El Ferrocarril y la Música Afroamericana

Promotory punto de encuentro de la Central Pacific con la Unión Pacific
Chesapeake & Ohio Railway
Collis P. Huntington
W, C, Handy
Charlie Patton
Ilustración de John Henry
Estatua de John Henry
Estatua de John Henry situada en la ciudad de Talcott frente al túnel Big Bend Tunnel
Profeta Elias
Rev. J. M. Gates
A generative ai illustration of an old-fashioned transportation vehicle, like a steam train, captured in a vintage setting and filtered to resemble early 1900s photographs
El Ferrocarril y la Música Afroamericana

La historia del tren con mayúsculas comenzó, en Estados Unidos, el día primero de julio de 1862. En esa fecha, y en plena Guerra Civil, el presidente Abraham Lincoln aprobó una ley denominada The Pacific Railroad Act mediante la cual se aprobaba una emisión de bonos del gobierno a 30 años para la empresa Central Pacific Railroad y la Union Pacific Railroad con el fin de que estas construyeran el primer ferrocarril transcontinental de Estados Unidos. 
La primera de ellas inició su cometido en 1863 partiendo de la bahía de San Francisco desplazándose hacia el oeste. La segunda de ellas lo hizo en 1865 comenzando en la ciudad de Council Bluffs, Iowa y dirigiéndose hacia el este. 
El encuentro de las dos líneas férreas se produjo en la ciudad de Promontory en el estado de Utah el 10 de mayo de 1869. La fotografía adjunta recoge ese momento. En ella se ve a Samuel S. Montague, ingeniero jefe de la Central Pacific (izq) dar la mano a su homólogo de la Union Pacific, Grenville M. Dodge (der). 

En un plazo de seis años ambas compañías habían construido una vía férrea de 4.900 kilómetros. Para asombró de los americanos, en un año, estos pudieron efectuar el trayecto entre Boston y San Francisco en cómodos coches cama con vagón restaurante en el increíble tiempo de ocho días. 

Para conseguir esta ímproba proeza se necesitaron miles de hombres, algunos de ellos con pérdida de sus vidas, provenientes de todas las regiones del mundo: mexicanos, negros, chinos, irlandeses, indígenas, soldados de la Union. A los que se les unieron: tramperos, cazadores, buscadores de oro, rancheros y pioneros del Oeste. 

Quedándonos con el colectivo que nos interesa, los afroamericanos encontraron en la industria del ferrocarril un trabajo más o menos estable. Para realizarlo de una manera eficaz y lo más segura posible recurrieron a los llamados “work songs” (cantos de trabajo) que llevan consigo la tradición africana de las llamadas y respuestas 
Un raíl reglamentario pesaba aproximadamente dos toneladas, necesitándose catorce hombres fornidos para manejarlo con seguridad y eficiencia, Para conseguir coordinar el esfuerzo del grupo y evitar accidentes el líder o capataz cantaba instrucciones fácilmente comprensibles que el resto del grupo repetía: 

Todo el mundo preparado 
Vamos abajo… Vamos abajo 
Agarrar el riel… 
Muy bien, levantarlo… 
Muy bien, llevarlo… 
Ahora, chicos, ahora stop… 
Voy a deciros algo importante, ahora 
Inclinarse con cuidado… 
La cabeza alta, chicos… 
Dejarlo en el suelo, ahora… 

Estos cantos de trabajo se convirtieron en el primer episodio sonoro entre los afroamericanos y el ferrocarril. 

Uno de los magnates del esplendor de los trenes norteamericanos fue Collis P. Hunntigton, un personaje que estuvo varios años a la sombra y que fue conocido por el apelativo de Big Daddy. Se forjó en una brillante carrera de corruptelas, tráfico de influencias y algunas opacas operaciones bursátiles. Pero todo ello le sirvió para hacerse dueño y señor de la compañía Southern Pacific, la principal línea ferroviaria de Mississippi, y por extensión una de las personas más influyentes de América. Las compañías ferroviarias se veían avocadas a construir sus líneas en un tiempo récord, por lo que les era fundamental contar con buenos trabajadores. Los negros estaban considerados entre los mejores por lo que Big Daddy les remuneraba en consecuencia. Sin duda en el Sur del país, el mejor trabajo que los afroamericanos podían encontrar estaba por entonces relacionado con el tren.  
En el folclore negro podemos encontrar varias referencias que hacen alusión a esa situación. Una de ellas dice: 

Mattie cuando te cases, cásate con un ferroviario 
Cada día será domingo y un billete de dólar estará siempre en tu mano. 

