Louis Armstrong: His «Hot Five» Y His «Hot Seven»

Original Tuxedo Jazz Orchestra
Fletcher Henderson Orchestra – Armstrong 3º izq.
Louis Armstrong & His Hot Five – Armstrong; Johnny St, Cyr; Johnny Dodds; Kid Ory; Lil Hardin
Louis Armstrong & His Hot Five; (Louis Armstrong & His Savoy Ballroom Five); Zutty Singleton; Mancy Carr; Jimmy Strong,; Fred Robinson, Louis Armstrong; Gene Anderson.
Louis Armstrong & His Hot Seven; Johnny Dodds; Baby Dodds; John Thomas; Louis Armstrong; Peter Briggs; Lil Hardin; Johnny St. Cyr
Louis Armstrong
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La familia Karnofskys
Louis Armstrong
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Louis Armstrong: His «Hot Five» y «Hot Seven»

A principios del siglo XX y en la ciudad de Nueva Orleans la estructura de las jazz bands (o ragtime bands), estaba formada, por lo general, entre cinco y ocho instrumentistas repartidos entre la sección melódica y la rítmica. La primera la componían uno o dos trompetistas o cornetas, un trombonista, un clarinetista y algunas veces un saxofonista. La trompeta o corneta era, mayoritariamente, el instrumento líder, el que exponía la melodía con sus correspondientes variaciones. La misión del clarinete consistía en adornarla con un contra canto y el trombón jugaba con las notas fundamentales de los acordes. Estos tres instrumentos formaban una polifonía donde no sobresalía ninguno de ellos. Una de las características del temprano estilo de Nueva Orleans consistía en que los músicos de la sección melódica tocaban todos para todos, no existía, por así decirlo, un solista que destacara sobre el resto de los músicos.
La sección rítmica estaba formada por la batería que marcaba el ritmo, la guitarra o el banjo que exponían los acordes y por la tuba (o el contrabajo) que perseveraba en las notas fundamentales de la armonía a la vez que sostenía el pulso de la formación. A estos instrumentos se les unió el piano con una función prácticamente similar a la de la guitarra.
Durante la interpretación de una canción se solían intercalar breaks (toda la banda se paraba durante unos segundos y un instrumento improvisaba unas pocas notas) que eran muy apreciados por el público asistente.
Un ejemplo de lo anteriormente expuesto lo podemos escuchar en el tema Black Rag por la Original Tuxedo Jazz Orchestra y grabado 23 de enero de 1925. Sus músicos son: “Papa” Celestin, “Shots” Madison, cornetas; William Ridgley, trombón y compositor del tema; William Thoumy, clarinete; Manuel Manetta, piano; Simón Marrero, contrabajo; Abby Foster, batería.

Louis Armstrong llevaba, a finales de 1925, un año en las filas de la orquesta de Fletcher Henderson – la más importante big band del país – cuando su esposa Lil le llamó desde Chicago y le dijo: “He formado un grupo con el trombonista Kid Ory, el clarinetista Johnny Dodds, el banjoista Johnny St. Cyr, y yo al piano. También he conseguido que la discográfica Okeh nos grabe. Solamente te estamos esperando a ti. ¿Quieres venir?”.

Armstrong abandonó a la banda de Henderson y fue a reunirse con sus compañeros en la ciudad de Chicago. Esta decisión se convirtió en el punto de partida del grupo liderado por el trompetista y conocido como The Hot Five. Esta formación estuvo activa de 1925 a 1927 y de 1928 a principios de 1929. The Hot Seven de Armstrong estuvieron presentes exclusivamente durante el mes de mayo de 1927. Ambos grupos fueron creados con el único propósito de grabar discos (realizaron dos actuaciones en directo a petición del sello Okeh a modo de presentación).

“Louis Armstrong and His Hot Five” (1925/1927) entraron en los estudios de la discográfica Okeh en Chicago en una docena de fechas diferentes y dejaron grabadas 31 canciones. Los músicos fueron: Louis Armstrong, corneta y voz; Lil Hardin, piano y voz; Johnny St. Cyr, banjo; Kid Ory, trombón; Johnny Dodds, clarinete. En las sesiones del 10 y del 12 diciembre de 1927, el guitarrista Lonnie Johnson se unió al grupo, aunque este no cambió su denominación.

El mismo grupo (1928/1929) llamado también Louis Armstrong and His Savoy Ballroom Five realizaron nueve sesiones para Okeh grabando 20 canciones. Los músicos fueron: Louis Armstrong, trompeta; Earl Hines, piano; Mancy Carr o Dave Wilborn, contrabajo; Zutty Singleton, batería; Fred Robinson, trombón; Jimmy Strong o Don Redman, clarinete. (La formación es de seis músicos).

“Louis Armstrong and His Hot Seven” realizaron cinco sesiones para Okeh donde dejaron grabadas 11 canciones. Los músicos fueron: Louis Armstrong, trompeta, voz; Lil Hardin, piano; Baby Dodds, batería; Johnny St. Cyr, banjo; John Thomas, trombón; Johnny Dodds, clarinete; Peter Briggs, tuba o contrabajo.

