Billy Eckstine… Y Le Llamaron «Mr. B.»

Billy Eckstine
The Mills Brothers
Billy Eckstine
Billy y su padre Clarence, Su hermana Maxime, su madre Charlotte y su hermana Aileen
Un joven Billy Eckstine
Earl Hines & Billy Eckstine – 1940
Billy Eckstine & Earl Hines Orchestra
Charlie Parker & Dizzy Gillespie
Sarah Vaughan, Billy Eckstine, Dizzy Gillespie
Billy Eckstine
Billie Eckstine Orchestra en el Aragon Ballroom de Pitsburgh. Agosto de 1944, Entre los músicos están: Sarah Vaughan; Howard McGhee; Dizzy Gillespie; Art Blakey.
Billy Eckstine
Louis Armstrong
Charlie Parker, Sarah Vaughan, Billy Eckstine
Billy Eckstine grabando con la orquesta de Hugo Winterhalter en New York entre 1946 y 1948
Frank Sinatra y Billy Eckstine
Sarah Vaughan & Billy Eckstine
Billy Eckstine
Billy Eckstine… Y Le Llamaron «Mr. B.»

Revisando las biografías de los vocalistas afroamericanos de los años 30, 40 y principios de los 50 nos encontramos con que los inspirados temas que compusieron, George Gershwin, Duke Ellington, Cole Porter, Irving Berlin, Jerome Kern… y a los que pusieron letra Johnny Mercer, Oscar Hammerstein II, Ira Gershwin, Dorothy Fields…  los convirtieron en eternos las grandes damas afroamericanas del jazz: Ethel Waters, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Lena Horne… Si dejamos a un lado al gran Louis Armstrong ¿cuántos cantantes afroamericanos masculinos hicieron suyos esos magníficos standards? Esa importante parcela de la música norteamericana estaba en manos de gente como Bing Crosby, Perry Como o Frank Sinatra (y obviamente también de las grandes cantantes blancas).
Las voces de los afroamericanos las encontrábamos formando grupos como The Mills Brothers o The Ink Spots, que obtuvieron el favor del público interpretando los citados standards.

Parece que tenemos que esperar a que Nat King Cole disolviera su trío a finales de 1951, alejándose de su piano y del jazz, para toparnos con el primer artista afroamericano que entró en ese coto que parecía cerrado por Sinatra y compañía, situándose además a su altura en cuanto a fama y popularidad.
Sin embargo, unos cuantos años atrás otro vocalista negro se adentró en el universo de los standards con gran éxito. La revista de jazz Metronome le calificó como el mejor cantante norteamericano de 1949 y 1950. El magazine Down Beat le acreditó como el cantante más popular del país de 1949 y 1950. El 24 de abril de 1950, la revista TIME le dedicó un amplio reportaje. El nombre de ese vocalista es Billy Eckstine.

Alrededor de 1840 el matrimonio formado por William y Anna Louise Eckstine, ambos blancos, emigraron de Alemania a los EE.UU. Uno de sus hijos llamado Williams se enamoró con 24 años de una afroamericana de 17 llamada, Nannie Cole. La pareja contrajo matrimonio y tuvo dos hijos, Clarence Williams (1881) y Marie C. (1884). Clarence Williams contrajo nupcias con Charlotte C. Smith en 1905. En 1914 nació Clarence Williams jr., conocido como Billy Eckstine.

La madre de Billy le enseñó a tocar el piano siendo un niño y le alentó a que tomara clases de canto. Su primera actuación con público presente la realizó, con once años, en la iglesia de su comunidad.
Maxine, la hermana mayor de Billy, se desplazó a Washington alrededor de 1930, ya que había conseguido una plaza como profesora de francés y español en la Armstrong High School. Los Eckstein decidieron que Billy se trasladara también a la capital del estado para estudiar en la misma escuela donde su hermana daba clases.
Washington representó para Billy un nuevo y excitante mundo, especialmente por la cantidad de concursos que se convocaban para músicos aficionados y donde él tenía la oportunidad de exhibir el talento que poseía como cantante.

El Washington Courier fue el primero rotativo que escribió un artículo refiriéndose a Billy Eckstine como cantante. La fecha fue la del 30 de septiembre de 1933 y entre otras cosas dijo:

“Parece que Billy Eckstine ha conseguido posicionarse en la buena dirección… esta semana ha cantado con la “Baron Lee Orchestra” en el Howard Theater. Billy, un estudiante de la Armstrong High School (donde su hermana Maxine da clases de español), se está labrando una reputación propia de un cantante de primer nivel. Billy ha ganado varios premios en concursos de aficionados que se han desarrollado en los mismos escenarios donde actúan los profesionales. Él canta “a lo Cab Calloway” con un nuevo y juvenil swing”.