A principios del siglo XX, el compositor W. C. Handy estaba en una estación esperando un tren para que le llevara de vuelta a su casa en Tutwiler, Mississippi. Cerca de él se encontraba un viejo mendigo que presionaba las cuerdas de su guitarra con una navaja, mientras cantaba una música en la que la línea melódica se repetía tres veces. El compositor, a duras penas, pudo entender una de las estrofas que repetía cada cierto tiempo: goin’ where the Southern cross’ the Dog” (voy donde se cruza el Sur con el Perro). Cuando acabó la canción, Handy le preguntó al indigente por su significado y él respondió que le era imposible explicarlo, aunque él sí lo entendía. W. C. tardó un tiempo en enterarse de que la palabra Southern hacía referencia al ferrocarril Southern Pacific mientras que Dog era un alias de Yellow Dog, el apelativo de la línea Yazoo Delta Railroad entre el río Yazoo y el delta del Mississippi.  
En el año 1919, Handy escribió el tema titulado Yellow Dog Blues donde su letra contiene la frase que cantó el mendigo en la estación goin’ where the Southern cross’ the Dog, lo que le da cierto empaque a la historia. La tenéis a vuestra disposición mi artículo titulado: St. Louis Blues: El Atípico Blues de W.C. Handy”. 
Yellow Dog Blues se hizo muy popular a raíz de la grabación que realizó la vocalista de blues Bessie Smith, el 6 de mayo de 1925 junto a los Henderson’s Hot Six: Buster Bailey, clarinete; Charlie Dixon, banjo; Charlie Green, trombón; Coleman Hawkins, saxo tenor; Fletcher Henderson, piano; Joe Smith, corneta. 

En el año 1895, un avispado sureño de nombre Will Dockery, que había perdido todas sus propiedades durante la Guerra Civil, convirtió una sencilla explotación maderera en un imperio agrícola de gran extensión entre Mississippi y Arkansas. El motivo fundamental del éxito empresarial de Dockery fue la construcción de un ferrocarril conocido como Pea Vine en el cual trasportaba madera y balas de algodón entre sus campos y para las poblaciones de Rosedale y Cleveland. Concebido como un tren de mercancía fue muy utilizado por los músicos negros itinerantes sin que Dockery pusiera pega alguna. Este medio de locomoción fue muy querido y respetado por los habitantes del lugar y siguió funcionando hasta bien entrado el siglo XX. 

El hijo de uno de los empleados de la Granja Dockery fue el músico de blues Charlie Patton. En 1929 fue descubierto por el cazatalentos de la Paramount, Henry C. Spier. El 14 de junio de 1929, Patton realizó su primera sesión de grabación en un local de la Gennett Records en Richmond, Indiana. Este estudio, bastante bien equipado, estaba dentro de una nave perteneciente al ferrocarril y pegada a la vía del tren. Lógicamente no se podía grabar cuando algún convoy se acercaba.  
En este local Patton grabó catorce canciones siendo una de ellas la titulada Pea Vine Blues en clara alusión al tren de Dockery. 

No cabe duda de que la canción del folclore afroamericano más conocida e interpretada desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días es la titulada John Henry. Hay diferentes letras y diferentes localizaciones de donde ocurrió. Sin embargo, todas ellas tienen en común esa temática universal del hombre contra la máquina. Basándome en una de las letras más cantadas me he permitido novelarla y dice así: 

Hacia el año 1873, una compañía que estaba construyendo una vía férrea se encontró frente a una montaña y la mejor solución para solventar tal problema consistía en construir un túnel que la traspasara de parte a parte. El responsable de la empresa entendió que ese era un buen momento para utilizar un taladro de vapor de reciente adquisición y con él horadar el obstáculo natural. Y así se lo comunicó a la cuadrilla de trabajadores. Uno de ellos, un negro grande y fuerte de nombre John Henry, le comunicó al encargado que él quería enfrentarse a la nueva máquina para demostrar que golpeando con su mazo de acero el cincel sujeto por su ayudante podía penetrar en la roca mejor que el taladro de vapor. Así, se entabló un duelo entre el hombre y la máquina. Permanecieron luchando durante un buen número de horas y pararon para ver el resultado. John Henry había abierto un boquete de quince pies en la roca. El taladro de vapor había logrado solo uno de nueve pies. Al cabo de unos minutos el cuerpo de John Henry cayó al suelo. Su corazón no había podido aguantar tanto esfuerzo y se rompió. Sus compañeros cavaron una tumba muy cerca de allí y en ella lo sepultaron. 

Y letra termina de esta manera: 

Y cada vez que una locomotora pasa por allí 
El conductor sabe que cerca yace un hombre que manejaba bien el martillo de acero 
Y todos los lunes por la mañana  
Cuando los azulejos empiezan a cantar  
Puedes oír a John Henry desde una milla o más  
Puedes oír el sonido del martillo de John Henry, Señor, Señor  
Puedes oír el sonido del martillo de John Henry  

La versión que os propongo que escuchéis la grabó la vocalista de jazz norteamericana Cécile McLoin Salvant el 13 de mayo de 2023. John Henry fue uno de los cortes de su álbum titulado Woman Child. 

Nuevas investigaciones o leyendas aducen que existió un hombre negro y fuerte, de nombre John Henry, que trabajó en 1872 para la Chesapeake & Ohio Railroad en el equipo de perforación de túneles. El lugar donde tuvo lugar el legendario duelo entre el hombre y la máquina está situado en lo que hoy se conoce como el Big Bend Tunnel cerca de la ciudad de Talcott, West Virginia.  