Un buen número de historiadores consideran que las grabaciones de “The Hot Five” y “The Hot Seven” son las más importantes de toda la historia del jazz. Ambos grupos dejaron una amplia almohada sonora donde descansa la historia del arte del jazz. Algunos estudiosos dan un paso adelante y afirman que sus partituras conforman la Piedra Rosetta del jazz.

Lo cierto es que, Armstrong se convirtió en el primer músico que desarrolló el solo improvisado dando, por lo tanto, un paso cualitativo y definitorio en el jazz, dando un paso de gigante, ya que hasta entonces los músicos tocaban todos para todos. Él acabó con el carácter colectivo de la improvisación y decidió irrumpir en primer plano, dejando al resto de los músicos la función de proporcionarle un fondo adecuado. Él se convirtió en el primer solista dentro del jazz y dejó el modelo para que los demás instrumentistas siguieran su ejemplo.
Todo ello está presente en Potato Head Blues uno de los mejores títulos grabados por “The Hot Seven”. Composición de Armstrong y grabada el 10 de mayo de 1927. En ella escuchamos dos “solos” del trompetista, uno del clarinetista Johnny Dodds y los “breaks” están presentes durante toda la canción.

Otra de las aportaciones importantes de Armstrong fue mostrarnos que no hay que atenerse a tocar las notas en el tiempo riguroso que marca la partitura, sino que estas pueden atrasarse o adelantarse a criterio del solista con el objetivo de la creación del swing. Louis nos enseñó las características que debe de poseer el fraseo en el jazz.
El escritor norteamericano Robert George O’Meally especialista en jazz y en la cultura afroamericana nos ilustra con un curioso ejemplo el fraseo de Armstrong: “Si el tiempo lo marca el latir de las ruedas de un tren a una velocidad constante deslizándose sobre los rieles, Armstrong es un pájaro bailando en la brisa reinante, ahora se encuentra justamente delante del tren, ahora justamente detrás, ahora aterriza sobre uno de los vagones y camina firmemente durante unos instantes antes de retomar el vuelo una vez más”.

Una especie de leyenda rodea la historia de la canción titulada Heebie Jeebie composición del saxofonista y violinista Boyd Atkins. El 26 de febrero de 1926, Armstrong y sus “Hot Five” estaban a punto de grabar el mencionado tema de forma instrumental en el estudio cuando el ingeniero de sonido les sugirió que teniendo un vocalista podían tratar de ver cómo quedaría una versión cantada. A Armstrong le gustó la idea y se fue a una esquina del estudio, se sentó y de forma apresurada escribió varias frases. Ensayaron la canción con la letra incluida un par de veces y decidieron grabarla. Mientras Armstrong estaba cantando el papel donde había escrito la letra se le cayó al suelo y por no arruinar la toma empezó a cantar sílabas sin sentido.
Lo que cantó Armstrong fue lo siguiente:

Mira, yo me enrollé con el “Heebies”, digo el “Jeebies”
Estoy hablando del baile, del “Heebies Jeebies”
Hazlo, porque hay gente, porque es algo agradable y me produce alegría
¿Dices que no lo conoces? ¿que no sabes cómo bailarlo? No te preocupes
Alguien te lo enseñará, ven y báilalo. Lo llaman el baile del “Heebie Jeebies”
Si, mama, papa baila el “Heebie Jeebies”
Yi, du, bam, tiru, tiruri tiru, do do deo…
Mira, ven ahora y baila esta danza, la llaman “Heebie Jeebies”
Dulce mama, papa está bailando el “Heebie Jeebies”

No hay duda de que es una bonita historia para recrear el nacimiento del scat. Demasiado bonita para ser cierta.
Nunca sabremos quién fue el verdadero padre del “scat”, quién sabe si esa peculiar forma de cantar se debe a un desconocido músico callejero, a uno de esos que por las piruetas que da la vida nunca aparecen en enciclopedia alguna, aunque su desconocida aportación al mundo de la música lo pueda merecer. Lo que sí sabemos es que Armstrong fue el primero que plasmó el “scat” en una grabación. Además, con la interpretación de “Heebie Jeebies” Armstrong pudo mostrar a la audiencia sus dotes como cantante, algo que intentó sin éxito en las dos bandas en las que había pertenecido hasta el momento.

“Yo puedo intuir que esos Big Boys, Joe (Oliver) y Fletcher (Henderson) tenían miedo de que si yo empezaba a cantar eso arruinaría su reputación de cara a su público. Ellos no sabían que yo había estado cantando toda mi vida. En iglesias, etc. y que había pertenecido a uno de los más populares All Boys Quarters vocales que pateó todas las calles de Nueva Orleans. El canto estaba más introducido en mi sangre que la trompeta. Cuando de adolescente fui el “chico para todo” de la familia Karnofskys, yo me emocionaba todas las noches cuando mamá Karnofskys tomaba al pequeño David en sus brazos y cantaba una nana rusa. Todas las noches esperaba con ansiedad unirme al canto de papá y de mamá con el niño en sus brazos”.

