos del momento por grupos vocales como Peerless Quartet. La aceptación de la radio por parte del público fue total.
Los sellos discográficos se preguntaron qué razones les podrían impulsar a los oyentes para acercarse a una tienda a comprar un disco a 75 centavos si podía escuchar sus canciones gratis en la radio.
Ante una situación tan desfavorable lo único que les podía salvar sería abrir nuevos mercados para vender su producto.

Ralph Peer (1892 – 1960) era el director de grabaciones del sello Okeh cuando, el 20 de agosto de 1920, Mamie Smith grabó la canción “Crazy Blues” (ver mi artículo “Race Records. “Crazy Blues” (Mamie Smith)”. Cuando el disco de 78 rpm llegó a las tiendas en un par de semanas vendió más de 78.000 copias en Harlem alcanzando la cifra del millón al cabo de un año y dentro de la comunidad afroamericana. Peer se dio perfecta cuenta de que existía un importante colectivo de personas que hasta ese momento había sido totalmente invisible para el departamento de marketing. La compañía creó una subdivisión a la que llamó “Race Records”. En ella tenía cabida toda la música negra: el blues, el jazz, los espirituales, el gospel o cualquier tipo de música popular que fuera interpretada y/o compuesta por músicos negros. Ralph Peer había encontrado un nuevo mercado: la comunidad afroamericana.  

En junio de 1923, Ralph Peer se encontraba en Atlanta buscando nuevos talentos, cuando un vendedor de discos local le prometió que él se comprometía a vender 500 copias si le grababa un disco a “Fiddlin’ John Carson”. Este violinista y cantante de 55 años había triunfado en un concurso que se celebraba anualmente en el Municipal Auditorium.
Peer se dejó querer y en un estudio medio improvisado de Atlanta le grabó dos temas. Entre ellos se encontraba el titulado “The Little Old Log Cabin in The Lane”. El disco no se convirtió en un gran éxito, pero tuvo unas ventas más que aceptables. Peer comentó años más tarde que le sorprendió que “Fiddlin’ John Carson” tuviera un más que modesto éxito. Pero aquella vez su olfato le falló.

En el año 1925, el cantante tejano, Vernon Dalhart grabó una canción del compositor sureño, Andrew Jenkins titulada “Dead of Floyd Collins” que narraba la verdadera historia de un explorador de cuevas que quedó atrapado en una de ellas y aunque intentaron rescatarle al final murió. Esta balada vendió más de trescientas mil copias. Si les quedaban algunas dudas a las compañías discográficas de que en el Sur del país existía un tesoro musical por descubrir, Vernon Dalhart se las disipó totalmente.

En 1927, Ralph Peer, junto a otros buscatalentos, viajaron al Sur de los EE.UU. contratados por la discográfica Victor con el fin de encontrar nuevos valores entre violinistas, cantantes, banjoístas, guitarristas y grupos vocales de gospel (southern gospel). En el verano de ese mismo año, Peer entró en una vieja fábrica, cerca de la ciudad de Bristol, que la habían reconvertido provisionalmente en un estudio de grabación y descubrió a un trío de nombre “Carter Family” y a un guitarrista y cantante llamado Jimmie Rodgers. Estos artistas dominaron el universo de la música country durante los siguientes diez años.

Los Carter vivían en un frondoso valle entre montañas situado en el sur del estado de Virginia, aproximadamente a treinta millas de Bristol. Allí habían crecido y aprendido las viejas baladas y las canciones gospel de sus ancestros ingleses.
“Carter Family” estaba formada por A.P. Carter que era el manager, compositor y en ocasiones la voz baja. Su mujer Sara era la cantante principal, tocaba la guitarra y también un instrumento típico de los Apalaches llamado “autoharp”. Maybelle, que era prima de Sara, era la guitarrista principal y cantaba.
Cuando Ralph Peer les vio por primera vez no le gustaron ni sus toscas maneras ni sus ropas de campesinos. Pero, “Tan pronto como escuché la voz de Sara me percaté de que era maravillosa y todas mis dudas desaparecieron”.
La primera canción que Peer les grabó, el 1 de agosto de 1927, fue una composición de A.P. Carter titulada «Bury me under the weeping willow». Sara, voz alta y “autoharp”. Maybelle, voz soprano y guitarra. A.P. Carter, voz baja.
En los meses que siguieron grabaron docenas de canciones que se convertirían en standards de la música country como «Keep on the suuny side»    escrita por J. Howard Entwisle con letra de Ada Blenkhorn. La grabación se realizó el 9 de mayo de 1928.
“Carter Family” dejó unas trescientas canciones grabadas desde 1927 a 1941. El editor musical de Nashville, Wesley Rose comentó: “En aquellos días no existían los “discos de oro”, pero si los hubiera habido los Carter habrían tenido una pared llena de ellos”.
Esos cientos de canciones crearon un modelo harmónico para la música country y la técnica que utilizaba Maybelle para conseguir ese rasgueo tan personal con su guitarra, conocido como Carter lick, fue imitada durante generaciones.

El banjoísta Earl Scruggs, famoso por perfeccionar el punteo del solo de banjo con tres dedos relató: La Familia Carter fue con la que yo empecé a aprender nuevas canciones. Compré muchos de sus discos y les escuchaba en la radio. Una vez estaban en la emisora WTB en Charlotte, Carolina del Norte y me di cuenta de cómo había que tocar la guitarra para que sonara realmente country y traté de adaptar el estilo de tocar de Maybelle a mi banjo. Ella logró que disfrutara con la música”.