Desde un principio el personaje de John Henry creció, protagonizando nuevas canciones que narraban nuevas historias y todas se movieron como pez en el agua por la geografía del país. Aunque hay que señalar que solo una parte de ellas cumplía con el requisito fundamental de las “work songs”: facilitar el cometido de los trabajadores. Una de ellas es la titulada This Old Hammer. La letra dice: 

Ese viejo martillo mató a John Henry (x3) 
Pero ese viejo martillo no me matará a mí 
Ese viejo martillo brilla como si fuera de plata (x3) 
Pero ese viejo martillo suena como si fuera de oro 

La espiritualidad de los afroamericanos sustituyó a los carros bíblicos de salvación modernizando el carro de fuego con el que el profeta Elías subió al paraíso por el “moderno” tren sin que con ello se perdiera ni un ápice de su religiosidad: Oh, déjame conducir. Bájate del Carro y déjame conducir. El tren está llegando. Estoy rezando por conducirlo”. O bien: “Este tren no lleva a pecadores, ni a jugadores, ni a mentirosos, ni a malas mujeres. Este tren se dirige a la gloria. Subid a bordo pequeños ya que este tren está aquí esta noche”. 

El espiritual más conocido e interpretado que tenga al tren como protagonista se titula Gospel Train (El Tren del Evangelio). Existen varias versiones de este canto tradicional que atañen tanto a su música como a su letra. La más extendida reza así: 

El tren del evangelio está llegando, ya lo oigo muy cerca  
Oigo cómo sus ruedas se mueven y retumban en la tierra  
A bordo pequeños (x3), hay sitio para muchos más. 
Oigo al tren aproximarse, está tomando la curva  
Ha perdido todo su vapor y frena, estirando todos sus nervios. 
El billete es barato y todos pueden venir  
Los hay ricos y pobres, no existe segunda clase a bordo de este tren  
no hay diferentes tarifas. 

La versión que os propongo del Gospel Train está interpretada por el coro The Aeolians del Calvin Institute of Christian Worship el 30 de enero de 2020. 

Esta canción, y con esa letra, estuvo muy ligada a la organización The Underground Railroad (1830 – 1861) que ayudó a cerca de 60.000 esclavos del Sur del país a alcanzar los Estados del Norte donde serían personas libres. En este sentido tenéis a vuestra disposición mi artículo:  The Underground Railroad: Harriet Tubman y Los Espirituales. 

El reverendo J.M. Gates (1884 – 1945) fue un predicador y cantante de góspel. Desde 1914 hasta su fallecimiento fue el pastor de la Mount Calvary Baptist Church en Rock Dale Park, Atlanta, Georgia. Los expertos señalan que, al menos un cuarto de sus sermones (unos 200), fueron grabados comercialmente convirtiéndolos en canciones. 
Su mayor éxito lo obtuvo con la titulada “Death´s Black Train is Coming” (El Tren Negro de la Muerte está al Llegar). El single que la contenía vendió 35.000 copias en un año. Si hasta el momento el tren era un vehículo positivo de liberación, el rev. Gates lo convirtió en un tren que lleva a los pecadores a la muerte. 
El pastor comenzaba diciendo: El pequeño tren negro está al llegar. Pon tus asuntos en regla y establece el orden en tu casa, ya que ese tren puede estar aquí esta noche”. Luego continuaba con varios ejemplos de pecadores: “Hay algunos hombre y mujeres que no les importa nada en absoluto el mensaje del evangelio. Hasta que escuchen el tañido de la campana y el soplido del silbato. El tren negro está a la vista”. 

En el siglo XIX la aparición del ferrocarril cambió la vida de la población a mejor. Uno podía atravesar el país de este a oeste. Las mercancías y el correo llegaban antes. El ferrocarril mejoró las defesas de la parte Oeste del país en caso de guerra. A los entusiastas por conocer nuevos territorios les fue más fácil aventurarse que a sus ancestros pioneros. 
Por todo ello, el ferrocarril se convirtió muy pronto en un elemento fascinante para los músicos. Las canciones relataban la lucha para la construcción de las vías férreas y los catastróficos accidentes que de vez en cuando se producían. Los ingenieros, conductores, y otros ferroviarios se convirtieron en leyendas, junto a los forajidos que robaban frecuentemente todo lo que podían asaltando trenes. El tren significó para muchos un medio de huida para encontrar algo mejor o simplemente la libertad. Las canciones relataban grandes hazañas para el disfrute del oyente y otras veces se componían, a menudo improvisadas, para acompañar el trabajo de mover y dejar en tierra pesados rieles o para cualquier tarea que necesitase una buena coordinación entre los trabajadores. El tren ha sido uno de los protagonistas de la evolución de los géneros musicales desde su aparición en la primera mitad del siglo XIX. Por ejemplo, en el jazz: West End Blues (1928), King Oliver. (El título de la canción hace referencia a la última parada del tren que unía los 50 kilómetros que separaban el centro de Nueva Orleans con la parte oeste más alejada del lago de agua salada Pontchartrain ubicado al norte de la ciudad). Take the A train (1939), Billy Strayhorn. (Su título hace referencia al tren que unía el centro de Manhattan con el barrio de Harlem). Night Train (1951), Jimmy Forrest. Blue Train (1957), John Coltrane.

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