Louis Armstrong se vistió de largo como vocalista cuando grabó el 3 de mayo de 1929, acompañado de sus Savoy Ballroom: Louis Russell, piano; Pops Foster, contrabajo; Paul Barbarin, batería; Lonnie Johnson, guitarra; Eddie Condon, banjo; J.C. Higginbotham, trombón; Albert Nicholas, Charlie Holmes; Teddy Hill (saxos). El tema fue el titulado I can’t give you anything but love una canción popular del Tin Pan Alley compuesta por Jimmy McHugh con letra de Dorothy Fields.
La canción se estrenó en el show The Blackbird Revue en Les Ambassadeurs Nightclub de Nueva York el 4 de enero de 1928. La revista obtuvo tanto éxito que el local se quedaba pequeño todas las noches. Su productor Lew Leslie decidió llevarla a los escenarios de Broadway donde la estrenó el 9 de mayo de 1928 permaneciendo en cartel durante 518 representaciones bajo la denominación Blackbirds of 1928.

Sobre la autoría de “I can’t give you anything but love” surgieron rumores desde un principio en el sentido de que la melodía la había compuesto Fats Waller y al ser este un manirroto que nunca tenía dinero se la vendió por $500 a Jimmy McHugh. Andy Razaf, que había sido el letrista favorito de Waller, recibió la visita de la viuda del arreglista Don Redman a principios de 1970 mientras se encontraba en el hospital. Ambos estuvieron rememorando tiempos pasados y una de las cuestiones por la que la viuda de Redman se interesó fue conocer si Razaf tenía su letra favorita, ese trabajo del que se sentía especialmente orgulloso. La viuda se quedó muy sorprendida ya que Razaf le respondió: “I can’t give you anything but love”.

Louis Armstrong con una voz cavernosa, arenosa, áspera, que rompía con todos los cánones que deberían estar presentes en el registro vocal de todo buen cantante, consiguió una importante parcela en la historia del jazz – quizás más grande que con su trompeta – que conservó hasta el final de sus días.
A Armstrong le atrapó y le empapó, desde siempre, la rica tradición musical vocal de Nueva Orleans: arias operísticas, canciones tradicionales étnicas, grupos vocales callejeros, melodías populares del Tin Pan Alley, música eclesial, blues, minstrel songs… toda esa información ocupó su lugar en la mente del artista que la procesó y el resultado fue el identificable arte vocal de Armstrong.

De todas las canciones que nos dejaron Louis Armstrong y sus “Hot Five & Seven” la que aparece indefectiblemente en todas las enciclopedias y tratados sobre el jazz es la titulada West End Blues compuesta por King Oliver en 1928. El “West End” a que alude el título de la canción se refiere a la última parada del tranvía que unía los 50 kilómetros que separaban el centro de Nueva Orleans con la parte oeste más alejada del lago de agua salada Pontchartrain ubicado al norte de la ciudad

Louis Armstrong interpretó una introducción sin acompañamiento en “West End blues” que ha sido justamente alabada durante años como una de las aportaciones musicales más importantes en la historia del jazz. Con esa breve introducción de doce segundos, de doce asombrosos segundos, el trompetista marcó nítidamente el camino por donde debía de encauzarse el jazz, aparte de mostrar al mundo, en esos pocos instantes, el pleno dominio de un instrumento y el concepto de la improvisación en el jazz. Louis, además dejó claro con estas notas que el jazz no era una música creada solamente para entretener ni tampoco era simple folclore, aunque sus raíces sí lo fueran. Armstrong elevó varios e importantes centímetros ese listón que mide lo que es y lo que no es arte, adelantándose en varias décadas a la llegada del jazz moderno que quiso evitar a toda costa que su música fuera tachada de comercial y de bailona.
Louis Armstrong and His Hot Five (Louis Armstrong and His Savoy Ballroom Five) grabaron “West End Blues” el 28 de junio de 1928.

Un cúmulo de circunstancias hicieron posible que el big bang del jazz se produjera en Nueva Orleans. Ese nuevo universo cambiante tuvo a su primer visionario en la figura de Louis Armstrong junto a sus “Hot Five” y “Hot Seven”. Armstrong precisó los elementos principales del jazz: el swing, la improvisación y el fraseo musical. Estos tres elementos se irán expandiendo en el curso del tiempo dando lugar a las diferentes expresiones del jazz.

Louis Armstrong no inventó el jazz, aunque anduvo muy cerca de hacerlo. Lo que sí logró fue darle un vocabulario con el que consiguió convertirlo en la expresión artística más genuina de su país. Ejerció una total influencia en toda la música que vino después y no hay ningún músico de jazz que no lo reconozca.

“Si los historiadores tuvieran que elegir a un individuo que personificara la cultura americana del siglo XX, la candidatura debería de recaer sobre el músico de jazz, Louis Armstrong”.

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