En el año 2008, el contrabajista Charlie Haden reunió a su familia: su esposa Ruth Cameron y sus hijos Josh, Petra, Tanya y Rachel, además de algunos amigos músicos. Copiando un poco a la “Carter Family” grabó un disco en el que rindió un homenaje a las raíces del country interpretando algunas de sus canciones. Aparte, compuso algunos temas específicamente para ese trabajo.
Como no podía ser de otra manera, una de las canciones del naciente country que aparece en el disco, y titulada “Oh, take me back”, fue uno de los éxitos que en su día interpretó “Carter Family” composición de A.P Carter. Lo grabaron el 8 de junio de 1938.
Setenta años después, Charlie Haden junto a sus hijas Tanya y Rachel, que son las que cantan la canción, rindieron su pequeño, pero merecido, homenaje a “Carter Family”. El resto de los músicos fueron: Jerry Douglas, dobro; Sam Bush, mandolina; Stuart Duncan, violín; Bryan Sutton, guitarra.

Jimmy Rodgers nació en 1897, a cien millas de las Smoky Mountains, en una húmeda planicie donde se encuentra la ciudad de Meridian, Mississippi. Desde muy joven trató de adaptar el estilo de los músicos negros de blues del Delta del Mississippi a su manejable voz. Jimmy pasó la primera parte de su vida de adulto trabajando en el ferrocarril, viajando y absorbiendo toda la música que se interpretaba en aquella época: jazz, canciones del vodevil, sentimentales baladas populares y canciones “yodel”. En el año 1924 enfermó de tuberculosis y no le quedó más remedio que abandonar su trabajo en el ferrocarril. Entonces decidió entrar en el mundo de la música. Tres años más tarde estaba cantando con una banda en la vieja fábrica de la ciudad de Asheville, que fue donde le escuchó por primera vez Ralph Peer. El buscatalentos ofreció a la formación la posibilidad de grabar con su discográfica, pero únicamente Jimmy Rodgers aceptó la oferta.

El 4 de agosto de 1927, Jimmy Rodgers entraba por primera vez en un estudio en Bristol y grabó dos temas para la discográfica Victor. La cara A del disco la ocupó “The soldier’s sweetheart” una canción compuesta por Rodgers que la interpretó acompañándose únicamente de su guitarra. Ralph Peer se quedó bastante apesadumbrado ya que este primer trabajo del cantante no consiguió alcanzar los objetivos de venta previstos quedándose muy alejado de las metas que alcanzaba la familia Carter.

A los tres meses, Jimmy Rodgers se presentó en los estudios de grabación que el sello Victor tenía en Camden, New Jersey y consiguió que le dieran una segunda oportunidad.
El 30 de noviembre, Jimmie grabó cuatro temas. La composición suya titulada “Blue Yodel” (que es un blues) se hizo inmensamente popular y el disco subsiguiente fue uno de los pocos que en aquellos años alcanzara la cifra de un millón de ejemplares vendidos.

Durante los años de 1928 a 1930 cuando la Depresión dejaba a la venta de discos bajo mínimos, Rodgers fue el único músico de country que siguió con unas cifras más que aceptables.

Aunque a Jimmy Rodgers se le conoce como “el padre de la música country” experimentó con otros tipos de estilos y además juntándose con músicos de otros universos sonoros.
El 16 de julio de 1930 en Hollywood, Jimmy Rodgers, voz y guitarra; Louis Armstrong, corneta; Lil Hardin, piano; grabaron el blues compuesto por Rodgers “Blue Yodel nº 9”.

El 22 de octubre de 1928 en Atlanta, Jimmy Rodgers, voz y guitarra; C.L. Hutchison, corneta; James Rikard, clarinete; John Westbrook, steel guitar; Dean Bryant, guitarra; George MacMillan, contrabajo; grabaron “Waiting for a train” composición de Rodgers y donde la música de Nueva Orleans está impregnando toda la canción.

El 8 de agosto de 1929 en Dallas, Jimmy Rodgers, voz; Weldon Burkes, ukelele; Joe Kaipo, steel guitar; realizaron una incursión en la música hawaiana con el tema de Rodgers “Everybody does it in Hawaii”.

El 10 de junio de 1931 en Louisville, Kentucky, Jimmy Rodgers, vocal; Sara Carter, voz y guitarra; Maybelle Carter, guitarra; grabaron la canción de gospel sureño titulada “The Wonderful City”, compuesta por Elsie McWilliams y Jimmie Rodgers.

Jimmy Rodgers que le estaba plantando cara a la Depresión convirtiéndose en el gran cantante de la escena nacional, no pudo sobrevivir a un colapso que sufrió en una calle de Nueva York. Falleció pocas horas después. Era el 26 de mayo de 1933. Contaba con 36 años de edad.

Existe una regla inmutable que nos indica que, desde siempre, han sido varios los factores que han afectado al nacimiento de un único e identificable estilo o tipo de música. La de los Apalaches emergió de un crisol donde se mezclaron las baladas a capella, los bailes, las músicas que protagonizó el dúo formado por el banjo y el violín, la música religiosa y el blues.
Según esos sones iban saliendo de su aislamiento en las montañas de los Apalaches, las compañías discográficas no tuvieron nada claro cómo llamarlos. Los denominaron, “oldtime southern tunes”, “hill country music”, native american melodies” “oldtime music”. Un término que cogió fuerza fue “hillbilly music”. Esta palabra se utilizaba para referirse a la gente que habitaba, medio aislada, en las montañas o en escondidas zonas rurales. No fue hasta mediados de los años cuarenta cuando la expresión “country music” ganó en popularidad. Con el paso de los años el country fue evolucionando hacia nuevos estilos y, como ocurre con el jazz, las respuestas a la pregunta qué es y qué no es “country music” suelen generar polémica.

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