Durante el resto de los años treinta, Billy no solo estuvo perfeccionando su canto, sino que además empezó a aprender a tocar la trompeta y el trombón de válvulas. Su carrera dio un vuelco cuando en el año 1939 le contrató la orquesta de Earl Hines, una de las más populares de la época del swing. Todo empezó cuando uno de los músicos más veteranos de la banda, el saxofonista Budd Johnson conoció a Billy por medio de otro músico, Gus Arnheim, en el año 1938. Johnson le comentó: “Billy por qué no vas a Chicago. Por allí no hay ningún buen cantante. Puedes hacerte con un buen botín”.

 Eckstine llegó a Chicago en el verano de 1938 y tuvo la suerte de encontrar trabajo en uno de los mejores clubs de jazz de la ciudad: El “Club DeLisa”. Una noche de septiembre de 1939, el pianista y líder de banda Earl Hines se acercó al club ya que quería ver la actuación de un bailarín. Y a quien vio fue a un cantante de piel clara con un pequeño bigote salir al escenario. Earl le escuchó y le comentó al miembro de su banda George Dixon: “Quién es ese endemoniado muchacho con esa robusta voz de barítono? Voy a tratar de llevarme a ese chico cueste lo que cueste. ¡Él puede acabar con cualquiera!”.

 Billy Eckstine fue el vocalista de la banda de Earl Hines de 1939 a 1943. La primera canción que grabó con la formación fue en Nueva York el 13 de febrero de 1940. Su título “My heart beats for you” una composición de Al Fisher con letra de Shep Allen y Josephine Kendrick. Los músicos fueron: Earl Hines, piano; Quinn Wilson, contrabajo; Alvin Burroughs, batería; Claude Roberts, guitarra; George Dixon, trompeta, saxo; Edward Simms, trompeta; Walter Fuller, trompeta; Milton Fletcher, trompeta; John Ewing, trombón; Joe McLeurs, trombón; Edward Burke, trombón; Robert Crowde, saxo; Leroy Harris, saxo; Jimmy Mundy, saxo; Omer Simeon, saxo; Billy Eckstine, voz.

Los cuatro años que pasó Eckstine junto Hines fueron los más importantes de su carrera. Durante ese tiempo se convirtió en una estrella, y en ese proceso cambió la percepción que los vocalistas negros poseían en la industria de la música. También participó en los comienzos de una nueva forma de jazz que desarrolló cuando formó su propia banda en 1944. Pero por el momento, Eckstine tenía un trabajo estable con una de las bandas con más clase del jazz. Él se encontraba en su elemento.

El 28 de noviembre de 1941, la big band de Hines, junto a Eckstine, grabó “I got it bad and that ain’t good” uno de los temas estrella de Duke Ellington con letra de Paul Francis Webster. La versión fue como un recopilatorio de las señas de identidad del estilo de la Época de Swing, con la cantante Madeline Greene y el grupo vocal, Three Varieties.        

En septiembre de 1942, Hines perdió a uno de sus músicos más importante, el trompetista, George Dixon. Tres meses más tarde, el saxofonista Budd Johnson hacía lo propio. Hines se encontró con un gran problema en un corto período de tiempo. Para suplir tales bajas contrató al trompetista Dizzy Gillespie el 15 de febrero de 1943 y al saxo alto Charlie Parker unas pocas semanas más tarde. En marzo, la vocalista de la banda Madeline Greene dejó a la formación y fue sustituida ese mismo mes por Sarah Vaughan.

Earl Hines estaba preparando la gira que todos los veranos realizaba por el Sur del país. La del año anterior había sido muy problemática debido a distintos disturbios raciales que se produjeron en varias ciudades en las que estaban actuando. Cuando le comunicó a Eckstine que la nueva tournée empezaba en agosto, él se negó a volver al Sur. El vocalista lo recordaba así:

“Yo llevaba prácticamente cinco años con Earl. Me dijo que volvíamos al Sur otra vez, y yo le dije: “¡Al Infierno no! Yo no volveré al Sur nunca más, Earl. Me acabo de casar. Pienso que me voy a quedar por Nueva York y trabajaré en la calle 52”. Se lo comuniqué al resto del grupo y nueve compañeros decidieron también abandonarlo. Entre ellos, Dizzy, Bird, Benny Harris y Shad Collins. Sarah no se fue en aquel momento, pero lo hizo un poco más tarde”.

Efectivamente, Eckstine se fue a buscar trabajo a la Calle 52, pero como trompetista. Se había enamorado de la música que salía de los instrumentos de Dizzy y de Bird y deseaba imitarles. El bebop estaba en plena ebullición y Billy se apuntaba a todas las “jam sessions” para tocar junto a sus ídolos y aprender. Una noche se le acercó Dizzy y le dijo algo así: “Es encomiable el esfuerzo que realizas todas las noches para convertirte en un buen trompetista de bebop, pero mi sincera opinión es que estás perdiendo el tiempo. Tú eres un gran cantante y ese es tu camino”.

Billy Eckstine le hizo caso a Billy y montó una banda de ensueño: Clyde Hart, piano; Oscar Pettiford, contrabajo; Shadow Wilson, batería; Connie Wainwright, guitarra; Dizzy Gillespie, Al Killians, Freddie Webster, Shorty McConnell, trompetas; Claude Jones, Howard Scott; Trummy Young, trombones; Jimmy Powell, Rudy Rutherford, saxos altos; Bud Johnson, Wardell Grey, saxos tenores; Thomas Crump, saxo barítono.
El 13 de abril de 1944, la banda e Eckstine entró por primera vez en un estudio y grabó tres temas para el sello De Luxe. Uno de ellos fue “I got a date with rhythm” composición del vocalista como los dos restantes.

El 2 de mayo de 1945, la orquesta de Eckstine grabó el tema “I love the rhythm in a riff” composición de Eckstine y del trombonista Jerry Valentine. Esta canción se convirtió en uno de los éxitos de la banda, sobre todo después de aparecer en la película titulada “Rhythm in a riff” de 1947 protagonizada por Billy Eckstine y su orquesta. En el video vemos al saxofonista Gene Ammons interpretando su “solo”.

No hay duda de que la orquesta de Eckstine, durante el par de años de existencia, se convirtió en la más “hot” del país y en la primera que tocaba bebop. Además, fue precursora de la que montaría Dizzy Gillespie o Woody Herman en un par de años.
Por la banda de Eckstine desfilaron los mejores músicos que se habían adherido a las nuevas e innovadoras tendencias musicales: Miles Davis, Art Blakey, Sonny Stitt, Fats Navarro, Cecil Payne, Dexter Gordon, Tadd Dameron… más los que he ido nombrado.
Dizzy Gillespie escribió este comentario en su autobiografía “To Be or not Bop” de 1979. “No existía ninguna banda que sonara como la de Billy Eckstine. Nuestro ataque era tremendo y tocábamos bebop. No existía ninguna banda como esa en el mundo”.
Es indudable que los músicos como Dizzy elogiaron sin paliativos a la formación de Eckstine. La opinión de los críticos fue muy diferente empezando por Leonard Feather. Eckstine no tuvo reparos en decir que el crítico le llenaba de mierda cada vez que actuaba y que su banda sonaba desafinada. También Feather debió de tener algún encontronazo musical con Louis Armstrong, ya que este cambió la letra de la canción “Stormy Weather” y en algunas actuaciones en directo la comenzaba así:

Ya sé la razón por la que no tenemos un “bolo” este viernes a la noche: / Leonard Feather / Hace continuamente todo lo indecible para que me sea complicado mantener unida a mi banda / diciendo mierdas sobre nosotros todo el tiempo”.

No hay que olvidar que el jazz moderno, el be bop, dio un brusco golpe de timón y marcó un rumbo por el que no navegaba la “corriente principal” y en sus primeras millas pilló con el pie cambiado a una buena parte de los músicos, críticos y aficionados.
Billy Eckstine se refirió a estos tiempos al cabo de los años:

“Nosotros tocábamos jazz progresivo, eso es lo que era. Una música muy elaborada. Nuestra banda no era comercial. Estábamos en la época equivocada. Era demasiado nueva. Y entonces un montón de esos que se autoproclaman “críticos” creyeron que eran una autoridad en aquello que nosotros estábamos haciendo y no tenían ni idea de lo que era. Por lo tanto, cada vez que tocábamos en cualquier sitio, pensábamos que habíamos hecho algo perverso”.

La orquesta de Billy Eckstine grabó una veintena de títulos para el sello De Lux y para National Recording. Ninguno de ellos se ha convertido en un gran standard de jazz, sin embargo, uno de ellos le marcó un rumbo a Billy por el que en esos días no navegaba.

El 2 de agosto de 1935 se estrenó en Estados Unidos la película “Every Night at Eight” producida por Paramount Pictures. En ella, la protagonista Frances Langford cantaba “I’m in the Mood For Love”, una de las seis canciones que compuso Jimmy McHugh con letra de Dorothy Fields, para el film. Este tema será uno de los grandes standards de la música norteamericana.

El 3 de diciembre de 1945, Billy Eckstine junto a su orquesta grabó el tema de McHugh y Fields y el titulado “Long long journey” escrito por ¡¡¡Leonard Feather¡¡¡
El single que salió con las dos canciones alcanzó unas cotas de ventas impensables, llegando al medio millón en un año. La canción que logró tal hazaña fue “I’m in the Mood For Love”.

Billy Eckstine se dio perfecta cuenta de por dónde debía encauzar su carrera profesional. Disolvió su orquesta de jazz y comenzó una carrera en solitario como vocalista en esa línea difusa entre el pop y el jazz e interpretando los standards de la música norteamericana, la música del Tin Pan Alley. El éxito fue absoluto.

Billy Eckstine siguió teniendo problemas con los críticos ya que le acusaron de venderse a lo comercial. Él les contestó:

“Algunos chupatintas dicen que he renunciado al jazz para ser comercial. ¿Quiénes sois vosotros para llamarme loco por el hecho de que quiera cuidar a mi familia? ¿Qué es lo que queréis que haga? ¿Queréis que termine en una maldita habitación de hotel con una botella de ginebra en mi bolsillo y una aguja en mi brazo y dejar que me encuentren tumbado allí? Entonces para vosotros sería inmortal, supongo. No tengo intención de trabajar para eso. Quiero cuidar a mi familia y darles las cosas que pienso que ellos se merecen.

Eckstine grabó en 1948 canciones como “Blue Moon” composición de Richard Rogers y Lorenz Hart y que se convirtió en el mayor éxito de la pareja. Además, tiene la peculiaridad de que la letra que le escribió Hart fue la única que no estaba destinada ni a un musical ni a una película. En 1950 grabó la composición de Victor Young con letra de Ned Washington titulada “My Foolish Heart” que formó parte de la banda sonora de la película del mismo título de 1949. La cantó en el film Martha Mears y estuvo nominada al Oscar como mejor canción. En 1951 grabó la canción “Life is just a bowl of cherries” compuesta por Ray Henderson y con letra de Lew Brown para que la cantara Ethel Merman en el musical de Broadway “George White’s Scandals of 1931″. Billy estuvo acompañado por la banda de Woody Herman acercándose mucho a la estética musical que él tuvo con su orquesta.
Con estas canciones y con otras muchas más Eckstein entró de lleno en el repertorio de Bing Crosby o de un joven Sinatra que empezaba su carrera en solitario después de dejar a la orquesta de Tommy Dorsey. Y Bill estuvo a su altura e incluso les sobrepasó en popularidad y profesionalidad varios años, como he comentado anteriormente.

Voy a irme al año 1985 y a Harlem. Al 50 aniversario del Teatro Apollo en el que la invitada de honor fue Sarah Vaughan y ella a su vez invitó a su gran amigo Billy Eckstine a compartir escenario, aunque fuese por breves momentos. Pero merecen la pena.

Duke Ellington en su autobiografía titulada “La Música es mi Amante” se reservó unas líneas para su amigo Billy Eckstine:

“Billy causaba sensación entre los noctámbulos de Broadway, la Calle 52 y Harlem. En el Nueva York de su momento fue una figura señera de la escena nocturna y a la última, un hípster a la antigua usanza. El más “cool” y además el más “hip” de todos, resultaba un poco excesivo para los que no estaban en la onda. Sus románticos escarceos con la melodía estaban estrictamente reservados para aquellos de nosotros que disfrutábamos con su semántica sensual… Billy es también originario de Washington, por lo que nos llevamos como uña y carne… Su estilo y su técnica han sido copiados hasta la saciedad por algunos de los recientes cantantes comerciales, pero a pesar de todos sus esfuerzos, él sigue siendo la referencia indiscutible”.

El Duke con esas elogiosas frases también nos descubre la razón del porqué le llamaron a Eckstine, “Mr. B”. Como nos ha relatado, Billy era todo un hípster y utilizaba camisas con el cuello muy alto (que también se vendían por separado) al que llamaban en los U.S.A., “Mr. B. Collar”. Y ese fue el motivo por el que a Billy Eckstine le apodaran “Mr. B”. (El diseñador de moda Karl Lagerfeld utilizó hasta el final de sus días un cuello “Mr. B”, que además se convirtió en una de sus señas de identidad),

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